sábado, septiembre 30, 2006 

Primer resfriado

Semana infernal en el trabajo salvo el viernes que fue muy relajado y contó con la novedad de la llegada de un nuevo compañero. Parece un buen tipo, pero no me dejaré llevar por la primera impresión ya que lo hice antes catalogando a una compañera que si bien su imagen transmite otra cosa (pija y de Madrid) su comportamiento es excelente.
Lo malo es que se trata de otro comercial más, mientras que los del almacén seguimos sin los refuerzos prometidos. Mi puesto de director de calidad a tiempo parcial ha sido más relativo que nunca, escasamente diez minutos en toda la semana. A eso se le llama motivar al personal prometiéndole dedicación exclusiva en el nuevo puesto cuando llegara un Septiembre que ha pasado demasiado rápido.

El estrés provocado lo maté con dosis de cine en pantalla grande y doméstico, pero no empecé hasta el miércoles que fui al Cgai a ver “Entre nous” de Dyane Kurys, una historia de amor a varias bandas que comienza tímidamente como una amistad entre dos mujeres. Destacan ellas dos, Isabelle Huppert y Miou Miou aunque resultó curioso ver al alopécico Jean-Pierre Bacri en uno de sus primeros papeles como actor con una profunda mata de pelo. La sala repleta con mayoría femenina. Podría ponerme misógino y decir que parecía un congreso feminista o que abundaban las lesbianas, sería lo justo para sembrar polémica y ver mi página inundada de comentarios pidiendo más carnaza (espero que no sea la que busque Mr.Out) pero para eso ya hay webs especializadas.
Como curiosidad conseguí asociar un rostro conocido con otro lugar, una chica que coge mi bus y trabaja cerca de mi empresa me sonaba de algo más y ahora ya sé que se trataba de una asidua del cine no comercial.Quizás hable con ella en el 17 la semana que viene.

Volviendo al cine que es de lo que se trata, el jueves fuí a los Yelmo a ver C.R.A.Z.Y. del canadiense Jean-Marc Vallée. A priori poseía varias cualidades que me atraían: estar ambientada en los sesenta y setenta con lo que supone en la música y estética, contar la evolución de una familia típica, ser indie canadiense y tener buenas críticas y premios.
La película tiene de todo, empezando por un humor un tanto peculiar, hasta grotesco. Cuenta la vida del cuarto hijo de una familia católica. El padre se cree que sigue siendo joven y moderno llevando sus gafas de aviador e intentando ser amigo de sus hijos, venerando la música (basándose en las letras del título del single de Patsy Cline para poner el nombre de sus hijos o cuando canta cada Navidad “Emmène-moi au bout de la terre”de Aznavour) pero destilando un tufillo autoritario y homofóbo, Los hermanos son puros clichés: el macarra-ligón-juerguista-drogata, el lector empedernido con gafas pasta, el deportista tirapedos con pelo al cepillo y el típico hermano pequeño gordo y con pelo largo. La madre opusina de pro, cree en los milagros y sueña con visitar los santos lugares mientras plancha tostadas a sus hijos. Con todo esto en casa solo hay que añadir que el protagonista nació el día de Navidad y sufrió unos cuantos percances nada más nacer y que muestra una homosexualidad latente con dosis de travestismo infantil a pesar de que su amiga y luego novia intenta llevarlo por el “buen camino”.
Todo ello hace ver la historia con el punto irónico necesario para reírse de una sociedad retrógrada, homofóbica y tan ridícula como la de ahora. Pero lo mejor es la banda sonora que moldea el film a su antojo aunque la obsesión paterna se haga insoportable. Podría utilizar un paralelismo paterno-musical si mi padre me hubiera inculcado su limitada sabiduría musical (apenas tiene diez discos o cintas) con su devoción por Engelbert Humperdinck, la película sobre mi familia se llamaría como su gran éxito “Release Me” y mi nombre empezaría por R. Si eres capaz de leer entre líneas pasarás un buen rato si no te parecerá una farsa delirante y ridícula, un atentado contra las sanas costumbres “populares”.

