viernes, mayo 26, 2006 

Très joli(e)

En su lugar he ido al gimnasio, la tercera vez esta semana algo que no ocurría hace casi siete meses. Como apagué mi móvil no pude ver el sms de Marta para ir al Macuf a ver la exposición de Ibarrola pero quedamos para jugar al trivial del “Bagdad Café”.Me vino a busca Alex y fuimos a cenar unos kebabs al Kosmic Kebab donde cada vez disfruto más de la comida y la amabilidad del camarero turco-alemán que levanta pasiones y que sería perfecto protagonista de una película de Fassbinder.
Apareció Marta con una amiga francesa, compañera de clase de baile. Ya me había hablado de ella y me dijo que le gustaba para mí. La verdad es que la primera impresión fue muy buena, no sé si era su mirada, su forma de hablar o simplemente que fuera una auténtica francesa; recordando el mito personal adolescente cuando estudiaba francés y soñaba con los amores de una mujer francesa.
Lamentablemente la partida de trivial se suspendió e improvisamos subiendo al Baobar. Nos lo pasábamos bien pero todo cambió cuando Alex se fue y fuimos al Cachivache donde las chicas habían quedado con más gente. No soportaba los chistes baratos del chico que tenía a mi lado que además gritaba mucho. Como el plan era quedar para ir a bailar latino para demostrar sus clases y no era mi especialidad, por no decir que ni sabía ni quería, decidí dejarlos allí despidiéndome con un cursi beso en la mano de la chica francesa (siempre quise hacerlo).
Tocaba recoger el testigo de la carrera de relevos en la que participo como convidado de piedra desde hace varias semanas. La entrega era en el Patachím, podría haber rehusado y quedarme con la francesa pero preferí una retirada a tiempo. Saludos de rigor y el viaje al Contempopránea como centro de todas las conversaciones. Llegó Javi con otro Alex y comencé una ingesta sin fin de cervezas entre muchas risas intentando saber de quién eran parte de las canciones clásicas del repertorio del lugar que nos sabíamos de memoria pero desconocíamos los autores.La cosa fue degenerando, comencé a fumar, síntoma claro de que ya voy bastante ciego y me quemaron el brazo con un pitillo que ni sentí. Conocí más gente nueva: un habitual del cgai, el doble de Dani Garuz y una chica futura integrante de la caravana coruñesa hacia el Contempopránea.
Me dejé convencer para ir al Playa donde la gente se fue moviendo y me quedé aislado. Entre la multitud se abrió un espacio y pude ver una chica de esas que te comen con patatas: más de uno ochenta, lo suficientemente grande, sexual y explosiva para ser intocable y convertirse en heroína de un comic machista. Si usara nuestra jerga diría que es “una auténtica RDA pero algo femenina”. El caso es que enfocó su mirada hacia mi zona y un chico de casi uno noventa y mucho más joven que yo me miró y me dijo: “que miedo tío, has visto?, ésa me come”, asentí con la cabeza y le dije que si no iba él vendría ella y, acto seguido, la chica atravesó los escasos cinco metros que nos separaban y lo atrapó. Me quedé viendo el primer asalto de la mantis religiosa hasta que me cansé del espectáculo y me dio tal bajón que no bailé ni escuchando el “Da Funk” de Daft Punk. Me fui al baño buscando el agua milagrosa que me recuperara pero fue imposible y me marché para casa sin saber nada del resto. Por si me buscaban les mandé un sms en cuanto llegué a casa.

 

Something for the weekend

Al final lo he pensado mejor y no he ido al Festival do Norte. Tener que ir solo, ante la baja de Tóni, suponía conducir de noche o bien viajar en tren y alargar la noche hasta coger el primero de la mañana siguiente. Teniendo en cuenta que la entrada valía 40 euros y tendría que añadir otro tanto por el viaje, la comida y la bebida era demasiada paliza para solo ver a los cuatro últimos grupos.
Analizándolo aún más fríamente iba a hacerlo todo por The Divine Comedy puesto que a Nacho Vegas ya lo había visto tres veces, a los Echo & The Bunnymen les reconocía su talento pero no estaban entre mis favoritos y a Cycle los utilizaría para bailar de lejos “Confussion” porque no soporto la chulería madrileña de La China Patino. Demasiado sacrificio para ver a un Neil Hannon que me encantó y sorprendió en el Fib de hace diez años pero que había enfriado su talento en sus últimos discos.
Espero que mis amigos acreditados, sr.atlántico y mr.penguin village, no me pongan las uñas largas por habérmelo perdido.

