domingo, octubre 29, 2006 

Y van tres

He dejado atrás el último fin de semana del mes y he vuelto a salir de noche algo que tenía olvidado tras unas semanas de recogimiento y una visita compostelana.
En principio se suponía que saldríamos el viernes pero hubo cambio de planes con una escisión a Ferrol que me hizo optar por el cine. Nada más salir del curro quedé con los tres de siempre, el trío TST (podría poner los nicks pero solo tiene el señor T tendré que buscarles alguno).Unas horas en casita y sesión nocturna de cine oriental en el Forum con la proyección de “The Hidden Blade” (Kakushi ken: oni no tsume) de Yoji Yamada, una nueva incursión del veterano director en las etapas finales de la época de los samurais, basada en los relatos de Fujisawa. Según he leído por ahí prepara otra más (y van tres tras ésta y la fantástica “El ocaso del samurai”).
De nuevo una gran historia, bien ambientada, que desgrana valores casi perdidos como la lealtad, el honor, la humildad y una historia de amor intemporal y prohibido por la separación de las castas dominantes. Siempre me digo tras ver una película de samurais que voy a leer algo del tema (Mishima por ejemplo) pero acabo dejándolo en el cajón de libros pendientes.
Salí corriendo del cine, podría haber optado por acercarme a casa de unos amigos no lejos de allí pero tenía una cita obligada, faltaban diez minutos para el capítulo de la maltratada Urgencias.

