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viernes, abril 28, 2006 

Marrones laborales

Me desperté tarde y llegué con casi media hora de retraso a trabajar, menos mal que los viernes suelen tardar algo más en llegar mis superiores. Fue una de las jornadas más horribles en los dos años que llevo trabajando aquí. Alguien abrió la “caja de pandora” de los marrones laborales y siempre pagaba yo el pato. Primero fue una bronca por las caducidades cuando apenas llevo medio año controlándolas y arrastro fallos cometidos hace muchos años. Después fueron surgiendo más temas relacionados indirectamente con mi trabajo que avisé de que ocurrirían pero no me hicieron caso y tuve que resolverlos urgentemente con mucha imaginación e improvisación (tenía que mandar por fax un certificado que no teníamos firmado por alguien que no estaba y aproveché mi facilidad para escribir para intentar colar una carta que creo que colará).
El último marrón fue por culpa de la tecnología. Como ya tengo cierta experiencia me voy adelantando a los acontecimientos y para conseguir un material para una futura intervención con antelación envié un correo hace unas semanas al fabricante. Le llamo para saber cuando lo tendrán y me dice que no recibió el mensaje y que la mercancía tiene que pedirla al extranjero y tardará unas semanas. Puede que sea demasiado tarde.

Menos mal que casi al salir, un simple sonido consigue quitarme algo del estrés que llevo encima. Recibo un sms de Marta que está por la zona y quedamos para tomar algo.Le llamo y la espero en un café de la Gaiteira, del que no recuerdo el nombre. Mientras me llama Carol al móvil pero no la oigo porque estoy escuchando a DA en el mp3.
Cuando viene Marta salgo a llamar a Carol. Era para informarme que cierran los cines Equitativa donde habíamos quedado para ver hoy “La Casa de Mi Abuela” algo que se me olvidó por completo. Quedamos en llamarnos el domingo o el lunes.
Vuelvo con Marta y vamos caminando hasta el centro. La convenzo para que se venga al cine conmigo a las ocho a ver “El Sabor de la Sandía”. Acepta y hacemos planes, ella quedará con Toña mientras yo voy hasta casa a coger unos libros y devolverlos a la biblioteca de la Diputación. Cumplido el trámite me reúno con ellas en la librería Colón
Después Marta y yo vamos al Bombilla a cenar unas tapas y cogemos el bus para ir al Fórum. De camino nos cruzamos con mi prima y su novio. Últimamente cada vez que voy por la calle con una chica me cruzo con algún familiar mío o suyo con lo que ya está listo el cotilleo de rigor.

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