jueves, mayo 25, 2006 

Gestos y palabras

Ha sido uno de esos días aparentemente triviales donde no ha pasado nada del otro mundo pero que, sin embargo, recordarás durante mucho tiempo. La razón es bien sencilla, un simple gesto, en este caso una simple palabra hace que todo sea perfecto.
Por estas fechas la gente anda algo histérica con las declaraciones de la renta y a mí me toca soportar el papeleo de mis padres siendo el mensajero y recadero de papeles sin firmar o ya firmados.
Esta tarde antes de salir del curro me llamó mi padre para que pasara por su casa para dejarle y recoger unos papeles y revisar los equipos que se estropearon por una bajada de tensión y que tiene que llevar a reparar. Como siempre mi padre te pide las cosas con un “cuando puedas”aunque en realidad quiere que “lo hagas ya”.Vamos que me pasé por allí después del trabajo y le solucioné todo, le llamé para decírselo y fue en ese momento cuando sucedió algo inaudito en nuestra relación: me dijo “gracias”.Es algo que no sale de su boca, de hecho me sonó tan raro que le pedí que me lo repitiera por si había oído mal y lo volvió a decir. Se supone que tienes que hacer las cosas porque entra dentro de tus obligaciones como hijo, sobre todo si aún te sigue manteniendo por lo que las expresiones como “gracias”, “por favor” o “enhorabuena” no tienen sentido.
Nada más colgar el teléfono me invadió una sensación de euforia que no se me quitó en lo que restaba del día. Así subí a casa de Marta para ver el capítulo de “House” que nos faltaba por ver, regresando a casa a las nueve porque ella se iba a clase de baile.
Cuando llegué no me esperaba que con mi madre me pasara algo parecido que con mi padre. Me pidió que le consiguiera cita para lo de la renta por internet porque llevaba toda la tarde llamando por teléfono y no le cogían. Entré en la página de Hacienda y se me ocurrió preguntarle si quería que le hiciese la declaración por internet, le pedí su borrador y lo rectifiqué incluyéndole la pensión que le pasa mi padre y el faltaba por meter. Continué con el proceso hasta el final y no me llevó más de cinco minutos, muy poco tiempo y esfuerzo para una gran recompensa: ver su cara de orgullo, recibir su beso y sus palabras de agradecimiento.
Con el paso de los años la relación con mi padres se ha ido enfriando, los besos se fueron convirtiendo en algo mecánico y dejaron de ser imprescindibles, las discusiones se multiplicaron por cosas absurdas y los buenos momentos empezaron a escasear. Aún así considero que mantenemos una buena relación a pesar de que me sigan tratando como un niño.
Tras esta descarga familiar y sentimental me invitaron a ver “Ecce Bombo” de Nanni Moretti, lo que convirtió la tarde de hoy en una especie de bucle en dos partes “ejercer de buen hijo” vs “sesión catódica-con-comida-en-casa-de-una-amiga”.
No había visto ninguna película de Moretti de su primera época (cuando no llevaba barba) y comprendí que su estilo tan peculiar no era fruto de su madurez si no que ya estaba presente desde sus comienzos. Resultó muy agradable, incluso puede que la compre o pida una copia.
Para finalizar este día de tantos gestos me llevé otro para casa, la mirada ilusionada y feliz de alguien que te cuenta que lo han felicitado por hacer algo que le gusta.

miércoles, mayo 24, 2006 

Portugal y Lenin

Curiosa mezcla que me sirve como título para comentar los dos documentales de Joaquín Jordá vistos en el Cgai. El primero se titulaba “Portogallo Paese Tranquilo” y es un retrato del régimen fascista más largo del siglo pasado a través de la mirada del pueblo portugués. Conocía la historia muy por encima por lo que me resultó más que interesante a pesar del cansancio, la nueva falta de costumbre de ir tanto al cine y los dobles subtítulos me causaran momentos de visión borrosa y cuello hacia abajo (recurso utilizado para no decir que me hubo alguna cabezadita).
Al segundo documental ya estuve más atento, era “Lenin Vivo” del mismo director. Se nutre de imágenes de archivo y de fragmentos sonoros de Lenin para contar toda su trayectoria vital y política contextualizando cada momento histórico con la época actual.
La figura de Lenin daría para un extenso post ya que durante mi adolescencia intenté posicionarme políticamente antes de votar por primera vez y para ello estuve leyendo a Marx, Lenin o Kropotkin cuya obra “La conquista del pan” me marcó profundamente y es uno de los libros de cabecera que intento conseguir desde aquellos años.

Lo dejo aquí que quiero ver el primer programa de “Carta Blanca” con Elvira Lindo y después a ver (o a grabar) a Jeanne Moreau en “Estravagario”.

martes, mayo 23, 2006 

Regreso a mi mismo

Un nuevo 23, un nuevo aniversario del blog.
Este mes ha sido muy importante para mí.
En el plano laboral me han encargado un proyecto interesante.
En el plano físico voy recuperando las formas tras varios meses de dejadez.
En el plano sentimental estoy en auge, conociendo a gente interesante y pasándomelo en grande de nuevo con los amigos que vuelven.
En el plano familiar he cuidado de mi madre cuando estaba enferma, he ido retomando la relación con mi hermano y he aguantado sin discutir unas vacaciones con mi padre.

Quizás no he ido al cine tanto como hubiera podido aunque incluso, éso también sea bueno.

