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jueves, mayo 18, 2006 

Cristina Rosenvinge

Posiblemente hace algunos años no se me hubiera ocurrido ir a un concierto de esta chica y menos pagando 15 euros por ello. Pero gracias a Internet puedes devorar la discografía completa días antes y convencerte de que merece la pena probar.
Tenía por casa un vinilo de “Alex y Cristina”, menudas pintas y como acabaron uno con Martina Klein y otra con Ray Loriga, lo más in de sus respectivos mundos.
Abrieron las puertas puntuales pero el grupo tardó en salir algo más de media hora, lo que aproveché para hablar de temas tan dispares como las asistencias técnicas o la belleza de las manos y los dedos.
Desde que salieron sabía que aquello iba a ser especial, cuando un órgano es el que ocupa el centro del escenario se presienten momentos muy sentimentales. Comenzó Cristina con su mirada miope y perdida de las que te llegan muy dentro, a desgranar los temas de su último álbum “Continental 62” entre mayoría femenina y una entrada muy digna para ser jueves. No sé en que orden pero sonaron: la que le da el título a su último disco, “White Hole” (con el delicioso ticky ticky ticky saliendo de su boca),” Window”,
“A Liar to Love” (que me recordó a Stereolab), “¿Quién me querrá?”(tema en la línea de LBV), “Toc Toc”(porque cantaba ella si no me parecía estar escuchando a mis queridos Tirdensticks) o “Nickel Song”(no estoy seguro de que la cantara).De otros discos tocó varias de la que reconocí “King Size” del “Foreign Land”.
Se notaba la comunión entre público y grupo porque aunque Cristina pusiera nombre, composición y voz, le acompañaban dos excelentes músicos que se entendían con una simple mirada. Todos estábamos pasándonoslo en grande.
Fruto de aquella mágica conexión fue un final espectacular, hizo dos bises de un tema cada uno. En el primero nos premió con una canción inédita que llevaban poco ensayándola, creo que se titulará “Instigating Love” y era deliciosa. Ya nos había llegado hasta muy dentro pero con el último tema acabó por ponernos definitivamente la piel de gallina. Era “Teclas Negras”.
Ni que decir tiene que cuando llegó a la parte en que canta:

“¿Te acordarás del día que nos vimos en la filmoteca? Tú ibas a ver “Pierrot le fou”,yo “Tout va bien” por vez primera, llovía, y la Plaza Mayor me pareció otro planeta”

...casi se me llenan las bolsas de los ojos de lágrimas, estuvo a punto de caerme alguna sin importarme tener al lado a alguien que con su mirada cómplice comprendía por lo que estaba pasando.

Podría haber sido distinto, podría haber escogido otro repertorio y cantar temas de sus primeros discos, canciones conocidas por todos y puede que bailadas pero el resultado habría sido muy distinto. No acabaríamos tomando la última en el Pata compartiendo la sensación de haber vivido un momento irrepetible, nos habríamos ido cada uno a su casa como si fuera un concierto más que mañana había que levantarse a las siete.

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