El viernes también debería haber visto una película, el plan era subir al Josman para alquilarlas y verlas en casa. Pero cuando llegué a la caja y me dijeron que me habían dado de baja (bueno en realidad a mi madre) y que necesitaba una fotocopia del DNI que nunca llevo para ser socio nuevo cambiamos de planes y nos fuimos a tomar unas raciones al Odilo, un postre en el Hispano y varias dosis de alcohol variado en el Marfil, Soho y Patachím sorteando la copiosa lluvia con una camisa de manga corta (que me dejó tirado y resfriado el resto del fin de semana) y finalizando la noche con un paso fugaz por el Small’s para ver pinchar a Javi cocinitas.
Por tanto, lo único que me permití este sábado, salvo la consabida compra de comida semanal, ha sido acudir al Cgai a ver “Sauve qui peut (la vie)” de Godard. Un ejercicio de vanguardia y estilo que se me hizo difícil por momentos a causa del sopor de media tarde y los principios del malestar general producido por el resfriado. Para la noche quedará película y pizza en casa, sin decidir ambas.

domingo, septiembre 24, 2006 

Hijo de puta

Al final ayer salí. Primero cayeron dos copazos en el Soho donde había una chica de cumpleaños, tendrá unos venticinco que lejos quedan. Luego asaltamos un taxi para ir al Pata donde bailamos menos de lo esperado pero nos encontramos con muchos de los habituales, hubo más nicks por metro cuadrado que nombres.
Pinchaban los fiumichino en el Crápula, excusa barata para volver tras casi cinco años sin pisarlo. Las veces que entré apenas reconocía la música y una neblina provocaba mi huída sin acabarme la consumición, mis ojos necesitaban oxígeno porque no existía el socorrido Vispring.
El retorno me hizo verlo de otra manera, la niebla desapareció y había más luz, la música me sonaba pero los servicios seguían igual de penosos. Llevábamos un rato ya cuando salí del servicio con ganas de marcharme al Rocknroll sin importarme que los demás se acabaran de pedir una copa.
Me fui solo pero me lo pasé en grande en el Rocknroll desde que me acerqué a la barra. El alcohol acumulado obligaba a una pausa en forma de botellín de agua y cuando me hallaba en ello, unas chicas a mi lado le preguntaron a la camarera por una chaqueta y un bolso que habían dejado sobe la barra. Escuché la palabra negro y me fijé en un colgador del que pendía una chaqueta del mismo color. Se lo hice saber a las chicas que saltaron de alegría, me dieron unos cuantos besos y literalmente me invitaron a follar con ellas. No daba crédito, estaban algo borrachas, podría aprovecharme y seguirles el juego, no estaban nada mal. Pero en lugar de pensar con el cerebro de abajo pensé con el de arriba y las dejé poniéndome a bailar. Esto supera a una anécdota de hace unos años en los baños del Velvet cuando un tío me ofreció unos tiritos gratis por haberle sacado un pelo de un ojo.
La sesión fue tremenda desde versiones instrumentales de Nirvana hasta el tema de The Who conocido ahora por ser la cabecera de una de las entregas de CSI, pasando por el “Minha Menina” de Os Mutantes que me hizo enloquecer y terminando a lo grande con la canción chanante “Hijo de puta, hay que decirlo más”. No lograba entender como la chica del cumpleños del Soho permanecía impasible sentada sin bailar, mucha belleza pero demasiado aburrida.
Recordando viejos tiempos pretendía ir al Playa bajo la lluvia pero vaciando los bolsillos comprendí que era demasiado arriesgado acercarse sin el dinero suficiente a la espera de encontrarse con alguien para pasar gratis. Otra vez será.
Hoy me he levantado casi a las tres con el placer de disfrutar de toda la casa para mí hasta que he salido a comer algo y leer los periódicos. Luego a casa de mi madre a coger libros y cds pendientes de traslado y escribir estas líneas que dejo ahora para bajar a ver el partido del Depor contra el Levante.