domingo, mayo 21, 2006 

Larga caminata

Conseguí dormir ocho horas, bajé a tomar un café y leer el periódico y me pasé por el stand de Intermón para ver cómo tenían montado este año "El día para la esperanza". Le llevé el periódico a mi madre y cogí los papeles de Hacienda para que mi padre los viera y se los llevara a su asesor para comprobar mi declaración y la suya no tenían incongruencias fiscales.
Cerca de las ocho quedé con Marta para ir hasta casa de Bea, mitad de camino en bus y la otra mitad a pie. Me contó lo de la actuación anoche de Quequé en el Playa. Cuando íbamos por el Milenium nos llovieron agua y piedras, menos mal que fueron unos segundos porque me quité mi chaqueta de terciopelo negro para guardarla debajo de mi camiseta y protegerla del aguacero.
En casa de Bea genial, contándonos su viaje a Canarias y el bautizo de su sobrina con las fotos subsiguientes. Luego sacó licor de platano canario que hizo que me dejara fotografiar con un gorro y un foulard que pasará a ser mi imagen en sus móviles.
Pasadas las diez Marta y yo regresamos, esta vez en bus pero también fue algo extraño porque nos subimos en la parada equivocada y a los cinco minutos volvió a pasar por casi el mismo sitio donde se subió una señora de la que nos habíamos reido porque no le dio tiempo a coger el bus. Ahora era ella la que se reía de nosotros.
Quedamos en llamarnos esta semana para ver la exposición de Ibarrola en el Macuf.

sábado, mayo 20, 2006 

Eurovisión y clases de baile

Después de la sesión de cine que me dejó más cansado de lo que estaba me pasé un par de horas escribiendo y bajándome música. Luego me llamó Álvaro y quedamos para una sesión de tapas, nos invitaron a ver Eurovisión por lo que nos pasamos por el Bombilla (rico, rico de nuevo) y A Casa da Moura (cada vez más penosas las tapas).
Subimos a la fiesta eurovisiva que tenía de todo, unos con ganas de que sonara el móvil para marcharse y otros encantados puntuando a los países e incluso mandando un sms para apostar. Solo pude ver la mitad de los grupos pero aposté fuerte por Croacia que mezclaba lo tradicional con lo verbenero con una cantante de “labios de los que se llevan ahora” (Beatriz Pecker dixit) y una coreografía digna de reproducir horas más tarde como un chiste privado aunque al final nos cortamos. De las del tomate azucarado mejor no decir nada, simplemente apostamos en que puesto quedarían y ganó la única chica presente. La arriesgada apuesta orco-metalera finlandesa se llevó el triunfo sin que ninguno de los presentes apostáramos por ellos demostrando que, alianzas políticas y bolsa de emigrantes aparte, dicho concurso nos sorprende cada año. Rompiendo moldes que harán de la edición siguiente una revolución.
Decidimos quitarnos ciertas dosis de pasteleo musical tomándonos algo en el Patachím que sirvió para despedirnos de Álvaro y que se perdiera mi triunfo como profesor de baile de una rubia pija que se hacía la tímida y no sabía bailar el soul supremo. Menos mal que no le tuve que enseñar a bailar el monográfico de los Pixies que llegó después.
Me sorprendió que alguien arrítmico como yo le dé clases de baile a alguien y, por otro lado, me demostró que estoy en un momento físico y mental tan optimista que transmito tan buen rollo que me hace volver a estar en el mercado de la carne sin que signifique que estoy de oferta y me pueda ir con la primera que baile a mi lado.
Estaba tan cansado y me dolía algo la espalda por lo que pasadas las tres me fui para casa, previo paso por el avituallamiento para tomar unas empanadillas entre pies de calcetines con agujero y manos bonitas que se dijeron hasta luego al llegar al primer portal.

 

Cortos políticamente incorrectos (II)

Una mañana bajo las sábanas resacosas dio paso a recoger los restos del diluvio y salir hacia casa de mi tía para comer unas truchas tan pequeñas y sabrosas como ilegales.
La tarde podía ser propicia para una doble sesión de cine en el Cgai pero me bastó con la primera. Era una nueva sesión de cortos de dibujos animados de la colección de IB.
Están empezando a cansarme dichas sesiones, sobre todo por ese ridículo afán de protagonismo y desconsideración con el público fiel que le lleva a elegir cortos ya vistos en otras sesiones organizadas por el mismo Ignacio Benedeti.
Esta vez no lo pude soportar y cuando repitieron uno me levanté al servicio para mojarme la cara porque se me caía la cabeza. Además la temática comienza a cansar, es lo mismo de siempre: los negros ridiculizados; unas dosis de crítica política previa a la segunda Guerra Mundial centradas en Hitler y con pequeñas dosis de Stalinismo, Mussolinismo (¿de Franco y Salazar no hay cortos?) y de caricaturas niponas sin olvidar la cuota dedicada al maestro Tex Avery.
Estoy tan aburrido de todo esto que paso de comentar cada corto, empezando porque el primero tuvo problemas de proyección y nos quedamos sin saber quién ganó la carrera.
Me limitaré a cortar y pegar el programa (quitando el corto repetido) a continuación:

The Old Plantation (1935)
Dirección, producción: Hugh Harman e Rudolph Ising.

Sunday Go To Meetin’Time (1936)
Dirección: Friz Freeleng. Producción: Leon Schlesiger.

Jasper And The Watermelons (1942)
Dirección, produción: George Pal.

Tokyo Jokyo (1943).
Dirección: Norman McCabe. Producción: Leon Schlesinger.

The Ducktators (1942)
Dirección: Norman McCabe. Producción: Leon Schlesinger.

A Lectura on Camouflage (1944)
Dirección: Chuck Jones. Producción: US Army.

Booby Traps (1944)
Dirección: Bob Clampett. Producción: US Army.

Russian Rhapsody (1944)
Dirección: Bob Clampett. Producción: Leon Schlesinger.

Herr Meets Hare (1945)
Dirección: Friz Freleng. Producción: Leon Schlesinger.

