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lunes, mayo 01, 2006 

Mi primer Primero de Mayo

Primer día de un mes en el que pretendo retomar varias cosas pendientes como pueden ser el gimnasio que llevo dos meses sin ir o las actualizaciones del blog que tengo que completar algunas lagunas del mes pasado (os aviso si queréis que iré colgando los post pendientes del concierto de Astrud o mi viaje y vuelta de alicante).
Hasta ahora no había acudido a ninguna manifestación del Día del Trabajo. Por ideología debería haber acudido hace muchos años pero por principios no me creía digno de representación al considerarme todavía estudiante y los dos últimos años con el contrato en prácticas tampoco me permitían participar en la lucha.Pero este año sí, con mi casi recién estrenado sueldo de 784,60 y unas perspectivas salariales lejanas al mileurismo se merecían algún grito reivindicativo.
Sin embargo las circunstancias mandan y amanecí pasadas las once, además mi madre iba a peor preferí quedarme en casa y no acudir a ninguna manifestación.La única posibilidad era aprovechar como tenía que bajar a comprar el periódico para ver como iba la cosa.
Pensando en ello estaba cuando me llamó Marta para bajar a la marcha y encontrarnos con Sonia y su familia. Entre que nos duchábamos (los dos estábamos en pijama y nos habíamos levantado a las once, pura telepatía) nos daba la una pero no nos importó.
Llegamos donde Sonia disimulando que como había tanta gente no nos habíamos visto pero enseguida quedo claro que bromeábamos. Nos contó que no hubo mucha gente, sería porque ahora es la izquierda la que gobierna.
Saludos y comentarios de rigor con sus padres y hermana, nos despedimos de todos y Marta y yo pasamos por la heladería Colón para coger un litro de helado de tres sabores (yogur de plátano, yogur con fresas y limón) y ella pidió también una horchata. Probé un sorbo y casi vomito. Los helados eran para después de comer que subiría a su casa para ver los dos capítulos pendientes de House.
Volví a casa y ayudé a mi madre con la comida y la mesa. Descansé un rato y subí a la casa de Marta donde estuve hasta pasadas las siete. Teníamos pensado bajar a tomar algo pero como poco antes de irme había llegado Marian se apalancaron en el sofá. Le mandé un sms a Patricia para quedar pero no podía, me llamó para explicármelo, tenía visita.

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