sábado, septiembre 23, 2006 

Nuevas tareas

Ha llegado el otoño, la lluvia por fin. Eso supone muchos cambios, adiós terrazas y tardes de playa, tapas y cañas. El bolsillo comienza a tener agujeros, es hora de contar el dinero. La vida emancipada te obliga a compartir y organizarte, hacer pequeñas compras de cosas aparentemente ridículas e innecesarias que van sumando a la cuenta.
Esta semana tocaba limpieza general, fuente de posibles conflictos.Fue bien salvo un incidente con el cubo de la fregona. Dar las gracias al señor T. y el turista tunecino que me dieron apoyo moral en la Bottega una hora antes para templar los nervios.
Regreso a las tareas del hogar, algunas recordadas y habituales en el hogar familiar como hacer la cama, pasar el aspirador o poner y quitar la mesa. En cambio otras suenan lejanas en el tiempo y están casi olvidadas como poner una lavadora y, sobre todo, planchar.
El cine comienza a entrar por mis venas de nuevo, la semana ha sido irregular con películas buenas y otras simplemente aceptables. Comencé las proyecciones el martes con “Vers le Sud” de Laurent Cantet acompañado de la agradable pero fugaz visita del “chino” y su chica. La película retrata el turismo sexual femenino, tan desconocido pero creciendo. Una vez más las mujeres adoptan lo mejor del comportamiento masculino, lo pueden disfrazar de lo que sea pero no deja de ser compañía a cambio de dinero.
Continué dos días después, el jueves, que fui a ver “El viento que agita la cebada” de Ken Loach a la nueva sala de V.O.S. con acidisco. Llegamos por los pelos ya que se me olvidó una cosa a mitad de camino y tuve que volver. La película me pareció buena, me gusta el director pero sinceramente no parece suya. Su habitual lucha de clases y punto de vista de izquierdas (algo dogmático) lo veía no como un defecto sino como aliciente para ver sus irregulares películas. El asunto irlandés siempre me ha interesado, no solo por ciertos paralelismos geopolíticos con mi tierra, si no por lo que representa; dejando a un lado la faceta religiosa del enfrentamiento para no cargar mis tintas contra todo tipo de iglesias y salirme por la tangente. La reconstrucción histórica parece bien hecha y los matices de los acentos se perderían en la versión doblada. Me dolió, una vez más, que las luchas internas de la izquierda lleven al fracaso la consecución del objetivo común de derrotar al poderoso. Me despedí de mi amigo deseándole un feliz viaje a Madrid, ciudad y amigos que deseo visitar pero este momento no era el oportuno.
Ante un fin de semana casero, la noche del viernes fui al cine a ver “La Herencia” del danés Per Fly que retrata como le cambia la vida a un hijo cuando debe dejar todo atrás para ocuparse de la empresa heredada de su padre. Me sentí algo identificado con la situación porque trabajo en una empresa familiar de la que mi padre posee un 25% más o menos. Me ha cambiado la vida desde que trabajo allí, fue una decisión difícil de tomar pero visto el mercado laboral era necesario aprovecharla, no me arrepiento aunque se haga duro por momentos enfadarte con parte de tu familia.
Nada más volver, a eso de la una me metí en la cama, durmiendo nueve horas, una hazaña que no se repetía desde hace meses. He pasado la mañana comprando en la plaza y en tiendas varias cosas para casa. Luego me he tomado una tapa de callos en el Gasógeno y he comprado unos pasteles en Berna para llevar a casa de mi abuela donde he comido con ella y mi madre.
Tenía pensado seguir de compras por la tarde con mi compañera de piso pero hubo cambio de planes y he ido al Cgai a ver “Loulou” de Maurice Pialat dentro del ciclo decicado a Isabelle Huppert, en la que destacaba poderosamente Gerard Depardieu, todo un fenómeno de la naturaleza en un papel que parecía hecho a medida.
La noche lluviosa se presenta tranquila, mi intención es subir a cenar a casa de mis tíos para regresar a poner una lavadora (la tarifa nocturna obliga) y acostarme pero pude que baje a tomar algo, aún no lo sé.
Como podéis observar en esta temporada tocan menos posts pero más extensos, cuando tenga internet en casa volveré a actualizar más a menudo. Por cierto, hoy se cumple un nuevo mes de bitácora, aniversario que coincide con la muerte del poeta, Neftalí Reyes. Los que conocéis este nombre ya sabéis a quién me refiero.