La mañana del sábado la pasé viendo Dvds y haciendo algunas compras. Una comida familiar con sobremesa de lectura de periódicos y de nuevo al cine, esta vez al Cgai. De camino me pasé por Fatall para ver si Belén me podía arreglar el bigote y la perilla. Me lo dijo la última vez que me corté el pelo que me pasara por allí cuando quisiera retocar las patillas y me tomé la licencia de incluir en el trato lo demás. Resultó rápido y eficaz, no me quería cobrar, tras insistir un poco me dejó echar unas monedas en el cerdito de las propinas.
En el cine fui a ver el documental “Grizzly Man” de Werner Herzog. Conocía la gran trayectoria del director en sus extensos largometrajes, no recomendados para horas de siesta y anocheceres pero no me esperaba que consiguiera “cortar y pegar” de forma tan magistral las más de cien horas de grabaciones originales dejadas por el protagonista de la historia Timothy Treadwell.
Este experto en osos se pasó temporadas durante trece años observando a los animales, consiguió fama (pero no fortuna) y su mensaje caló en la sociedad aunque también ha recibido críticas desde muchos sectores. Quizás un exceso de confianza hizo que todo lo aprendido se viniera abajo cuando volvió a ver a los osos en una época distinta de la habitual y un oso nuevo no le conocía y lo devoró junto con su novia. La grabación sonora del trágico final no la reproduce el director pero la escucha en uno de los momentos más emotivos del documental y le pide a la mejor amiga de Treadwell que pare la cinta y que no se atreva a oírla o incluso que la destruya.
El protagonista roza la locura en su pasión por los osos (sintiéndose un oso) y también peca de narcisismo y egocentrismo debido a la fama que le persigue. Sus miedos y sus temores acaban saliendo a la luz dejándonos traspuestos por unas horas a pesar de las emotivas imágenes que presenciamos entre osos y zorros. El director hace de narrador y adopta una postura no neutral, viene a decir lo que opinamos muchos que la persona no pudo con el personaje y acabó siendo devorado por el mismo.
Me dejó tan trastocado el documental que me conecté a internet a ver más detalles y acabé mandando un mail transoceánico demasiado influenciado por lo vivido. Unas horas después, tras cenar bajé hasta el Bristol a tomar una estrella y luego iba al Marfil pero estaba tan lleno que cambié de planes. Había quedado en el Baobar pero antes me pasé por un cíber para ver si tenía el mensaje de vuelta, menos mal que se subsanó el error. Más tranquilo subí al Baobar a tomarme mi mojito en grata compañía pero no me esperaba encontrarme con tanta gente. Había dos mesas contiguas de amigos, una podría decirse de músicos, artistas y asimilados y en la otra dominaban los periodistas. Ambas eran grandes tentaciones pero mandaba la que había quedado conmigo, la de la vocación frustrada de juventud.
De todas las anécdotas surgidas me quedo con la de los “ponipayos”.Me imagino que no sabéis quienes son, es algo verídico. Unos policías de Madrid entraron en un poblado gitano buscando un coche robado y la gente les dijo que no fueron ellos que habían sido los ponipayos. Por mucha imaginación que tengáis no conseguiréis saber que así llaman los gitanos a los ecuatorianos, sobran las explicaciones os lo dice un “payogafoso”.
Luego llegó más gente, amigas y nuevas lectoras de mi blog o la trouppe de amigas de mi hermana. Nuestro grupo se disolvió y otra vez tres, fuimos al Patachím. Allí, entre la nueva generación abundaban las chicas y no es que tuviera la caña preparada más bien debía decidir si pescar o no. En plena reflexión y camino del baño, un tío se me cruza dice algo de la abundancia y acto seguido, sin opción a responder siquiera, me planta un lambetazo en el cuello. Es la tercera vez que me pasa y siempre en el Pata, reputación hetero de nuevo por los suelos. Voy a tomar medidas drásticas, siempre he respetado las tendencias sexuales de cada uno pero me veo en la obligación de ponerme el pin que me compré hace dos años en Londres que pone “I’m Not Gay” porque la alternativa de decirle al siguiente que sí es algo que no me apetece nada (no he dicho nunca).
Cuando acabamos los copazos fuimos al Mardigras, la música de siempre pero con poca gente y pudiendo respirar. Me tomé un agua y bailé algunas piezas entre ellas una versión soul del “Express Yourself” de Madonna (ignoro el autor) y el genial “Que alguien me ayude” de Los Salvajes.
Íbamos hacia el Rocknroll pero se fueron para casa con el típico yo-me-voy-pues-yo-me quedo. Entré solo y la cosa estaba bastante animada y también se podía respirar. Había un cumpleaños y gente disfrazada estilo años setenta (explicación dada por un bajista virginal). Fueron cayendo las buenas canciones y las estrellas mientras se llenaba del Soho casi al completo. Cuando me di cuenta no me quedaba dinero, me había tomado cinco, gritaba la última canción por bulerías. Me había desquitado (no es un juego de palabras con el Desquite para olvidar el lambetazo).
Hoy resaca importante, limpieza de mi parte de la casa, comida, fútbol y periódicos con mi padre y visita a mi madre para hablar un rato, más periódico, el incómodo tupper y escribir estas líneas.

