Hastío y melancolía
Las sensaciones que me transmite el cuerpo no son buenas. El sueño reparador no ha servido, me levanto cansado aunque sean las doce, desayuno cualquier cosa rápida y leo el periódico de ayer que no había visto ni la portada mientras escucho a mis vecinos rapear (sí, son unos putos hip-hoperos que ensayan las mañanas de los findes) y a los aviones del ejército pasar. Me dan ganas de vomitar. Todo el mundo celebrando el potencial militar, exhibiciones y desfiles. Lo he decidido, estoy un poco harto, voy a colgar una sábana-protesta en la que escribiré “Ni Reyes Ni Ejércitos” ya que no voy a estar en mi ciudad durante el desfile que quede constancia de mi rechazo (je suis un revolucionaire). Intentando convencernos con exposiciones y charlas de que van a misiones de paz (pero armados para hacer la guerra), creciendo el presupuesto cada año debido a una supuesta necesidad para luchar contra el terrorismo y por no hablar de los negocios de venta y fabricación de armas a países en conflicto saltándose todas las leyes y diciendo que forman parte de proyectos de cooperación o ayuda. El miedo y la seguridad de la mano una vez más. Hace un día espléndido pero no tengo ganas de nada, podría haber ido con mi madre a casa de mi abuela a ayudarles a montar un balancín que le regalaron para el jardín por sus 85 tacos pero paso y me quedo en casa hasta las ocho. Aburrido como una ostra decido irme al Forum. Ponen Nackt de Doris Dörrie, película alemana en la que tres parejas amigas de toda la vida deciden quedar para cenar. La amistad se ha ido desvaneciendo con el paso del tiempo y los cambios, quedan posos pero ya no es lo mismo. Además, cada pareja pasa por una fase distinta, unos acaban de cortar, otros están en un buen momento y los anfitriones, más ricos que el resto, están en un punto intermedio entre caer al precipicio o aguantar en el alambre. Todo ello se mezcla, se le incluyen momentos con canciones utilizadas como pensamientos de los intérpretes y tenemos una película divertida y triste sobre las relaciones de amistad y de pareja. Una vez más, al salir, ningún mensaje ni llamada perdida con un plan interesante para esta noche. Por el camino me cruzo con unos cuantos militares (otro motivo más para no salir no encontrarse a algún individuo de esos profanando alguno de mis templos nocturnos) y también con Uxía pero ni nos paramos a hablar, un vulgar saludo. Casi se nos acabó aquella-fantasía-estilo-la-boda-de-mi-mejor-amigo de casarnos si no teníamos pareja cuando ella cumpliera los treinta. La verdad es que había tenido su gracia. Desde que fuimos compañeros en el instituto han pasado más de una década, estuvimos unos años sin vernos hasta que un día coincidimos en la escuela de idiomas y decidimos tomar algo en la cafetería, nos pusimos al día y una cosa llevó a la otra hasta que vimos que nuestro pensamiento vital era el mismo (pareja: convivencia sin papeles; hijos: más de uno y menos de cuatro, estudiantes de escuela pública; trabajar para vivir; república laica…).Tocará ponerse melancólico, escuchar a Billie Holliday o a Van Morrison ( si no se me da por la chançon francesa), reflexionar sobre lo buena que es la soledad si no fuera por los momentos que no puedes compartir, suspirar por los amores perdidos y concienciarte de que puede volver a pasar, que puedes volver a sentir aquello con otra persona que además puede estar ahí, al lado, tan cerca que la puedes ver. Menos mal que el miércoles me voy a BCN y me servirá de terapia y recuperación, volveré con las ideas claras y con ganas de ver a los demás, contarles las batallitas y recuperar el contacto con la gente que he conocido hace poco.