domingo, septiembre 17, 2006 

Emancipation Day

Llego el día. Seguramente un poco tarde pero llegó. Esta noche duermo en mi primer piso fuera de los hogares familiares. No estudié fuera de casa ni me marché a trabajar a otra ciudad o país. Me coge mayorcito el cambio pero mezclaré la inexperiencia con la ilusión de la nueva etapa como si fuera un adolescente tardío.
Atrás quedan ilusiones perdidas de momentos en que me quise ir pero no pude y el ridículo convenio de divorcio de mis padres que me ha llevado a alternar de casa dos veces por semana desde los tres años hasta hoy.
Bueno realmente la noche anterior debería haberla pasado en casa de mi padre pero al salir del partido del Depor, otra esperanzadora victoria por 2-0 contra el Visharreal (leído en gaucho) y fastidiárseme la idea de salir con Álvaro (le llamé y poco después me mandó un escueto y gracioso sms que ponía “Zzzzz…”), opté por hacer otra llamada que me llevó a casa de unos amigos a ver una película “El Jardinero Fiel”.
Tras una agradable velada con tertulia rememorando viejas rutas de marcha entre sorbos de un nuevo vicio, el licor café, algunos abandonaron la casa y los demás nos pusimos a ver la película. Realmente solo la vio entera una persona, el resto dormitamos hasta acabar en un sueño profundo compartiendo sofá (pies vs cara) con una amiga y un incómodo gato.
A eso de las diez nos despertamos, abandonamos a los anfitriones y bajamos a desayunar en La Casa Del Chocolate y el Delicias. Como sobraba tiempo hasta la hora de comer, entramos en el museo de Bellas Artes a ver una exposición sobre objetos de vidrio muy interesante. Luego una tapa en el Dublín, despedida y a casa de mi padre a ducharme.
Vamos, ha sido el segundo día consecutivo que duermo poco y mal. Este finde hubo cierto intercambio de papeles, salí el viernes y descansé ayer. Todo comenzó con el concierto de los Nouvelle Cuisine en la Fundación Luis Seoane que nos llevó a seguir la fiesta en el Patachím con los del grupo y allegados a pesar de que debutaban en Madrid ayer a las diez en el Fotomatón Bar (y los Junfood mismo día pero en Oporto).
Estuvimos hasta el cierre, lo suficientemente ciego como para permitir que mi compañera de piso se llevara mis llaves y me convenciera para dejar estrenar mi cama a su hermana y el novio de ésta, recién presentado. Llegó la cosa hasta tal punto que casi entré en un garito el “Global”, antítesis del Pata, me salvó que ya estuviera cerrado. Muchas horas antes, a la hora de la merienda que ya no tomo, estrené la temporada del Cgai viendo “La Tejedora” de Claude Goretta con Isabelle Huppert de joven protagonista y con la resnaisriana Sabine Azema como secundaria irreconocible. Buen estreno de temporada que añadir a notición de la nueva sala en VOS en mi ciudad. Vista la experiencia positiva de los Yelmo durante el verano, obligó a la competencia de los Filmax a inaugurar la suya propia. Está en nuestras manos y bolsillos permitir que continúen.