jueves, octubre 26, 2006 

Verde burocracia

Aquí estoy de nuevo. Estuve out estos días tenía que hacer muchas cosas, triviales la mayoría pero necesarias. Ya tengo mis cristales nuevos (vuelvo a ver nítido) y por fin encontré un mando para la tv; he acabado de limpiar y planchar todo lo pendiente y he vuelto al gimnasio. Cumplidos todos estos trámites y tras unas jornadas bastante duras en el trabajo hoy he tenido un día atípico.
Conseguí acabar todo lo urgente a eso de las once y cuando soñaba con poder consultar mi correo y ver los mensajes pendientes de acá y de allá (guiño personal) y adelantar tareas para pasar un viernes tranquilo recibí la llamada de mi tío (y jefe) para que fuera con él a mi aldea por un conflicto de tierras que lindaban con las de mi padre y las suyas (mi padre no podía ir porque tenía que hacer de perito médico en un juicio).
Total que topamos con la burocracia. Primero ir a Betanzos a que avisasen a la patrulla. La zona es bastante amplia por lo que una estaba ocupada y la otra no empezaba hasta las dos. Esperamos por la primera hasta las doce y media que nos acompañaron a las tierras, tomaron datos y fotos de lo sucedido y se marcharon. Teníamos una hora y pico para poder cursar la denuncia en el cuartel que abría a las dos. Lo más lógico sería que lo tramitaran los de la patrulla en el coche pero no, era demasiado fácil. No quedó más remedio que esperar tomando unos vinos, y ya se sabe, cuando estas en tu aldea en el bar comienzan a llegar conocidos y a caer más rondas…que llegamos al cuartel con un puntillo (yo por lo menos).Al picoleto de turno le llevo una hora tramitar una denuncia de un folio con lo cual no comimos hasta las tres y llegamos a Coruña pasadas las cuatro y media. Era ridículo pasarse por el curro para media hora y ver que nadie había hecho mi trabajo.
A pesar de la jornada laboral tan reducida estaba muy cansado. Decidí premiarme con una sesión de cine y fui a ver “Little Miss Sunshine” de Jonathan Dayton & Valerie Faris en los Filmax en V.O.S. y sesión casi desierta de 17:45.Esperaba encontrarme con lo publicitado, la típica comedia indie anti-american-way-of-life triunfadora en varios festivales. No me defraudó, se deja ver aunque me imaginaba que sería más divertida. Es un tanto irregular, alterna momentos graciosos con bajones dramáticos en una roadmovie de familia friki con personajes de todo tipo, el mejor es, sin duda, el del presentador del concurso. Por cierto, querido hematocrítico la banda sonora está muy bien, salen unos cuantos temas de Sufjan Stevens y (a descubrir) DeVotchKa.
Luego quedé por inercia en un café de esos con internet con una pareja que me dejaron un comentario en el post anterior.

lunes, octubre 23, 2006 

Otro mes grandioso

Mi salud va mejorando pero paradójicamente mi estado anímico va decayendo, será el otoño.También puede ser que me afecten los movimientos a mi alrededor (gente que vuelve y otra que se marcha), conciertos que completan el calendario y vacían los maltrechos bolsillos, inauguraciones pendientes de locales hermanos, los de blanco que vuelven a ganar y series nuevas y antiguas que destrozan las agendas y los vídeos (Mi nombre es Earl, Urgencias, Lost y House).
No sé, me ha salido un post bastante vulgar para conmemorar un nuevo aniversario de mi blog.¡¡Me faltan tres meses para los dos años!!.

