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martes, abril 25, 2006 

Mando Diao en el Playa

Llevaba escuchando sus dos discos en mp3 durante las últimas semanas (antes no sabía quienes eran, me sonaba el nombre y punto). Iba dispuesto a pasármelo en grande, tras muchas escuchas estaba enganchado y me habían convencido.
La entrada ponía que abrían a las diez pero conociendo el retraso habitual me fui directamente a la cafetería para ver el final del Villareal- Arsenal donde tenía el corazón dividido. Hasta que llegó el penalti y Riquelme falló, el salto que pegué y la alegría del final me demostró que realmente siempre quise que pasara el Arsenal, pudo más el “gunner” que llevo dentro que la nacionalidad. Esperaba que los suecos estuvieran viendo a su compatriota Ljunberg y el concierto se retrasara lo suficiente para poder coger un buen sitio pero fue imposible.
En el Playa no cabía un alfiler cuando entré pero seguían vendiendo entradas. Era un auténtico infierno que me hizo recordar viejos abarrotes en la década pasada como aquel concierto de las efímeras Elástica o las últimas visitas de los Planetas.Dejé el chaquetón y el chaleco en el ropero para ponerme cómodo y conseguir abrirme paso entre la gente. Pasados veinte minutos ya me había bebido dos aguas, pensaba que me iba a marear del calor y no había avanzado ni cinco metros desde la cabina del pincha.
El público era variopinto, apenas pude distinguir gente conocida salvo caras habituales del Soho donde había una fiesta pre y post concierto. Predominaban las chicas jóvenes y gente pija, lo más in de la city; también estaba la sección “somos indies somos cool” o los universitarios y erasmus que se apuntan a lo que sea con tal de salir entre semana.

Finalmente, cerca las once y cuando la gente comenzaba a impacientarse (llegaron a gritar “hijos de puta” medio en broma medio en serio) saltaron a escena. El típico saludo en macarrónico spanish y comenzaron el repertorio ante los gritos y saltos de sus fans.
Abrieron con “Paralyzed” dejando claro que Gustaf (el guaperas moreno) era todo postureo y le quedaba poca voz. Después vino “Down In The Past” que causó los primeros estragos demostrando Björn (el rubio) que posee más talento vocal pero le falta ese savoir faire de su incansable compañero de micrófono.Sorprendentemente, con solo dos temas y el público como loco, pegaron un bajón para cantar uno de sus temas nuevos cuyo título desconozco.
Retomaron el vuelo alternando los cantantes con “Annie’s Angle”, “Lauren's Cathedral”, “You Can't Steal My Love” y “White Wall”.Para recuperarse tocaron otro tema que no me sonaba y pasaron a la traca final con “God Knows” y “Sheepdog”.
Repertorio justito cercano a una hora que culminaron, tras hacerse bastante de rogar, con un bis de tres canciones. La primera con Gustaf en plan acústico y con harmónica puede que fuera una versión porque me sonaba de algo. Dejaron un gran sabor de boca con sus dos últimos hits “Clean Town” y “The Band”, aunque se tornó algo agridulce al ver el encendido de las luces y escuchar la música de la sala que nos dejaban sin un posible segundo bis y nos invitaban a marcharnos.

Resumiendo, se podría decir que cumplieron las expectativas con su música: tocaron muchos hits y presentaron algún avance de su nuevo álbum aunque se dejaron temas imperdonables en el camerino (aprovecho para pedir disculpas por si me he olvidado de alguno y pido la corrección oportuna).Pero también debemos recordar sus fallos de sonido y voz, sus ataques de ego y sus posturitas, sus elogios al sudoroso respetable y a la ciudad, su escasa hora. Sabíamos lo que nos íbamos a encontrar, era lo esperado por su trayectoria y por como funciona este negocio.

Satisfecho por mi elección y porque acabó a una hora prudente me fui para casa, lo que me permitiría no tener que lamentarlo cuando sonara el despertador a las siete de la mañana para irme a trabajar (sobre las doce y cuarenta ya estaba en la cama).

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