miércoles, septiembre 13, 2006 

Ya tengo llaves

Si fuera supersticioso el día empezaría muy bien porque pisé mierda, pero al ser 13 supongo que una cosa compensará a la otra. Pero el que tuvo buena suerte fue aquel dueño de un perro que no se cruzó conmigo porque ya sé yo a donde me iba a limpiar, fuera su mascota (o no) la causante de tal estropicio.
Después lo de siempre mucho trabajo y el maldito fax que escupe un pedido urgente dos minutos antes de irnos lo que nos obligó a algunos a media hora extra no remunerada (por supuesto) y con un hambre voraz. Devoré la comida que mi madre había hecho para tres, contando con mi hermana para medir a pesar de que se marchó de vuelta a Londres esta mañana. Volverá por navidades pero en una semana se va a los Estados Unidos, a L.A. y California a visitar a un amigo durante tres semanas. No la envidio en absoluto.
Entre unas cosas y otras llevaba una semana sin ver a Álvaro, motivo más que suficiente para quedar a tomar cañas y claras en el Polvorín y el Dublín. Luego quedé con mi (ya) compañera de piso para que me diera mis llaves. Ella se instaló hoy e iba para nuestra casa (suena raro) y le acompañé a echar un vistazo. Todo parece tal como estaba.
Dejaré la mudanza para los próximos días. Cuento con estar de mudanza las próximas tardes, intentaré que se alternen las idas y venidas con alguna película de la nueva temporada del Cgai que comienza mañana.

domingo, septiembre 10, 2006 

Fugitivos

Ha sido una semana marcada por las listas de los pisos de la Fábrica de Tabacos, el cumpleaños doble de Susana y de mi hermano (nacieron el mismo día y en el mismo hospital, ya nos hubiera gustado que nos dieran el cambiazo) y por el definitivo cambio de ritmo en el curro que seguirá igual de fuerte hasta finales de Junio cuando saquen las nuevas cifras de las listas de espera del Sergas.
Aprovechando que había quedado en Los Rosales para comprar el regalo de Su, me pasé por Discos Gong para echar un vistazo. Me sorprendieron dos cosas; la primera nada más entrar y ver el discazo de Golden Smog en la sección de Novedades rodeado de “música de cuarentena”.La segunda no encontrar el de “I’m from Barcelona” (otro discazo) y preguntarle a la dependienta que, muy amablemente, me dijo que lo tenía en la zona de Electrónica. Iba a emitir la queja oportuna en la web pero no merecía la pena, si no se preocupan de adiestrar a su personal o catalogar los discos ya puede competir vía precios porque, lo que es yo, en cuanto llegue la FNAC no vuelvo a pisar la tienda. Quejas aparte, me llevé el disco.
Como esperaba salí en la lista de no admitidos de las viviendas. Me faltaba el DNI y un certificado que entregué al día siguiente pero me llamaron el viernes para decirme que me había equivocado de certificado y no me valía. Menos mal que tengo de plazo hasta el día veinte.
El jueves quedé casi a las diez en el Tabique para el cumple de Susana. Fue corto pero lo pasamos bien. En pleno éxtasis culinario con una tapa de lasaña, me obligaron a hacer dos cosas a la vez (responder y comer) con el resultado de la caída de la tapa y la pregunta que quedó sin respuesta. Últimamente me noto muy torpe, como siga así me va a salir el hipocondríaco que llevo dentro pensando que la torpeza ha pasado de ser una cualidad innata a ser un daño colateral de un supuesto tumor que va creciendo en mi interior.
El viernes estaba tan cansado que llegué a casa a comer y no volví a salir de allí hasta la una de la tarde del día siguiente. Conseguí dormir más de ocho horas lo que me causó un efecto de frescura y lucidez que me llevó a intentar recortarme el molesto bigote. No supe medir y acabé dejándome una calva sin arreglo posible que me obligó a afeitarme y optar por un look entre Lincoln y un mormón. Me costó enfrentarme a mi nueva imagen, eso que solo llevaba un mes con bigote y barba.
De camino a comer en casa de mi tía, pasé a visitar a mi abuela y le conté que me iba de casa la semana que viene. También se lo tomó bien pero se preocupó por su hija. Luego tras la sobremesa en casa de mi tía bajé hasta el Forum para ver “Fugitivos” de André Techiné. Me gustó en general, teniendo detalles muy buenos como cuando intercala ciertas imágenes en blanco y negro de la ocupación nazi de Francia. Me gustaron los jóvenes actores y la Béart sigue siendo bellísima (con o sin cirugía).
Por la noche cena en “La Petit Bretagne” con mi futura compañera de piso y parte de su familia y una amiga. Después un descafeinado en El Siglo, unas copas en el Soho y más en el Pata donde ni rastro de Polly ni nadie que se hiciera pasar por esa persona. Charla con los habituales y encuentro con un compañero de EGB que también se va de casa pasada la treintena. Somos revolucionarios.
Hoy ha sido un domingo de lo más normal. Desperté bastante tarde y fui a comer en familia (por fin vimos el vídeo de la boda de mi prima de hace un año donde pude verme bailar como una loca a Raffaella).Luego un ración de descafeinado y periódicos en el Macondo, ver el aburrido empate del Depor en Mallorca con mi padre y compañía. Para quitar el mal sabor de boca quedé para tomar algo con las dos hermanas en el Dublín y a las diez en casa.Cuando iba para casa me surge una duda, si la familia de tu pareja es la familia política, la de tu compañera de piso ¿tiene algún nombre?.

