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lunes, junio 13, 2005 

Encuentros de compras

La tormenta de ayer por la noche provocó que la caldera no funcionara y tuve que empezar la semana duchándome y afeitándome con agua templada tirando a fría.
En el curro días como éste convierten la pausa del café en una ilusión, se tiene uno que conformar con un café bebido mientras aprovecha para ir al baño, llenar y vaciar en dos minutos. Aún queda una semana para las elecciones y siguen operando sin parar como si estuviéramos en guerra.
Por la tarde, sin posibilidad de playa, aproveché para salir a dar una vuelta y comprarle el regalo a mi madre que mañana está de cumpleaños. Primero paré en Beskra, recordé la conversación con Tóni del viernes y subí a ver cinturones a la sección de chicos. Fue echar un vistazo por encima y saber que no había nada de mi estilo (demasiado color). Al salir coincidí con Lucía que subía del piso de abajo e iba para la cola de la caja. Me enseño sus compras y hablamos un rato, quedamos en vernos esta semana por el CGAI que la teníamos marcada los dos. Siguiente parada la librería Colón a comprarle un libro a mamá. Mi intención era el último libro de Antonio Gala una recopilación de artículos en prensa durante la transición, pero no lo tenían. Mientras ojeaba alternativas encontré dos nuevos libros de Ediciones del Viento, Orient Express de John Dos Passos y De París a Jerusalén de François-René de Chateaubriand, que incorporé a mi colección; y me decidí como regalo una antología poética de Saramago en edición bilingüe. Cuando estaba en la cola volví a coincidir con Lucía (misma ruta o pura casualidad), esta vez hubo más risas que conversación. Al esperar mi turno vi a Marta entrar en Fosco, pagué, me llevé el ejemplar encargado del Cahiers y crucé la calle. Entré, la busqué y ya se había ido así que la llamé al móvil y nos vimos más adelante. Estaba con Sonia y la prima, tras los saludos entramos en Blanco, nunca había estado y me pareció muy interesante me gustó el estilo. Como Marta ya estaba un poco cansada de tantas compras y ellas querían seguir decidimos esperarlas en La Bottega tomándonos algo. También estaba esta vez la camarera preferida de mis chicos, Marta se encontró a su tío y me quedé sentado cuando nos sirvieron las bebidas y dos tapas para Marta que la camarera pensó que una era para mí pero un gesto de rechazo le hizo comprender y sonreír. Era uno de los tópicos de cafeterías como “los chicos toman tapas las chicas no”o”el agua para la chica y la cerveza para el chico” que provocan situaciones graciosas. Volvió Marta y nos interrogamos mutuamente sobre amigos comunes, viajes, amores (más bien falta de) y me recordó que también eran mis amigos y esperaban mis llamadas. Les vea mucho o poco siempre soy el último en enterarme de las cosas por ejemplo, Sonia tiene novio desde hace más de un mes y yo no tenía ni idea, cuando llegó sola ya le saqué algún detalle (se llama Jose y trabaja en Begano, la distribuidora de Coca-Cola para quién no lo sepa).Marta se fue por su camino y yo acompañé a Sonia hasta la parada del bus y hablamos un poco.

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