Cosecha real
No hay nada como tener unos jefes con niños para que nos premien con salir a las tres y poder ir a la cabalgata (o en mi caso a comprar los regalos).Nada más salir improvisé un bocata y me fui directo al centro comercial.Primero a por unos Cds para mi hermana, me costó pero encontré lo que buscaba, los de Jorge Drexler (el del Oscar y el último directo) difíciles de conseguir en su city. Lo mejor el comentario del que tenía detrás en la cola:Que Dios me perdone por comprar ésto (no sé lo que llevaba pero me lo imagino). Seguí mi camino hacia la planta de juguetes para comprar un juego de la PS2 que estaba agotado y elegí otro que seguro que devolverá.Me faltaba mi otro hermano y lo solucioné por azar, cuando bajaba las escaleras pasé delante de la sección de ropa interior y lo ví claro, para mí sería una locura pagar éso por uno solo cuando te pudes llevar seis pero para él no.Todo ello rompiendo mis principios de no comprar en ese sitio.
Un bombón en el Delicias y un paso por el super me dejaron en casa sobre las seis.Dejé las cosas y fui hasta la Colón para comprarle un libro a mi madre, el último de Vargas Llosa, completando mi tarjeta de descuento y mi cupo de regalos.El resto de la tarde y parte de la noche la pasé con las tareas del hogar:planchando, volviendo a hacer habitable mi habitación, limpiando la mitad del piso que me tocaba y después de todo ello un poco de helado y una duchita.Listo para la nuit fui hasta la Abadía al encuentro de mis amigos flikers y dominicanos, éstos últimos se despedían porque al día siguiente cruzaban el charco.Como llevaban varias horas de cañas se fueron a medianoche dejándome solo con ganas de seguir.Hice dos llamadas infructuosas bajo la lluvia que acabaron por hundirme definitivamente, ni pasando por delante del Smalls se me ocurrió entrar y me fui para casa.
El Sábado de reyes amanecí desconsolado por no encontrar ni un regalo (debí de hacerme uno yo) en mi nueva casa pero en casa de mi madre sí que tenía:la olla rápida esperada, un cojín, un libro que ya tenía y una bolsita de gominolas (no comment).El resto de la cosecha entre casa de mi abuela y de mi tío, donde fui a comer fue:unos jabones artesanales, un juego de tazas para dos, un paraguas, el libro de 1080 recetas de Simone Ortega y casi la mitad de mi sueldo en dinero.Mi madre le regaló a mi cuñado inglés un diccionario, se lo tomó bien justo el día en que regresaba a Londres.Por la tarde de nuevo en casa con la conciencia intranquila cuando supe que me había equivocado en dos regalos que ya tenían, el juego de la play de mi hermano y uno de los cds de mi hermana que para mayor desgracia ya se lo había regalado el año pasado.Cuando estaba asimilando lo anterior y la derrota de mi equipo de basket contra el más odiado, me llamó mi hermana para decírme lo del regalo y que me pasase por la casa materna para entregarme el suyo : una foto que sacó en San Francisco enmarcada.Es de una ventana donde sobresale de las cortinas la silueta de Bogart, supongo que de cartón y consigue un efecto fascinante.
Volví a casa,ya no vacía y tras contarnos nuestros respectivos últimos días salimos al Dublín a tomar algo donde me volví a encontrar con ella pero esta vez sí que hablamos.Estaba cansado y si quería seguir debía esperar una llamada incierta por lo que volví a acostarme pasada la una.
Hoy me desperté pasadas las diez y me fui de rebajas (una gabardina corta y unas botas, negras y inditexas).Luego quedé para la sesión matinal en los Filmax para ver "Maria Antonieta" de Sofia Coppola.Me resultó rara la adaptación tan llena de colorido, con la música de Phoenix de fondo (incluso creo que salen en una escena) y juro haber visto unas convers rosas en un plano de zapatos.La protagonista está genial y Versalles es alucinante.Leídas algunas críticas puedo decir que me la esperaba peor. Aunque llega al notable me quedo con las anteriores de la directora.Una vez más coincidí con una lectora de mi bitácora y madre de alguien desesperado en estos momentos, amigo fotologuero al que le han robado la cámara en su propio trabajo. ¡¡¡Ánimo mister atlántico (y suerte mañana con el jefe)!!!.
Nada más salir comida familiar y parte de la tarde con mi hermana en casa de una amiga de toda la vida, casi una segunda hermana para nosotros, donde nos pimplamos una botella de crema de orujo entre los tres intentando ponernos al día y soñando con arreglar el futuro incierto de nuestra generación.Se nos pasó el tiempo y llegué tarde al fútbol.Tenía el asiento aún frío cuando metimos el primer gol y el éxtasis acompañado de afonía se instaló cuando llegó el segundo gol.
