¡Qué vaina!
Finalmente las cosas no eran tan catastróficas como parecían, seguiré trabajando en el mismo sitio e incluso con mejores condiciones según lo que me digan mañana. Todo lo demás son proyectos, castillos en el aire que tomé como inmediatos pero que pueden pasar meses o años hasta que se consoliden. Mientras tanto seguiré igual, bueno con una pequeña diferencia que me independizo.
De hecho me he pasado estos días apuntando y/o consiguiendo cosas para el piso. Tanto mi padre como mi madre se lo han tomado muy bien, sabiendo que no había vuelta atrás y era mi decisión, brindándome su ayuda para lo que necesite. Como no me voy solo me parece lo más oportuno dejarlos al margen hasta que ya estemos instalados.
También he comenzado a controlar el dinero pero sin dejar de bajar a tomar algo. La verdad es que no salí las noches del fin de semana por culpa del mundial de baloncesto y de las vueltas que le daba a la cabeza con todo este lío del trabajo y del piso. No tenía ganas de divertirme y estaba cansado, motivos más que suficientes para fallarle a un amigo un sábado de los últimos meses.
Un poco de fútbol con el “baby-depor” ganando el primer partido de liga en Riazor y la llegada de los dominicanos de adopción (David y María) me han vuelto a animar. Desde aquel momento han caído unas cuantas cañas y tapas empapándonos de la jerga dominicana y riéndonos con las anécdotas de su año en dicho país.
Para terminar y como fan de mi tocayo neoyorquino deciros que yo creo en el azar (que puede ser interpretado como señal o mera coincidencia según el día que lleves). Darle las gracias a la desconocida María por su comentario y decirle que, tanto si es una broma como si no lo es, nos encontraremos tarde o temprano pero si no está dispuesta a esperar al destino existe un atajo con arroba en medio para identificarse.
De hecho me he pasado estos días apuntando y/o consiguiendo cosas para el piso. Tanto mi padre como mi madre se lo han tomado muy bien, sabiendo que no había vuelta atrás y era mi decisión, brindándome su ayuda para lo que necesite. Como no me voy solo me parece lo más oportuno dejarlos al margen hasta que ya estemos instalados.
También he comenzado a controlar el dinero pero sin dejar de bajar a tomar algo. La verdad es que no salí las noches del fin de semana por culpa del mundial de baloncesto y de las vueltas que le daba a la cabeza con todo este lío del trabajo y del piso. No tenía ganas de divertirme y estaba cansado, motivos más que suficientes para fallarle a un amigo un sábado de los últimos meses.
Un poco de fútbol con el “baby-depor” ganando el primer partido de liga en Riazor y la llegada de los dominicanos de adopción (David y María) me han vuelto a animar. Desde aquel momento han caído unas cuantas cañas y tapas empapándonos de la jerga dominicana y riéndonos con las anécdotas de su año en dicho país.
Para terminar y como fan de mi tocayo neoyorquino deciros que yo creo en el azar (que puede ser interpretado como señal o mera coincidencia según el día que lleves). Darle las gracias a la desconocida María por su comentario y decirle que, tanto si es una broma como si no lo es, nos encontraremos tarde o temprano pero si no está dispuesta a esperar al destino existe un atajo con arroba en medio para identificarse.