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viernes, diciembre 15, 2006 

El 14!

Sigo sin dormir las horas suficientes. Anoche apagué la luz pasadas las doce y media pero la oscuridad se mantuvo escasamente cuarenta minutos. Desvelado me puse a escribir estas líneas pensando cuales serían las causas de mi desvelo casi crónico.
Podría ser el descafeinado de las ocho de la tarde en La Bottega en compañía del otro señor T. y de S. que dejó una nueva entrada en nuestro diccionario de conocidos: “suricato u oteador de ballenas” pequeño personaje que con nocturnidad y alevosía se apoya en las columnas o paredes de los pubs en silencio viendo la gente pasar siempre con el radar alerta.
Esta vez la película del Cgai no me dejó transpuesto, era Hori Ma Panenko (¡Al fuego, bomberos!) del checo Milos Forman, delirante comedia de veteranos apagafuegos. Tampoco lo hizo el miércoles en los Yelmo la película “Palíndromos” de Todd Solondz, alternativa improvisada de una cena y formateo de ordenador que no se produjo, donde la presencia de una chica conocida bajita y profesora de la que no recuerdo su nombre rompía la soledad de la sala.
Volviendo a los posibles motivos de la ausencia de sueño pienso en la pasta que me dejé en la Colón con el dinero fresco de la paga extra cancelando tres posibles regalos de navidad a recibir en unos días: “En picado” de Nick Hornby, los “1001 libros que hay que leer antes de morir” de Boxall, Peter y Mainer y el último “Kim” de Rudyard Kipling en otra fantástica edición de la pequeña editorial Ediciones del Viento.
Otra causa posible y más que probable sería el chai que me tomé al salir del Cgai en la tetería de la calle Orzán con C. y M. a quienes convencí para subir a la inauguración del 14!, nuevo local de Rubensinho y compañía, artífices del santuario pagano llamado Patachím.
Pese a no ser ni las once ya estaba bastante lleno, fauna habitual de la noche coruñesa con una gran cantidad de trabajadores de otros locales como el Soho, el Macondo, el Baobar, el Small’s, el Playa o los del binomio Bar de Juan/ Desquite pero se echaron en falta a mucha gente conocida. Mientras ojeábamos el local y asaltamos patatas fritas, algún trozo de empanada y unas cuantas lonchas de jamón, fueron llegando más habituales. Con la cerveza terminada y antes de que la carroza se convirtiera en calabaza, nos fuimos sin pagar (fue un descuido Rubem) con la buena impresión inicial aunque sabiendo que no va a ser lo mismo (y no lo digo porque me sienta mayor o porque no haya tarima).
Quizás esta noche si la comida de empresa no se alarga demasiado, pasa factura o estoy muy cansado volveré a bailar como acostumbro al ritmo del Dj residente que dará la cara en lugar de la espalda.

Esta última línea fue escrita a las dos de la madrugada pero no me quedé dormido hasta las tres.

me sorprende lo de "palíndromos", porque esa profesora bajita me ha dicho hoy en el coche de vuelta del insti que sólo estaban dos personas en el cine. pero a ti no te calificó de ninguna manera. fernanda, se llama.

El 14 es una cutrada, pero una bien gorda.

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