Uncle Tom’s Cabaña (1947)
Dirección: Tex Avery. Producción: Fred Quimby.

viernes, mayo 19, 2006 

Friendly Friday

Ayer me acabé acostando a las dos y llegué casi media hora tarde a trabajar, no hubo bronca porque los viernes suelen retrasarse mis superiores, pero estoy cogiendo el vicio de tomarme veinte minutos cada viernes que puede ser muy peligroso.
Fue otra jornada productiva que me hace recuperar el ánimo y estar esperanzado para las semanas siguientes. Al salir de trabajar, a los pocos metros me encontré con Tonecho que estaba esperando en su coche. Se iba en unos minutos hacia Madrid a pasar unos días. Fue uno de los primeros encuentros de los muchos de ayer.
Unas horas más tarde quedé con Álvaro, primero se pasó por casa para grabar los discos que le faltaban y luego salimos juntos hacia el “Bombilla” a tomar unas tapas. Se nos unió Juan en nuestra siguiente parada “A Nova Pataca”. No sé si por ayer nuestro listón gastronómico estaba demasiado alto pero las tapas de hoy no me convencieron.
El estómago agradeció algo dulce para terminar comprado enfrente de la Rochester donde tocaba disfrutar de una buena cerveza, recordando viejos tiempos elegí la Grimbergen. Continuamos recordando viejos tiempos en el Canal St donde entre la poca gente había una mesa de unas diez chicas entre las que distinguí a María, amiga que fue casi una hermana, que me contó que lo había dejado con José, comprendí porque tenía tanta compañía, necesitaba sentirse arropada.
Como Juan se iba a ir temprano fuimos acercándonos a su casa, nos tomamos la última en su compañía en el de la cuesta de Ramón del Cueto, sigo sin saber su nombre (puede que sea la “Cantina”) pero cada día me gusta más.
Nosotros subimos hasta el Polvorín que estaba lleno de gente conocida: la cada vez más fascinante camarera Begoña, Magda la amiga de Xurxo y una chica de nuestro pasado que le gustaba a muchos. Como ya llevábamos bastante alcohol era necesaria una pausa etílica, yo opté primero por un café y en la segunda ronda un descafeinado.
No teníamos noticias de nadie más porque soy de esos que nunca se acuerda si quedé de llamar yo o me tenían que llamar a mí, por lo que jugamos sobre seguro y fuimos hasta el Patachím. No esperábamos tal recibimiento. Abrimos la puerta y nos dimos de bruces con Carol que estaba con Anita y Patricia,unas cuantas preguntas y respuestas para explicar cómo nos conocíamos todos los presentes y el buen rollito de ahorrarse las presentaciones y fases subsiguientes. Pasamos más tiempo hablando que bailando, llegó más gente conocida y viejos mitos (ya le contaré a Sergio a la chica que vimos).
Patricia se encontraba mal y se iba para casa, nosotros dos queríamos ir a otros sitios así que nos fuimos juntos, la acompañamos un rato y fuimos al Desquite donde no paré de bailar hasta que casi se queda vacío. Más gente conocida como la camarera de la Gloira o una paulista amiga de Patricia y su grupo de amigas bastante interesantes.
Para rematar fuimos al Mardigras donde volví a bailar sin parar viendo como alguna chica del grupo anterior se acercaba peligrosamente cuando lo único que me quedaba en los bolsillos era un preciado sugus de piña. Demasiado patético para intentar algo que parecía muy claro. Salimos y llovía a cantaros, volvimos a entrar un rato para ver si paraba pero cuando salimos de nuevo seguía igual por lo que cada uno siguió su camino por ver quién se mojaba más. No sé quién de los dos ganaría pero yo parecía que me había bañado. Casi no recordaba esa sensación de empaparse entero y me gustó.

jueves, mayo 18, 2006 

Cristina Rosenvinge

Posiblemente hace algunos años no se me hubiera ocurrido ir a un concierto de esta chica y menos pagando 15 euros por ello. Pero gracias a Internet puedes devorar la discografía completa días antes y convencerte de que merece la pena probar.
Tenía por casa un vinilo de “Alex y Cristina”, menudas pintas y como acabaron uno con Martina Klein y otra con Ray Loriga, lo más in de sus respectivos mundos.
Abrieron las puertas puntuales pero el grupo tardó en salir algo más de media hora, lo que aproveché para hablar de temas tan dispares como las asistencias técnicas o la belleza de las manos y los dedos.
Desde que salieron sabía que aquello iba a ser especial, cuando un órgano es el que ocupa el centro del escenario se presienten momentos muy sentimentales. Comenzó Cristina con su mirada miope y perdida de las que te llegan muy dentro, a desgranar los temas de su último álbum “Continental 62” entre mayoría femenina y una entrada muy digna para ser jueves. No sé en que orden pero sonaron: la que le da el título a su último disco, “White Hole” (con el delicioso ticky ticky ticky saliendo de su boca),” Window”,
“A Liar to Love” (que me recordó a Stereolab), “¿Quién me querrá?”(tema en la línea de LBV), “Toc Toc”(porque cantaba ella si no me parecía estar escuchando a mis queridos Tirdensticks) o “Nickel Song”(no estoy seguro de que la cantara).De otros discos tocó varias de la que reconocí “King Size” del “Foreign Land”.
Se notaba la comunión entre público y grupo porque aunque Cristina pusiera nombre, composición y voz, le acompañaban dos excelentes músicos que se entendían con una simple mirada. Todos estábamos pasándonoslo en grande.
Fruto de aquella mágica conexión fue un final espectacular, hizo dos bises de un tema cada uno. En el primero nos premió con una canción inédita que llevaban poco ensayándola, creo que se titulará “Instigating Love” y era deliciosa. Ya nos había llegado hasta muy dentro pero con el último tema acabó por ponernos definitivamente la piel de gallina. Era “Teclas Negras”.
Ni que decir tiene que cuando llegó a la parte en que canta:

“¿Te acordarás del día que nos vimos en la filmoteca? Tú ibas a ver “Pierrot le fou”,yo “Tout va bien” por vez primera, llovía, y la Plaza Mayor me pareció otro planeta”

...casi se me llenan las bolsas de los ojos de lágrimas, estuvo a punto de caerme alguna sin importarme tener al lado a alguien que con su mirada cómplice comprendía por lo que estaba pasando.

Podría haber sido distinto, podría haber escogido otro repertorio y cantar temas de sus primeros discos, canciones conocidas por todos y puede que bailadas pero el resultado habría sido muy distinto. No acabaríamos tomando la última en el Pata compartiendo la sensación de haber vivido un momento irrepetible, nos habríamos ido cada uno a su casa como si fuera un concierto más que mañana había que levantarse a las siete.

 

Lágrimas del pulpo

Tras una jornada de trabajo muy estimulante donde pude dedicar varias horas a la apartada norma ISO y una relajante sesión en el gimnasio estaba preparado para afrontar el resto del día con muchas ganas.
Había quedado con Álvaro y Juan en el Polvorín a las ocho pero antes tenía que ir a por las entradas para el concierto de Cristina Rosenvinge. La cosa pareció torcerse cuando mi acompañante me dijo que había ido a Portobello y no quedaban; decidí llamar a Noni’s pero no contestaban. La única opción era presentarse antes del concierto para conseguirlas en la taquilla.
Cuando iba de camino al Polvorín se me ocurrió una alternativa, pasarme por el Mardigras para ver si estaban ensayando y podía comprar unas entradas. Efectivamente se encontraban en pleno ensayo, me sentí privilegiado por disfrutar de aquel momento pero el chico me dijo que no tenía entradas allí aunque no habría problemas para conseguirlas porque en Noni’s no se habían agotado. Por lo tanto tema solucionado simplemente le agradecí su ayuda y le pregunté a que hora iban a abrir para no tener que estar fuera mucho rato.
Debía ponerme en contacto con la otra parte para darle las nuevas noticias y concretar la hora del encuentro pero por vía telefónica no era posible, me acerqué hasta su casa y tampoco contestaba, recordé que había ido a la compra por lo que la busqué por el Froiz y nada. Volví a su portal y apareció cargada con bolsas de Familia, fallo técnico a la hora de seleccionar donde buscarla. Le informé de todo y salí al encuentro de mis amigos que nada más llegar ya estaban dando cuenta de sendas tostas por lo que yo también pedí otra.
Fue el comienzo de una apoteosis gastronómica que tuvo su momento culminante media hora después cuando tomamos dos raciones de pulpo en el Fiuza que casi me hacen soltar las lágrimas de lo buenas que estaban con su aceite, su pan y el picante justo.
Suelo tomar pulpo la mayoría de las veces que como fuera con mi padre pero nunca me recuerda a éste que se te queda impregnado el sabor en el paladar como las comidas de antaño cuando los tomates sabían y los filetes no llevaban un litro de agua incorporado.
Embriagados por lo acontecido nos despedimos, Juan se fue a su casa y Álvaro me acompañó al lado del Mardigras a esperar por las segundas manos más bonitas del mundo.

miércoles, mayo 17, 2006 

Gunners vs Culés

Tras pasar dos tardes de rutas gastronómicas con Álvaro; el lunes compuesta por un helado en la Colón, una ración de calamares en El Serrano y un kebab en el Kosmic Kebab donde nos hizo gracia que el camarero cuando hacía la cuenta no le salía hasta que empezó a sumar en su idioma natural, el alemán y la cuenta cuadró.
Ayer fue algo distinta, primero quedamos para ver el capítulo de “Lost” e intercambiar nuestras últimas adquisiciones musicales y después estuvimos en el Polvorín, en el nuevo de la cuesta de Ramón del Cueto y nos llevaron a un sitio excelente de tapas en la calle San José donde casualmente nos rodeaba mucha gente patachinera.
Luego comenzaba la noche por el Soho, seguía por el Milk (sensación extraña sentirse tan mayor) y finalizaba en el Patachím donde ya me dolía todo. En un principio pensé que algo me había sentado mal hasta que recordé que el lunes había ido al gimnasio, la cosa estaba clara: eran agujetas. Aunque desde que un hipocondríaco como yo observa los diagnósticos del doctor House no dejo de pensar si será algo más raro que unas duras agujetas porque aparte de los dolores de espalda y piernas tenía retortijones.
Me costó dormir, siempre encuentro algún motivo nuevo para dormir mal y apenas hice nada reseñable durante la mañana. Comí con mi padre, mi hermano y su novia mientras que mi madre, mi tía y mi abuela se iban a la aldea porque le hacían un homenaje a un pariente lejano mío que fue profesor.
La tarde lluviosa no presagiaba ninguna salida hasta el partido de fútbol, la final de la Champions entre el Barça y el Arsenal que he visto con Álvaro y Juan en el OCM.
Bueno, en realidad Juan se ha ido en el descanso por motivos familiares pero nosotros nos quedamos hasta el final.
Si bien quería que ganara el Barça porque es uno de mis favoritos y además me gusta el juego que hace si perdía tampoco era un trauma porque el Arsenal es mi preferido de la Premier. Con lo cual ha salido perfecto, hubo emoción, ocasiones y goles. Una gran final.
Mientras escribo estas líneas he recibido varios sms y llamadas de conocidos culés o simplemente antimadridistas como yo que se han acordado de mí para celebrarlo.
Si mi blog tuviera banda sonora ahora sonaría “Etoo (su jugador favorito)” de La Granja o simplemente el himno del Barça.