martes, septiembre 05, 2006 

Syriana

Empieza la nueva temporada de cine tras las vacaciones.Ya tengo varias citas este mes en el Fórum.Vuelven mis críticas de cine. La primera que he visto del nuevo curso ha sido Syriana en V.O.S. en los Yelmo de Los Rosales.
Milagroso comienzo de la sesión sin ningún anuncio debido a las dos horas de la película. Me ha gustado tanto que voy a buscar el DVD para profundizar en sus extras.
Como ficción que se codea con acontecimientos actuales da una visión completa de lo que se cuece por Oriente Medio sin necesidad de hacer mención a Israel.Historias que se cruzan y alternan para mostrarnos las redes internacionales que mueven el mundo, ya sean gobiernos o lobbys financieros.
El pueblo inocente y cada vez menos soberano acaba sufriendo el manejo de fichas del tablero mundial. Solo queda un peón que se sale del tablero e intenta cambiar las cosas para mejor y se aferra a la única posibilidad que tiene llegar a alguien con el dinero y poder suficiente para tomar las decisiones mejores para la mayoría de la población civil. Pero la mano de barras y estrellas que maneja el lado corrupto del tablero se le adelanta con un jaque.
El elenco de actores protagonistas bordan sus papeles y el guión tan bien construido permite al director culminar un gran trabajo conjunto.Muy recomendable, no solo porque los buenos lleven barba, tan de moda en mi blog.
Con esta frase final aprovecho para enlazar a la parte personal del post.
Perfectamente recuperado de los excesos he podido contemplar que los demás compañeros siguen con la resaca y encima se perdieron la final.Me llamaban loco por volver en tren y querer levantarme para ver el baloncesto. No conocían mi secreto de venta en farmacias portuguesas, sudamericanas y británicas (por si alguien le interesa).

domingo, septiembre 03, 2006 

CamPAUones

Conseguí despertarme para ver el partidazo de la selección española de baloncesto, eltriunfo de algunos de aquellos chicos campeones del mundo junior en el 99 que jugaron un torneo en mi ciudad del que recuerdo el partido ante Israel con miembros del Mosad vigilando y Sonia de acompañante. Tengo que reconocer que pensaba que los griegos nos lo pondrían más difícil con Yannakis como entrenador (el esclavo egipcio como le llamaba mi hermano en tiempos de Gallis y Fassoulas).

