Last Life in the Universe
Primer lunes en mucho tiempo que voy al cine. Posiblemente también sea la primera vez que veo una película tailandesa, no recuerdo ahora si “Las Lagrimas Del Tigre Negro” era tailandesa. La cita con el Cgai era para ver “Ruang rak noi nid mahasan”de Pen-Ek Ratanaruang más conocida por su título en inglés “Last Life in the Universe”.
Cuenta la historia de un chico japonés que vive en Bangkok y trabaja en una biblioteca. Tiene el perfil adecuado para el puesto, es un lector empedernido y le gusta tanto el orden que desarrolla un TOC (trastorno obsesivo compulsivo) lo mismo que tiene David Beckam. Pero esa forma de vida no le llena por completo e intenta suicidarse una vez más. El azar como tantas veces se cruza en su camino y es su hermano quien aparece en su casa para impedir su muerte.
Las cosas cambian a su alrededor pero continúa con sus intentos de suicidio. Pero un día todo dará un giro, estando a punto de tirarse desde un puente una chica intenta impedirlo y es atropellada. Su naturaleza le obliga a ayudar a quien le ayuda y decide acompañar al hospital a la hermana de la muchacha atropellada.
La espera en dicho centro les une y acaban marchándose juntos a la aldea, dejando a la herida recuperándose en el hospital. Esa nueva casa representa todo lo que detesta, está sucia y desordenada pero al mismo tiempo comienza a sentir algo por la chica que le acompaña.
Podría seguir con el argumento pero ya es lo bastante interesante como para verla sin necesidad de desvelar más detalles. Destila humor negro y surrealismo en cada plano y está contada con una estética muy cuidada y un ritmo pausado y romántico aunque de vez en cuando usa algún flashback rompiendo la temporalidad.
Los actores hablan en tres idiomas: japonés, tailandés e inglés demostrando que con ciertas miradas no son necesarias las palabras.
La obsesión por el orden, los libros y la soledad del personaje me han hecho sentirme identificado dándole un punto irónico y personal a la película que me ha hecho valorarla muy positivamente.
Cuenta la historia de un chico japonés que vive en Bangkok y trabaja en una biblioteca. Tiene el perfil adecuado para el puesto, es un lector empedernido y le gusta tanto el orden que desarrolla un TOC (trastorno obsesivo compulsivo) lo mismo que tiene David Beckam. Pero esa forma de vida no le llena por completo e intenta suicidarse una vez más. El azar como tantas veces se cruza en su camino y es su hermano quien aparece en su casa para impedir su muerte.
Las cosas cambian a su alrededor pero continúa con sus intentos de suicidio. Pero un día todo dará un giro, estando a punto de tirarse desde un puente una chica intenta impedirlo y es atropellada. Su naturaleza le obliga a ayudar a quien le ayuda y decide acompañar al hospital a la hermana de la muchacha atropellada.
La espera en dicho centro les une y acaban marchándose juntos a la aldea, dejando a la herida recuperándose en el hospital. Esa nueva casa representa todo lo que detesta, está sucia y desordenada pero al mismo tiempo comienza a sentir algo por la chica que le acompaña.
Podría seguir con el argumento pero ya es lo bastante interesante como para verla sin necesidad de desvelar más detalles. Destila humor negro y surrealismo en cada plano y está contada con una estética muy cuidada y un ritmo pausado y romántico aunque de vez en cuando usa algún flashback rompiendo la temporalidad.
Los actores hablan en tres idiomas: japonés, tailandés e inglés demostrando que con ciertas miradas no son necesarias las palabras.
La obsesión por el orden, los libros y la soledad del personaje me han hecho sentirme identificado dándole un punto irónico y personal a la película que me ha hecho valorarla muy positivamente.
