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domingo, diciembre 23, 2007 

Todos felices

Hoy es 23 eso significa que un nuevo mes más de bitácora.Se acaba el año y junto el mes próximo el blog estará de cumple.

Desde el viernes han pasado muchas cosas,la mayoría buenas.Las únicas malas fueron relacionadas con mi familia.El viernes comimos todos juntos y adelanté unos días la típica discusión navideña paterno-filial.La otra,ya menos mala también el viernes, mi hermana celebró su cumple y se olvidó de invitarme.La perdoné al momento.
Aproveché la tarde de trabajo al máximo,no quería cambios de última hora que me dejaran sin tener libre sábado y domingo.Llegué a casa,cené algo y me fui a la mardigras al concierto de Los Iribarnes y Triángulo de Amor Bizarro.Con los primeros me divertí,a los segundos ya los había visto tantas veces que preferí echarme para atrás y verlos con la hermana y ¡¡ la madre!! de un amigo.Lo pasé muy bien y continué la noche con otro amigo al que conseguí sacar de casa.Estuvimos en el Pata (cada vez me gusta más como pincha Alberto)donde descubrimos que otro antiguo conocido que creíamos gay tenía novia.Subimos al 14 donde afortunadamente no había tanta gente conocida como para dejar de lado a mi amigo.Bueno sí que hubo pero supe controlarme.
Al final acabó yéndose y me quedé hasta que cerraron.Entre cervezas, licor café y varios dycs volví a perderme un poco pero no tuve lagunas.

El sábado amanecí a las diez y pico, para una vez que podía dormir las horas que me diera la gana, se me ocurrió abrir un ojo y no conseguí dormirme. La mañana dio para mucho, entre otras cosas para llevar el traje negro que usaré para la cena del 31 a la tintorería. Llevaba colgado así, sucio desde el fin de año pasado.
Comí en casa de mi tía y no tenía tiempo ni ganas de mucha sobremesa, había que tender la ropa. Luego de hacerlo me fui a ver a Antón. Me pasé una hora y pico en su casa, con su abuela (que me adora)me tomé un café y estuvo contándome que no entendía porque a ella no le subía la masa de la tarta y a otra gente sí. Luego de que bañaran al niño me lo dejaron coger. Fue una sensación maravillosa, incluso lo seguiría siendo si me hubiese vomitado. Les dejé porque tenía que ir a una fnac abarrotada para ver la presentación del disco de Combo Dinamo. Estuvieron geniales como siempre aunque solo tocaron media hora. Le compré el libro que pensaba a mi hermana y un encargo de mi madre. Volví para casa a seguir escuchando Manos de Topo hasta que bajé al concierto al que iría solo porque que bajara dos días seguidos era difícil. No me costó ver a conocidos. Era en el Jazzvides y como llevaba retraso fui hasta el Barroco a tomar una cerveza en compañía de dos hermanas (si pongo encantadoras se pican así que no digo nada).Costó dejarlas pero no podía perderme aquel concierto.
Lo primero que hice después de deleitarme con el ambiente y preguntarme que significaba esa media tarta tan apetitosa, fue comprarme el disco de Manos de Topo.
Fui a la barra a por una cerveza y la vi. Estaba sola, era rubia, guapa y tenía cara de rusa. No le dije nada. Me puse delante y empezaron.
Primero tocaron “Brumel”,siguieron con “Los japoneses no son tan chinos”,”Feliz mañana”.Ya sabía que estábamos ante algo grande y nos ofrecieron tarta porque el batería estaba de cumple. Y tocaron “El Cartero” y la también maravillosa “Balas en Dallas”.Continuaron con todos adorándoles, cantando “Doy, doy la talla”.Entonces el surrealismo se convirtió en humor cuando le dedicaron la siguiente canción a Jose Luis Moreno, era nueva y muy buena. Sacamos nuestro dolor para cantar “Es feo” a la que siguió una nueva. Llegó la traca final con “La chica tripolar”,”Carta a los Reyes” y cerraron leyéndome el pensamiento fotologuero con “Morir de celos”.Pero aún quedaba el bis que tenía sorpresa, la versión dedicada del “Bailar pegados” de Sergio Dalma y el cierre definitivo con La Estatua de la Libertad (sin la Canción oculta).Grupo de culto desde ya y concierto del que se hablará.
Me fui y “la chica rusa” tomó el camino contrario al mío. Pasé por el Soho donde contaba encontrarme a las hermanas pero hubo cambio de cromos. Y apareció la rusa. Luego fuimos al Atomic. Era la primera vez que iba y me gustó. Tuve varias conversaciones muy interesantes, sobre todo con dos conocidos que ya considero amigos. Me subí con la hermana visitante hasta el Pata donde estaba toda la trouppe incluida la lisboeta de Dijon pero ni rastro de la rusa. Me pusieron el 197 y subimos al 14.Ya iba bastante perjudicado y ver a tantos amigos allí multiplicó la ingesta de alcohol. Y encima apareció la rusa pero solo pude presentarme. Fuimos al Playa y conseguí colarnos cuatro. Pinchaba flashback y no paré de bailar, mi cabeza ya no estaba para ningún tipo de conversación. En la Nordic, más gente, hasta uno en la cabina al que saludé al acabar. No tenía sentido ir a Soweto con la que llevaba encima.

Me levanté fatal, con dolor de resaca y de una quemadura en el brazo pero feliz.Comí algo y me di un paseo hasta Los Rosales para visitar a una amiga y darle un encargo. Me dejó cerca de casa, yo tenía otra cita. Fuimos al Pata, dos horas hablando de todo, con un descafeinado y un té para empezar y después dos cervezas. Me vino muy bien la charla. Quedaba la vista a la casa materna a escribir la crónica y para casa.

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