Sorprendentemente no tenía resaca, lo único era la boca que me apestaba por el puro.El experimento con las pastillas antiresaca KGB compradas en Lisboa había sido todo un éxito. Una buena ducha acabó de completar la depuración física de los excesos.
Luego un paseo hasta el restaurante donde comí con mi padre y mi hermano. Lectura de periódicos, algo de música e internet mientras procedía a la escritura de los post que tenía pendientes.

Una cabezadita delante de la pantalla interrumpida por la llegada de mi hermana para coger los carnés del fútbol para ver el partido homenaje al Superdepor que me vino muy bien porque conseguí despertarme para llegar casi una hora tarde al cumple de Carol que se celebraba en la nueva casa de Anita y Héctor. Divertida velada comentando hazañas de las bodas, los efectos del licor café cuando pasas del cuarto y los peligros de tener una boa como mascota.
Me fui con Carol hasta El Siglo, lugar elegido para despedirnos de David, María y el pibe que vuelven a la República Dominicana. Encuentro fugaz con más gente, desearía prolongar mi presencia pero el cansancio hizo mella y llegó la retirada pasada la medianoche.

sábado, septiembre 02, 2006 

De boda en boda

Y llegamos al día de las bodas. Amaneciendo al mediodía y organizando mi viaje a Vigo para ir a la boda de mi compañero de trabajo. Intenté buscar alguien que me llevara pero al final opté por el tren. Algo más de dos horas aprovechadas para una siesta larga. Abrí un ojo en Santiago (al azar) por si veía a una chica camino de la playa que tuviera pinta de llamarse María pero no noté nada.
Llegada al sur con la visión de los estragos del fuego cerca del Puente de Rande. Bajé del tren y paseé por Urzáiz y García Barbón haciendo tiempo hasta coger el taxi a las seis hacia la iglesia en Lavadores. Primero en llegar de la empresa, pude hablar un rato con el novio que estaba tranquilo. Ceremonia bonita por los nervios que flotaban en el aire pero insufrible como todas las religiosas. Luego en coche de otro compañero y con el novedoso GPS para encontrar el restaurante “O Lugar” en Oia. Aperitivos y primeros cócteles, vinos, algunas presentaciones y las risas al comprobar que un compañero llevaba tres rondas en otra boda equivocado y extrañado al no vernos.
Mesa de 12+1 de la que fui el único sin pareja y blanco de los supersticiosos.
Menú a base de camarones, percebes y bogavante a la plancha de primero; el consabido sorbete de limón con champán y una especie de carne de segundo. Postre a base de helado y una tarta nupcial llamada Patricia (no quiero ni una broma con esto, aviso).
Para finalizar café, puro y barra libre.
Ya pasaban de las doce y llamé a Carol para felicitarla por su cumple que estaba con muchos amigos en la boda de Roldán, amigo de la infancia de todos ellos pero no lo suficiente amigo mío como para tener que elegir a qué boda ir.
Hubo momento corporativo cuando desde otra mesa gritaron el nombre de una empresa de la competencia y nosotros respondimos con un “A por ellos oe”.Me tomé el cigarro, que casualmente era dominicano, aguantando las bromas de mis compañeros que me llamaban Comandante.
Luego empezó el Dj con clásicos de las bodas como el vals y merengadas. Poco a poco se fue entonando y me animé a salir. Era un espectáculo ver bailar al novio que también cogió varias veces el micro. Entre la gente destacaban dos chicas que debían de ser hermanas, guapas y con un estilazo, pero creo que al menos una de ellas con novio y de la otra no estaba seguro por lo que no me arriesgué. Parte de nuestra mesa se fueron marchando y quedamos tres, con tiempo para correr el riesgo de cantar en territorio enemigo el “Yo te quiero dar” gritando juntos “…que el Depor salió campeón”.
Creo que fue la última canción que bailamos, habíamos tocado techo y cogimos el coche hacia Vigo pasadas las cuatro con intención de tomarnos la última en la ciudad.
Durante el trayecto me quedé dormido por lo que lo mejor fue dejar la copa para otra ocasión y me llevaron a la estación aunque faltaba casi una hora para el primer tren.
Un poco de agua interna y externamente me devolvió la cordura. Aún así no pasé demasiado tiempo dentro por el cansancio, la embriaguez y teniendo en cuenta el peligro de una estación desértica de madrugada, me metí en el tren en cuanto abrieron las taquillas. Era de los trenes esos tan modernos que tardan tres horas, parando en cada pueblo y sin asientos reclinables pero conseguí dormitar todo el trayecto hasta que me despertó el de la limpieza del vagón.
Eran casi las nueve y estuve tentado de pasarme por Soweto a ver si me reencontraba con los de la otra boda pero finalmente fui buen chico y cogí el periódico mientras esperaba el bus que me llevara hacia casa de mi madre.