sábado, octubre 21, 2006 

Decíamos ayer…

Tras casi tres días enfermo, con gripe, regresé al trabajo básicamente porque no tenía fiebre, no sabía si la baja se cogía al segundo o tercer día y no me apetecía hacer todo el papeleo por un día y además era viernes; tres buenas razones para volver a currar.
Se me hicieron tan interminables los días, acabé dos libros, escuché tantos discos y visioné tantos Dvds que no se me ocurrió nada mejor que hacer que ponerme a planchar (el fondo de armario no daba para más).Hacía cinco años que no planchaba y empecé por lo fácil: las camisetas. Tan diestro estaba que me lancé a por la ropa de cama sin comprender cómo cojones se plancha una colcha. Pero lo peor estaba por llegar cuando cogí la sábana bajera y no sabía ni como plancharla ni como doblarla después, lo hice como pude pero fue lo suficientemente duro como para dejar las camisas para otro día.
Hablando de otros temas, estoy en la lista de admitidos para las viviendas sociales de la Fábrica de Tabacos, todavía no he buscado nombres pero seguro que más de un nick está por ahí.
Volviendo al viernes, por la tarde hice todas las compras pendientes de fruta, verduras y otras necesidades básicas. En estos tres días solo salí a la calle fugazmente el jueves a la farmacia para reponer las medicinas y comprar un termómetro (por cierto era made in china, continúa la invasión silenciosa).
Luego fui al cine al Forum a ver “Yi ge mo sheng nu ren de lai xin” de Xu Jinglei, realizadora y protagonista de la versión de la novela Carta de una desconocida”de Stefan Zweig, ya versioneada otras veces como en 1948 por Max Ophüls en “Letter from an Unknown Woman”.Había leído la novela hace tiempo y no estoy seguro pero creo que también había visto la clásica versión de Max Ophüls. Del grato recuerdo de entonces y la curiosidad de la adaptación oriental por una mujer joven me llevaron a la sala. Ligera decepción al comienzo al ver que se trataba de una versión doblada pero, al meterme de lleno en la película no le di tanta importancia. La brillante puesta en escena y la música intimista compensan ciertos excesos narrativos, la adaptación es interesante y te deja un buen sabor de boca como el de un beso de despedida que conservas como los sabores de antaño. Esta mañana he cogido el libro en la biblioteca y literalmente lo he devorado (son 66 páginas), más difícil será encontrar el Dvd del clásico de 1948.
Después del cine quedé en el Dublín para tomar algo, donde un encuentro casual nos hizo recordar una fiesta cinco años atrás en casa de “accidente” en la que los presentes solo teníamos en común al anfitrión y ahora estábamos juntos en una mesa, lo que intentaremos conseguir son las fotos de aquel día que sabemos que las hubo, quizás el señor Xx las tenga (háganoslo saber).También estuvimos en el Ágora descubriendo que tiene parte de abajo donde una camarera soviética te atiende con ese acento particular.
La noche no daba para más, seguíamos convalecientes, pero de camino a casa me crucé con los miembros leonés y muniqués de los cocinitas, tentación fugaz de continuar pero se impuso la cordura.

Hablando de cordura pediros disculpas por mi ataque furibundo (la fiebre tuvo la culpa) y agradeceros vuestros comentarios ya sean clases magistrales (señor T hacemos una previa futbolística esta noche), solidaridad griposa desde la inercia, clases de cocina desde un livingroom, la vuelta de Polly o la apropiada letra de la canción de David Soul (aunque prefiero la versión de Hefner).Gracias a todos, anónimos o no.

miércoles, octubre 18, 2006 

Será la gripe

Aquí estoy de nuevo en un cíber trasnochando después de ver el capítulo de House.Ni puedo ni quiero postear desde el curro y la opción de conectarme desde casa de mi madre la descarto porque implica tener que llevarme un tupper de comida, si uno se independiza es para todo no parcialmente.
Además posteo porque he pasado del dolor de garganta a un malestar general cercano a la gripe, quizás un bajo nivel de hematocri(ti)co, que puede que me impida hacer nada en los próximos días.Me quedaré en mi casa esperando a que suene mi móvil y el fontanero se digne en aparecer que llevo dos tardes sin hacer nada demasiado lejos por temor a que me diga que viene y yo esté en el gimnasio, en el cine o en la otra punta de la ciudad.También espero la llamada de la óptica para recoger mis gafas para trabajar (las de pasta son para el ocio).
Esta maldita espera la mato leyendo, viendo Dvds y haciendo limpieza.La prueba de vivir en soledad por unos días resulta satisfactoria si bien las ventajas de libertad de movimiento y acción (andar en paños menores o poner la música a todo trapo sin despertar a nadie) tampoco suponen un sueño cumplido, no pensé que lo fuera a decir pero estoy notando la distancia y la ausencia de algunas personas.Experimentar con la cocina sin público que se ría de mis "huevos destrozados con patatas multiformes" que me he cenado hoy, no es lo mismo. Como ver la nevera, desangelada, sin vida, el territorio común casi vacío y en el particular solo mis yogures de 11 céntimos de Froiz.Hoy también me tocará bajar la basura y mañana al súper.
Toda esta parrafada es producto de la siesta de tres horas que me he dado esta tarde que me hecho pensar en cosas tan dispares como porqué si la gente apuesta por todo a nadie se le ocurrió hacerlo porque una avioneta se iba a estrellar un día 11 en NY conducida por una estrella del béisbol (lo sé me hubiera forrado) o porqué le dan el Nobel de la Paz a M.Yunnus, el creador de los microcréditos y el banco de los pobres y no el de Economía que irá a parar a otro tipo que inventó una curva o fórmula que permita ser más ricos a los ricos o más pobres a los pobres.
Entre unas cosas y otras puede que deje de postear unos días porque me asusta la cantidad de gente que me lee o comenta, sobre todo los anónimos, incluso los que no esconden su nick pero dejan comentarios desafortunados.Temo que algún día por la noche alguien me parta la cara sin mediar palabra por algo escrito o contado en mi blog.Yo puedo perder mi intimidad pero no debería vulnerar la de los demás sean mis amigos o simples conocidos de vista.