Una nueva victoria por 2-0, más dulce si cabe por ganar tu equipo y perder el equipo más odiado (si me ganan al basket y al fútbol en el mismo finde la cara de lunes se me iba a quedar toda la semana).Otro año más con 90 minutos de felicidad futbolística, seguiré buscando otras formas de felicidad como las producidas al tener noticias de que alguien ha cruzado el charco y tiene ganas de verte.
Un bombón en el Delicias y un paso por el super me dejaron en casa sobre las seis.Dejé las cosas y fui hasta la Colón para comprarle un libro a mi madre, el último de Vargas Llosa, completando mi tarjeta de descuento y mi cupo de regalos.El resto de la tarde y parte de la noche la pasé con las tareas del hogar:planchando, volviendo a hacer habitable mi habitación, limpiando la mitad del piso que me tocaba y después de todo ello un poco de helado y una duchita.Listo para la nuit fui hasta la Abadía al encuentro de mis amigos flikers y dominicanos, éstos últimos se despedían porque al día siguiente cruzaban el charco.Como llevaban varias horas de cañas se fueron a medianoche dejándome solo con ganas de seguir.Hice dos llamadas infructuosas bajo la lluvia que acabaron por hundirme definitivamente, ni pasando por delante del Smalls se me ocurrió entrar y me fui para casa.
El Sábado de reyes amanecí desconsolado por no encontrar ni un regalo (debí de hacerme uno yo) en mi nueva casa pero en casa de mi madre sí que tenía:la olla rápida esperada, un cojín, un libro que ya tenía y una bolsita de gominolas (no comment).El resto de la cosecha entre casa de mi abuela y de mi tío, donde fui a comer fue:unos jabones artesanales, un juego de tazas para dos, un paraguas, el libro de 1080 recetas de Simone Ortega y casi la mitad de mi sueldo en dinero.Mi madre le regaló a mi cuñado inglés un diccionario, se lo tomó bien justo el día en que regresaba a Londres.Por la tarde de nuevo en casa con la conciencia intranquila cuando supe que me había equivocado en dos regalos que ya tenían, el juego de la play de mi hermano y uno de los cds de mi hermana que para mayor desgracia ya se lo había regalado el año pasado.Cuando estaba asimilando lo anterior y la derrota de mi equipo de basket contra el más odiado, me llamó mi hermana para decírme lo del regalo y que me pasase por la casa materna para entregarme el suyo : una foto que sacó en San Francisco enmarcada.Es de una ventana donde sobresale de las cortinas la silueta de Bogart, supongo que de cartón y consigue un efecto fascinante.
Volví a casa,ya no vacía y tras contarnos nuestros respectivos últimos días salimos al Dublín a tomar algo donde me volví a encontrar con ella pero esta vez sí que hablamos.Estaba cansado y si quería seguir debía esperar una llamada incierta por lo que volví a acostarme pasada la una.
Hoy me desperté pasadas las diez y me fui de rebajas (una gabardina corta y unas botas, negras y inditexas).Luego quedé para la sesión matinal en los Filmax para ver "Maria Antonieta" de Sofia Coppola.Me resultó rara la adaptación tan llena de colorido, con la música de Phoenix de fondo (incluso creo que salen en una escena) y juro haber visto unas convers rosas en un plano de zapatos.La protagonista está genial y Versalles es alucinante.Leídas algunas críticas puedo decir que me la esperaba peor. Aunque llega al notable me quedo con las anteriores de la directora.Una vez más coincidí con una lectora de mi bitácora y madre de alguien desesperado en estos momentos, amigo fotologuero al que le han robado la cámara en su propio trabajo. ¡¡¡Ánimo mister atlántico (y suerte mañana con el jefe)!!!.
Nada más salir comida familiar y parte de la tarde con mi hermana en casa de una amiga de toda la vida, casi una segunda hermana para nosotros, donde nos pimplamos una botella de crema de orujo entre los tres intentando ponernos al día y soñando con arreglar el futuro incierto de nuestra generación.Se nos pasó el tiempo y llegué tarde al fútbol.Tenía el asiento aún frío cuando metimos el primer gol y el éxtasis acompañado de afonía se instaló cuando llegó el segundo gol.
Una nueva victoria por 2-0, más dulce si cabe por ganar tu equipo y perder el equipo más odiado (si me ganan al basket y al fútbol en el mismo finde la cara de lunes se me iba a quedar toda la semana).Otro año más con 90 minutos de felicidad futbolística, seguiré buscando otras formas de felicidad como las producidas al tener noticias de que alguien ha cruzado el charco y tiene ganas de verte.