¡Visca el Barça!

P.D: quién ha dejado un comentario en mi post anterior y que firma como "tetas duras" decirle que escribe demasiado bien para tener un nick tan vulgar y que si quiere que le siga el juego le diré que las mías son duras y verdaderas, pura genética, nunca me las he operado pero sería mejor que se identificase pública o privadamente.

domingo, mayo 14, 2006 

Secuelas

Me acosté sobre las cinco y media y no pude seguir durmiendo desde las once. Me desveló una desconsiderada llamada telefónica paterna desde el aparato más cercano a mi puerta, tan ruidosa como inoportuna. Intenté coger el sueño tirado en la cama hasta la una pero fue imposible. Además los vecinos del bloque pegado a mi habitación, dignos clientes de la supernanny, comenzaron a gritar a su hija que no paró de llorar como de costumbre.
Esas dos horas de lucha por recuperar el sueño dieron para reflexionar sobre todo lo acontecido y comprender que llevo demasiados meses durmiendo seis horas diarias y el cuerpo comienza a acostumbrarse y a pasarme factura.
Cada vez tengo más claro que debo abandonar los hogares paterno y materno e irme a vivir solo aunque sea a costa de fundirme todos mis ahorros para conseguir que nadie rompa momentos mágicos como el de hace unos días, escuchando a la Hardy cantar “Tous les garçons et les filles” mientras mis dedos y mis ojos siguen el capítulo siete de Rayuela.
Tenía poco apetito pero fui a comer con mi padre y mi hermano. Estaba planeando mi tarde cuando recibí diversas llamadas. Álvaro me llamó para bajar a tomar algo y nos dimos una vuelta bajo la lluvia hasta la Gloira donde cayeron dos rondas de tes moros.
Después deambulamos en busca de nuevas tapas y acabamos en La Barra donde degusté una ración deliciosa de mozzarella de búfala acompañada de albahaca y tomate natural.
Conseguimos hablar, por fin, y me contó las diferentes alternativas laborales y vitales que le depara el futuro próximo.
Lo dejamos pasadas las diez quedando en vernos mañana por la tarde. De camino a casa, encuentro con el chico de la bici y el periódico. Tras una larga conversación sobre amigas comunes me pidió el teléfono. Me hizo gracia el nombre que me puso “Pablo Fórum”(no solo del cgai vive el hombre) y me pregunté o intenté recordar mis otros nombres: “Pablete”, “Pol”, “Polpita”, “Pablis”, “Paolo”,”Pablo de Lucía”, o el reciente “Pablo Tarima”.Lo que me llevó a volver a pensar quién sería un nombre que tengo en mi agenda una tal “Sonia raquel” cuando esos nombres por separado no se conocen.

 

Retroalimentación 06

Quedé al filo de la medianoche en la puerta del Playa con Álvaro. Se sucedieron otras llegadas previstas o inesperadas como la de alguien que me saludaba desde dentro y ni mi miopía ni los cristales tintados del Playa me permitían reconocer. Cuando entré y la pude ver no daba crédito, era Xemma la prima de tres amigas del instituto. Ninguno de los dos conocíamos nuestra faceta musical, ella solo venía por el Sr.Chinarro y resultó que nos dimos cuenta que ambos habíamos estado viéndolo en el Primavera Sound del año pasado pero no nos habíamos visto. Me alegré mucho al verla volver a sonreír, ya ve la luz al final del túnel en el que lleva varios años. Se lo comentaré a Marta y las demás, las buenas noticias también hay que compartirlas.
Entre unas cosas y otras fue llegando más gente conocida saludada a gritos mientras en escena Dévalo dejaban los tímpanos reventados con una dosis de ruido y distorsión para olvidar, menos mal que los pillamos ya empezados y apenas duró media hora.
Al final nos juntamos una buena trouppe, entre conocidos y avistados: Carolo y Anita con Mimi y un tal Bruno; Patricia y otros asiduos de mi filmoteca favorita, sección de los premiados y amados cocinitas, y un amplio espectro ya más separado con Iván y los amigos de los TAB. También estaban en la zona Vip los del feedback organizadores del evento.
Salieron los TAB dando caña en un repertorio marcado por la ausencia de un miembro del grupo y el pésimo sonido que se repetiría con el Sr.Chinarro pero dejaron pinceladas de la calidad de su directo.
El plato esperado por todos lo comandaba Antonio Luque, un tío que por estética parece recién salido de las nuevas generaciones populares o siendo algo más exagerado podría encajar en el papel de señorito andaluz y con un jersei sobre los hombros podría formar parte de ese grupo coral y opusino llamado Siempre Así. Pero seríamos muy crueles e injustos si le juzgáramos por la ropa que lleva o por si tiene pelos donde no debe. Lo que prima es, entre otras cosas, su talento para la música.
Empezó con “Dos Besugos” y fue centrando su repertorio en los temas de “El fuego amigo” que intentó clavarlos a pesar de las continuas miradas matadoras hacia la mesa de mezclas, acabando su repertorio con el bis que incluía la genial “El rayo verde”.
Se encendieron las luces y entre la confusión y la improvisación cogimos, más literal imposible, un taxi en medio de los dos carriles que nos llevaría al Patachím. Me sentí como si alguien hubiera gritado al abordaje y fuéramos un trío de piratas.
Enseguida comenzó a aparecer todo el mundo, nos reencontramos con fantasmas del pasado y acabé haciendo lo que me había prometido que no haría, tarimear. Viejas sensaciones volvieron a mi cuerpo mientras me agitaba rodeado de las habituales e iba perdiendo estrellas en las mesas.