domingo, octubre 15, 2006 

Cronopio de un bingo

Últimamente actualizo cuando puedo. Ahora estoy en un cíber, lugar que hace mucho que no pisaba hasta ayer y hoy.Me han pasado cosas muy interesantes como para dejar que pase más tiempo para contarlas.
En primer lugar y como siempre el cine, el jueves fui al Fórum a ver "Election" de Johnny To.Una auténtica clase histórica sobre las triadas chinas y lo que les rodea. Destaca, sobre todo porque su forma de narrar llena de giros imprevisibles nos muestra la acción violenta sin necesidad de ahondar en los chorros de sangre y agujeros de bala, alejándose de la tendencia asiática dominante que hace furor en occidente.
Hay que señalar además los errores en la proyección que retrasaron quince minutos el inicio de la película.A este paso voy a cogerle manía al Fórum.
Luego cena de comida china, que para resultar más indigesta la acompañamos con mi primera incursión en el GH en muchos años, siguen siendo tan ridículos como años atrás.

El viernes viaje en tren a Santiago para ver la exposición de Cortázar.Quedo con una chica en la estación, lectora de mi blog de la que no conozco ningún rasgo físico. Sobre cómo reconocernos lo dejamos al azar o al instinto.Y funciona. De todas las que pasan sin bolsa ni mochila cerca de mí es la única de la que no me entran dudas, es ella y también le pasa lo mismo.
Me lleva a comer unas raciones al María Castaña.Luego un largo paseo e intercalamos la visita a las sedes de la exposición con varias paradas para tomar algo.No existen los temidos silencios incómodos, o hablamos o reímos.Seguimos tomando tapas y cañas. Me lleva a un sitio mágico de Borja, un amigo suyo y un encanto. Es un restaurante precioso y agradable, llamado A Cortaduría (creo).
Podría volver a Coruña pero la magia no se ha roto y me convence para ir a casa de unos amigos a un ¡¡bingo!!. No doy crédito pero la explicación posterior lo aclara todo. Son una veintena de amigos que ponen un bote común y cada uno elige un viaje que se lleva el que gane el bingo.Llevan tres años haciéndolo e incluso tienen un blog.Participo como juez observador y la experiencia resulta enriquecedora.Vencedora (ganó una chica pero no ella), vencidos y observadores vamos juntos a celebrarlo.El último tren ha salido pero a ninguno de los dos nos importa.
Vamos a varios sitios, entre ellos el mítico Tarasca donde coincido con Héctor y un amigo suyo que nos hace una foto con el móvil. La gente del grupo ha ido desertando y solo unos pocos vamos al Matador donde cae la típica conversación sobre lengua y normativas.Nos despedimos.Ya en su casa, las últimas risas cuando me convence para tomar una taza de puré de verduras repleta de pipas de calabaza.
Despierto a pasadas las dos de la tarde y tras las duchas de rigor bajamos a pasear y comer algo.Había quedado para comer con mi padre pero era demasiado tarde.Decidimos elegir A Cortaduría y resultó delicioso. Recibo un sms para quedar con amigos que hace un mes que no nos vemos, demasiado importante como para romper el hechizo.Después de un té, un paseo, un paso fugaz por el cíber para ver los horarios de tren que me obligan a subir a recoger mi chupa y marcharme.Me acompaña a la estación sabiendo que nos volveremos a ver.
Llego a mi ciudad y paso por casa un minuto para cambiarme de ropa. la cita es el en Tequeño, luego iremos al Dublín, a uno de la calle Barrera y al Siglo.Nos ponemos al día y resulta fantástico.Me piden la dirección de mi blog por lo que estarán por ahí con vosotros.En plena despedida me cruzo con otros amigos que entran en el Tribeca, estoy cansado pero es parada obligada, incluso aunque más tarde haya que pasar por el Garito a ver a los demás.A las tres estoy en casa.
Hoy nada especial, comer con mi padre y pasarme la tarde limpiando la casa.Por la noche lo mejor, ver el primer capítulo de la serie documental "Voces Contra La Globalización" (en La 2 por supuesto).Me importa tanto que apago el móvil y desecho las alternativas del partido del Depor o la reposición de House.
Digno final de mini vacaciones que tardaré en olvidar.

