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sábado, agosto 23, 2008 

Un cumpleaños en barco por Cambados

El día en que esto cumple otro mes me recogen pasadas las nueve y cuarto.Una parada más y nos ponemos en camino hacia Cambados.
Llegamos allí un poco antes de las doce poniéndonos al día de nuestras vidas y con la incertidumbre de no saber quienes compartirán cumpleaños y travesía en barco con nosotros.Nos reunimos con el resto salvo una que deberá ser recogida en O Grove por el barco.

Finalmente somos quince más dos miembros de la tripulación. El barco no es lujoso pero la tripulación con su amabilidad y explicaciones cumple sus carencias. El día es perfecto, soleado y despejado pero sin demasiado calor y con una ligera brisa.
Rodeados de bateas,observados por gaviotas y cormoranes,avanzamos hacia O Grove donde recogemos a nuestra última incorporación.Proseguimos el rumbo trazado por el patrón intentando encontrar nuestro sitio en el barco.Unos optan por disfrutar del sol de proa, otros por seguir las explicaciones del que conduce desde el piso de arriba y otros prefieren la sombra de la popa propicia para leer periódicos o intentar superar el mareo.

Llegamos a una pequeña isla con faro llamada A Rúa, otros barcos están fondeados allí.Aprovechamos para darnos el primer baño, el agua está muy fría.Nos secamos al aire, dando un paseo por la isla.Me sorprende la cantidad de lagartijas que se cruzan a nuestros pies. Me canso del paseo, el hambre y la sed aprietan.Unos preferimos comer bajo la sombra del barco y otros al sol de la isla.En plena comida llega un catamarán con más de un centenar de turistas escandinavos que descienden para un paseo de media hora. Me hace gracia que cuando vuelven todos al catamarán los de la tripulación solo ayuden a las mujeres más guapas a subir.

Continuamos nuestra travesía navegando hacia Sálvora.Momento propicio para tomar la tarta de cumpleaños.Nada más atracar en la isla nos impresiona el pazo, la playa y el pantalán. Aparece una funcionaria del parque natural que nos explica las condiciones de la visita. Intentan ser muy estrictos para que no pase lo mismo que con otras islas degradadas como Cíes y Ons.Damos el paseo pactado viendo las ruinas de la vieja aldea, los caballos y parando en la fuente milagrosa.Tomamos nota de las mujeres que han bebido para ver si dentro de unos meses se cumplen los poderes del agua. Enfilamos en camino de regreso atentos a las explicaciones de nuestro guía.Ponemos rumbo de vuelta,las ocho horas pactadas se nos echan encima como las olas que nos empapan y balancean para mi disfrute y para el sufrimiento de la pareja que lleva todo el día mareada.

Llegamos a puerto pasadas las ocho con la sensación de que trajimos demasiada comida y que ha merecido la pena el viaje.Aunque los que se quedan a dormir nos proponen ir a cenar,nosotros tres optamos por regresar a nuestra ciudad. Estamos tan cansados que la vuelta se hace un poco dura.Me dejan en casa pasadas las diez y media.Ceno algo de lo sobrante y me ducho. Ya pasó el concierto de Nouvelle Cuisine y posiblemente el de Meu, a La Habitación Roja los he visto ya dos veces este año.Queda la opción de ir a ver a los divertidos The Go! Team al otro extremo de la ciudad pero mi cuerpo no está para bailar y pegar saltos, además la gente con la que querría ir está en la fiesta de Naseiro o en Gijón en el concierto planetario. Son dos razones más que suficientes para dejarse vencer por el cansancio, la tercera razón es que mañana temprano se juega la final de baloncesto masculino de los Juegos Olímpicos de Pekín.

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