viernes, septiembre 01, 2006 

Brother in law

Comienzo de mes muy ajetreado. La semana laboral tan llena de sobresaltos tendría su final con el triunfo agónico de la selección española sobre Argentina en las semifinales del Campeonato del Mundo de baloncesto. Partido seguido vía Internet y radio primero, y finalmente con escapada hacia el bar para ver los últimos cinco minutos. Después de comer y evitando la siesta aproveché para ver el partido entero grabado. El resto de la tarde la ocupé viendo cine negro como auxilio terapéutico hacia mi futura compañera de piso que decidió dejar de fumar esa tarde y quería tener a alguien con quien pasar unas horas de “mono”.
La dejé sobre las once que fui al Tequeño a tomar algo con Alex, Bea, Sonia y Jose. La pareja se fue y los demás seguimos por el Marfil hasta la una en que se marcharon y me incorporé al otro grupo de amigos más numeroso (al que le di plantón desde las nueve) que me esperaban en el Taller. Era la visión total del agosto coruñés con el retorno del emigrante desde lugares tan dispares como Madrid, Londres, la República Dominicana o Glasgow (aunque los escoceses ya lleven casi tres meses retornados) y si añadimos como invitados a un pibe argentino y a una chica saharaui de nombre impronunciable y parentesco de culebrón (la hija del novio de la madre de Carol) o la presencia de gente desaparecida como Manuel o Seco, tenemos un grupo tan numeroso como heterogéneo.
Nos movimos al Telefunken donde había una chica, cámara en mano, que se dedicaba a retratar a la gente para ponerla en una de esas webs de movida nocturna. Había poco movimiento y nos dio el bajón. Había dos opciones para los que quisimos continuar el Desquite y el Patachím.
Como era previsible elegimos este último donde había menos habituales de los previstos. Entre los pocos, Javi afeitado, Dani, David S. o Jacobo.
Pero la mayor sorpresa fue ver a mi hermana tres días después, acompañada de Martin, mi posible cuñado inglés al que no le entendía casi nada. Fue un encuentro fugaz pero me causó buena impresión. Se fueron y ya solo quedaba Manuel que apareció tras estar missing near the bathroom. Nos quedamos hasta el cierre, a las cinco en casa.

Curioso que cuando yo me dejo barba por primera vez en mi vida, vaya Javi y se la quite. Llevo un mes recibiendo alabanzas de muchas conocidas acerca de mi nuevo look: que si estoy guapo, que si parezco más maduro e interesante. Vamos que me la dejaré una temporada, tantas mujeres no deben equivocarse. Pensar que decidí no afeitarme durante mis tres semanas de vacaciones y decidí seguir sin que tuviera nada que ver la enfermedad de Castro ni el comienzo del Mundial con las barbas de Pau y compañía.

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