jueves, octubre 12, 2006 

El tulipanero fugaz

Alguien preguntó en qué trabajo, podría decirle que es un trabajo de ocho horas diarias, estresante durante casi diez meses y aburrido durante mes y medio; vulgar y mal pagado (a pesar de las quince pagas) en una empresa familiar pero se compensa con una jornada de 8 a 5.Aprovechando la actualidad le diré que trabajo para reducir las listas de espera del Sergas. Indirectamente, con nuestro material médico ayudamos a reducir las listas.
El ritmo de trabajo desciende de forma brutal desde finales de julio a principios de septiembre debido a las vacaciones del personal sanitario que es la razón principal por la que han aumentado las cifras dadas en los últimos días. Hasta ahí te puedo contar.
He vuelto al cine, este lunes, para ver la mítica película “Un Americano en París” en la Fundación Caixa Galicia, abarrotado de viejunas y después fuimos al Marfil a jugar una partida a la escoba, hacia siglos que no jugaba y gané.
El martes bajé a tomar un chai y disfruté de la casa para mí solo por primera vez, porque mi compañera se va de vacaciones durante dos semanas. Voy a disfrutar cada minuto.
Ayer fuimos a Lugo, pretendíamos visitar la ciudad pero estaba tan lleno e imposible para aparcar que dimos una vuelta a la muralla en coche y salimos al centro comercial donde hay un H&M. Me compré unas zapatillas, boxers, calcetines, un pantalón y una bufanda todo ello por 56 euros y sin rebajas. Ya de vuelta fuimos a tomar algo a la Green St, luego acidisco y yo cenamos en mi casa una tortilla de patatas y vimos algo del España- Argentina. Esperamos a ver el sumario de Días de Cine donde el genio de Antonio Gasset, habló de si mismo negando que los mails y webs que reproducen sus comentarios sean reales quejándose sobre todo de que le atribuyan uno sexista. Es y será siempre un genio incomprendido.
Visto el sumario y casi empujado a rastras por mi amigo y el licor café, salimos hacia el Soho donde no cabía más gente y destacaba la cantidad de chicas interesantes (vestidas de negro, sobre todo). Nos tomamos dos copazos y subimos al Patachím. Nada más entrar por la puerta nos encontramos con varios nicks y con Manuel y ¡¡Renato!!; el holandés errante de vuelta dos años y medio después por unas semanas. Camarera nueva que creo era amiga de Javi pero no recuerdo su nombre. Pagué la novatada, me cargó demasiado la copa. Llegaron más nicks y el tupé atacaba de nuevo. No me creía lo que veían mis ojos, teníamos previsto quedarnos poco tiempo a pesar de la sorpresa por lo que una hora más tarde nos marchamos. Pasamos por el Small’s un minuto para ver a Javi pinchar y acabamos la noche en el Rocknroll donde se repitieron algunas caras de horas atrás y porqué no decirlo, entre ellas algunas vestían de negro.