Y entonces llegó ella. No la había visto nunca. Nos taladramos con las pupilas, la invité a subir y una vez más, recordé que Álvaro se quedaría solo y la dejé pasar. Su hasta luego y nuestras miradas al marcharse pudieran ser los bocetos de un cuadro que nos queda por pintar, quizás en unas semanas.
Ya nada fue lo mismo, intenté sobreponerme a mi error bailando aún más gracias al homenaje a los premiados y peticiones varias. Al salir del Pata el grupo se redujo a dúo y me fui con Álvaro al Velvet. Sorprendentemente también estaban cerrando y como ya teníamos noche y alcohol suficiente apuramos nuestras aguas viendo el ambientillo y porqué no decirlo, estirando el cuello buscando unos ojos perdidos pero sólo había otros de tiempos pasados.

sábado, mayo 13, 2006 

Adiós a la tranquilidad

Semana estresante de mucho curro superfluo y monótono pero inevitable a la espera de fechas más relajadas donde disponer del tiempo suficiente para acometer proyectos profesionales aparcados por la excesiva rutina. Menuda frase me ha salido pero define perfectamente mi estado de ánimo laboral.
He intentado despejarme alternando las tardes entre la vuelta al gimnasio después de tres meses de rotura de fibras (más mental que muscular) y sesiones interminables de mp3 y soulseek en busca de los 1001.Mi único contacto con el exterior han sido sendas sesiones de café y conversación con la chica que perdió las zetas de su nombre.
Ejercer de Munford me gusta. Reconozco que me gusta escuchar a la gente pero es curioso lo que me cuesta contar mis cosas hasta que un día se me ocurrió escribirlas para unos pocos elegidos y el resultado ya lo conocéis.
Siempre dudé si el nombre del diario (tan real como dado a equívocos) podría traerme sesudos enfrentamientos cinéfilos con algún lector pero afortunadamente la poca gente que me lee no entra en esa fastidiosa vorágine de comentarios que no llevan a nada, más bien los conocidos pasan de mis críticas cinéfilas para exigirme amistosamente las crónicas nocturnas coruñesas que tanto echan de menos.
Hoy llega Álvaro desde Glasgow dispuesto a hacerme volver por el mal camino de las rutas gastronómicas bombilleras y las noches patachineras por lo que me imagino que me será difícil actualizar al día.
Para tener las baterías cargadas para poder enfrentarme al huracán festivo, deseché la salida nocturna del viernes y, algo más raro todavía, las dos oportunidades para ver el documental “Mondovino” en el Cgai.
En su lugar fue una jornada de viernes noche a base de sofá, cine clásico y buena compañía en mi primera visita a una casa fabulosa y familiar (en la que me asignaron el papel de tío) y una tarde de sábado de larga sobremesa y observación del campeonato de marcha atlética que recorre las calles de mi ciudad.
Esta noche a cenar (y seguramente indigestarme) viendo el último partido de liga del Depor y después, entrando en la madrugada, el reencuentro con Álvaro con el que iré al concierto de Retroalimentación 06 con Dévalo, TAB y el Sr. Chinarro. Será el principio de una semana tan dura como excitante.

