« Home | Cristina Rosenvinge » | Lágrimas del pulpo » | Gunners vs Culés » | Secuelas » | Retroalimentación 06 » | Adiós a la tranquilidad » | Enfermero y recadero » | Mi primer Primero de Mayo » | Quedar para mañana » | Tres taxis en media hora » 

viernes, mayo 19, 2006 

Friendly Friday

Ayer me acabé acostando a las dos y llegué casi media hora tarde a trabajar, no hubo bronca porque los viernes suelen retrasarse mis superiores, pero estoy cogiendo el vicio de tomarme veinte minutos cada viernes que puede ser muy peligroso.
Fue otra jornada productiva que me hace recuperar el ánimo y estar esperanzado para las semanas siguientes. Al salir de trabajar, a los pocos metros me encontré con Tonecho que estaba esperando en su coche. Se iba en unos minutos hacia Madrid a pasar unos días. Fue uno de los primeros encuentros de los muchos de ayer.
Unas horas más tarde quedé con Álvaro, primero se pasó por casa para grabar los discos que le faltaban y luego salimos juntos hacia el “Bombilla” a tomar unas tapas. Se nos unió Juan en nuestra siguiente parada “A Nova Pataca”. No sé si por ayer nuestro listón gastronómico estaba demasiado alto pero las tapas de hoy no me convencieron.
El estómago agradeció algo dulce para terminar comprado enfrente de la Rochester donde tocaba disfrutar de una buena cerveza, recordando viejos tiempos elegí la Grimbergen. Continuamos recordando viejos tiempos en el Canal St donde entre la poca gente había una mesa de unas diez chicas entre las que distinguí a María, amiga que fue casi una hermana, que me contó que lo había dejado con José, comprendí porque tenía tanta compañía, necesitaba sentirse arropada.
Como Juan se iba a ir temprano fuimos acercándonos a su casa, nos tomamos la última en su compañía en el de la cuesta de Ramón del Cueto, sigo sin saber su nombre (puede que sea la “Cantina”) pero cada día me gusta más.
Nosotros subimos hasta el Polvorín que estaba lleno de gente conocida: la cada vez más fascinante camarera Begoña, Magda la amiga de Xurxo y una chica de nuestro pasado que le gustaba a muchos. Como ya llevábamos bastante alcohol era necesaria una pausa etílica, yo opté primero por un café y en la segunda ronda un descafeinado.
No teníamos noticias de nadie más porque soy de esos que nunca se acuerda si quedé de llamar yo o me tenían que llamar a mí, por lo que jugamos sobre seguro y fuimos hasta el Patachím. No esperábamos tal recibimiento. Abrimos la puerta y nos dimos de bruces con Carol que estaba con Anita y Patricia,unas cuantas preguntas y respuestas para explicar cómo nos conocíamos todos los presentes y el buen rollito de ahorrarse las presentaciones y fases subsiguientes. Pasamos más tiempo hablando que bailando, llegó más gente conocida y viejos mitos (ya le contaré a Sergio a la chica que vimos).
Patricia se encontraba mal y se iba para casa, nosotros dos queríamos ir a otros sitios así que nos fuimos juntos, la acompañamos un rato y fuimos al Desquite donde no paré de bailar hasta que casi se queda vacío. Más gente conocida como la camarera de la Gloira o una paulista amiga de Patricia y su grupo de amigas bastante interesantes.
Para rematar fuimos al Mardigras donde volví a bailar sin parar viendo como alguna chica del grupo anterior se acercaba peligrosamente cuando lo único que me quedaba en los bolsillos era un preciado sugus de piña. Demasiado patético para intentar algo que parecía muy claro. Salimos y llovía a cantaros, volvimos a entrar un rato para ver si paraba pero cuando salimos de nuevo seguía igual por lo que cada uno siguió su camino por ver quién se mojaba más. No sé quién de los dos ganaría pero yo parecía que me había bañado. Casi no recordaba esa sensación de empaparse entero y me gustó.

Powered by Blogger
and Blogger Templates