lunes, octubre 09, 2006 

Vacances again

Como mola lo de juntar los tres días sueltos que me quedaban con un festivo y el puente del viernes que me corresponde. Casi diez días de vacaciones, qué bien me vienen. Podía haberme ido a Madrid o Valencia pero tengo unos gastos más urgentes como una tele de más de 14” con mando a distancia que la del piso me deja ciego y cambiar los cristales de las gafas después de dos años para amortizarlos y darme cuenta (gracias a la tele) que necesito ver sin tantos rayazos.
Increíblemente no he ido en toda la semana al cine, ha sido debido en parte a la lluvia constante y lo he compensado tirando del DVD en el hogar. Quizás con el tiempo me anime a citar las películas que veo en casa porque hasta ahora me he limitado a las de la pantalla grande.
El viernes hicimos la primera cena del piso, resultó un éxito gracias a la ayuda externa. Deberíamos haber sido nueve o diez, un alarde de locura mutua inaugural nos hizo elegir los invitados sin pensar en la capacidad limitada para poder sentarnos todos, por lo que gracias a la comprensión de unos (primeros de la lista de una futura cena) y la ausencia de otros (excusa justificada o no) quedamos cinco. Tuve que compaginar las idas y venidas al supermercado con una cita en La Bottega con amigos comprensivos y compañeros de viaje a Lugo esta semana en la expedición de otoño al H&M.
La cena resultó un tanto perjudicial, unos a base de licor café y otros a base de ron salimos de allí hacia el Patachím donde degustamos más bebidas, parlamentamos con los escasos conocidos o esquivamos unas gafas hechas de pajitas que buscaban todas las cabezas presentes. El licor café me vuelve serio y es el antitarima perfecto (lo tendré en cuenta).Me fui solo al piso sabiendo que ella llegaría más tarde y peor que yo por lo que la esperé despierto. El instinto me decía que debería estar despierto para recoger los pedazos, presientes la caída y ahí estás para echar una mano y ayudarla a levantarse.
El sábado salí de casa para comer en casa de mi tía encontrándome a unos metros con los bloques de piedra caídos de una fachada que gracias a la hora y a ser festivo local evitó una gran tragedia. Luego volví para casa, recibimos visita saldada con unos tés, bajé a ver el patético partido de la roja y ya no salí hasta el día siguiente para comer con mi padre. Vuelta al hogar y tarde atípica de domingo, parada en la Tata para ver pinchar a Iago y un heladito previo al concierto de Ultracuerpos, Majestics y Meu en Maria Pita.
Me sorprendieron los primeros, había leído y escuchado cosas buenas sobre ellos pero no los había visto, superaron con creces mis expectativas. Alargamos el descanso con parte de los cocinitas tomando algo en la calle Barrera acumulando Mondosonoros y pasamos de ver a los Majestics volviendo justo para ver a Meu. Digamos que tenía más información sobre ellos pero tampoco los había visto en directo por incompatibilidad de horarios y acontecimientos, siempre coincidían sus actuaciones demasiado lejos o había algo más interesante. También me gustaron mucho, incluido los excesos del cantante y las versiones finales del “Phycokiller” y una mítica versión de The Clash escuchada de lejos en plena desbandada.
Tiempo justo para dejar a la compañera de piso (de uno) y hermana (del otro) en casa y cenar un sándwich de queso (uno) y un perrazo (otro). Finalizar la noche en plena fiesta post-conciertos en el Soho con una caña igual que la de mi-tocayo-fumichino-con-nuevo-corte-de-pelo presente mientras que el veinteañero que me acompañaba optaba por el zumo de rigor. Podría haber seguido solo de juerga pero un dolor de cabeza persistente cambio el Soho por el sofá y Punset como pastilla esfervescente.

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