domingo, mayo 07, 2006 

Enfermero y recadero

Mi madre se ha pasado toda la semana con fiebre, incluso se desmayó el martes mientras hablaba por teléfono con mi hermano que también estuvo con gripe. Por tanto mi semana ha sido muy intensa. Las ocho horas de curro diarias en plena época dura no dejaban ni un minuto de descanso y nada más salir tenía que volver a casa para limpiar o hacer la compra.
En mis idas y venidas al super me crucé con otra antigua compañera de instituto, Marta Vidal, con niña a cuestas. Lo que hasta hace unos años eran anécdotas, ver a compañeros tirando de un carrito, cada vez se convierte en lo más habitual dejándonos al resto como seres extraños e inmaduros por no seguir los designios de la madre naturaleza.
Además también me sirvió para aprender a hacer una sopa, comprando los huesos de caña y el esqueleto de pollo con la inestimable ayuda de la charcutera del Konsum que salió de su puesto para decirme donde estaban. Me encanta como nos tratan a los tíos en el supermercado, se muestran comprensivas con nuestra ignorancia y nos ayudan pero tras esa amabilidad en el fondo comprenden que somos unos inútiles y necesitamos una madre o sustituta que nos ayude, ejerciendo indirectamente el papel del que tanto tienen que huir para ser reconocidas en este mundo machista.
Mis únicas licencias o contactos con el exterior de toda la semana fueron unas cuantas llamadas de/a Marta y/o Patricia; dos escapadas al cine que comentaré brevemente; un paso fugaz por “el día de la ciencia en la calle” y una hora solitaria de madrugada de Sábado en el Patachím donde me tomé tres cervezas esperando a que llegaran conocidos pero me cansé de esperar, me dio el bajón no ver a nadie en hora punta (solo a David Saavedra) y regresé a casa.
El jueves fui al Cgai a ver “Beautiful Boxer” del tailandés Ekachai Uekrongtham, película muy publicitada en su momento por basarse en la vida de un kickboxer travesti que pelea para conseguir dinero con que pagarse la operación de cambio de sexo. Como todos los biopics, tiene sus detalles interesantes por la propia vida del protagonista aunque a veces parezca rodada como un video musical, digamos que se deja ver.
El sábado después de comer fui a los Yelmo a ver “Bienvenido a casa” de David Trueba. Quería haber ido a la sesión matinal pero tuve que acompañar a mi madre a la plaza, era su primera salida en una semana y acabó agotada. Hacía varios años que no iba al mercado y me gustó reencontrarme con aquellas sensaciones visuales y olfativas.
Hablar de la película es algo sesgado porque me gusta todo lo que hace David Trueba, desde sus artículos o libros, pasando por sus guiones o películas, las cosas que dice y cómo no, su mujer y musa Ariadna Gil.Sin embargo puedo decir que me gustó aunque pensaba que me iba a reír más. Esa vida de pareja, esa llegada del compromiso y de los hijos y todo lo que nos espera está muy bien retratada gracias a la interpretación de sus dos protagonistas. Los daños colaterales a la mandíbula provienen de la esperpéntica redacción de la revista, los curiosos cameos (buenísimo el del escritor Javier Cercas) y el grandioso parto. Muy recomendable.
Hoy ha sido un domingo tan especial como el resto de la semana. Pasar el día de la madre con tu madre casi curada es el mejor regalo. Salir un momento de casa sobre las dos buscando una excusa ridícula (tener que bajarle algo a Marta saliendo sin nada en las manos y cuando en la calle arrollaba) porque mi hermano ya había traído el periódico y el pan, aprovechando para recoger el centro de flores encargado ayer y volver para ver la cara de sorpresa de tu madre merece caminar bajo la lluvia diez minutos.
El resto de la tarde lo que suele ser habitual: algo de sillón y vídeo, quedar con Marta para tomar algo (y en este caso también con Alex que volvió ayer de Alicante) e ir a ver perder al Depor en Riazor (esta vez ante el Athletic, tenía el corazón dividido y salí contento porque la derrota dejaba a los vascos un año más en primera).

lunes, mayo 01, 2006 

Mi primer Primero de Mayo

Primer día de un mes en el que pretendo retomar varias cosas pendientes como pueden ser el gimnasio que llevo dos meses sin ir o las actualizaciones del blog que tengo que completar algunas lagunas del mes pasado (os aviso si queréis que iré colgando los post pendientes del concierto de Astrud o mi viaje y vuelta de alicante).
Hasta ahora no había acudido a ninguna manifestación del Día del Trabajo. Por ideología debería haber acudido hace muchos años pero por principios no me creía digno de representación al considerarme todavía estudiante y los dos últimos años con el contrato en prácticas tampoco me permitían participar en la lucha.Pero este año sí, con mi casi recién estrenado sueldo de 784,60 y unas perspectivas salariales lejanas al mileurismo se merecían algún grito reivindicativo.
Sin embargo las circunstancias mandan y amanecí pasadas las once, además mi madre iba a peor preferí quedarme en casa y no acudir a ninguna manifestación.La única posibilidad era aprovechar como tenía que bajar a comprar el periódico para ver como iba la cosa.
Pensando en ello estaba cuando me llamó Marta para bajar a la marcha y encontrarnos con Sonia y su familia. Entre que nos duchábamos (los dos estábamos en pijama y nos habíamos levantado a las once, pura telepatía) nos daba la una pero no nos importó.
Llegamos donde Sonia disimulando que como había tanta gente no nos habíamos visto pero enseguida quedo claro que bromeábamos. Nos contó que no hubo mucha gente, sería porque ahora es la izquierda la que gobierna.
Saludos y comentarios de rigor con sus padres y hermana, nos despedimos de todos y Marta y yo pasamos por la heladería Colón para coger un litro de helado de tres sabores (yogur de plátano, yogur con fresas y limón) y ella pidió también una horchata. Probé un sorbo y casi vomito. Los helados eran para después de comer que subiría a su casa para ver los dos capítulos pendientes de House.
Volví a casa y ayudé a mi madre con la comida y la mesa. Descansé un rato y subí a la casa de Marta donde estuve hasta pasadas las siete. Teníamos pensado bajar a tomar algo pero como poco antes de irme había llegado Marian se apalancaron en el sofá. Le mandé un sms a Patricia para quedar pero no podía, me llamó para explicármelo, tenía visita.

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