Estoy en el CGAI

Hoy ha sido uno de esos día que aprovechas al máximo.Me desperté muy temprano, antes de las diez.Desayuné,limpié lo que me tocaba y me puse a ver en DVD "Belle de Jour" para poder asimilar mejor la visión de "Belle Toujours" esta semana.Reconozco el talento de Oliveira pero la experiencia de ciertas cabezadas con algunas de sus películas me hizo decidir que vería sólo aquellas que duraran menos de dos horas, como es el caso.

Hice más cosas en casa hasta que quedé para comer con mi padre y mi hermano.La empresa en la que trabajo monopolizó la conversación aunque mi padre intentó picarnos con lo del fútbol.Mañana hay la reunión importante que no se celebró hace un mes pero ya no me atormenta.Ahora me siento valorado y mi futuro laboral no me preocupa ya sea en esta misma empresa o en otro lado, seguiré trabajando desde que cruzo la puerta hasta que las luces se apaguen.

Después de comer preferí ver la victoria de Nadal en Roland Garros a la derrota del Depor con el Recre pero me pasé por Riazor cuando acabó el tenis para ver los últimos veinte minutos,tiempo más que suficiente para ver el último gol de la temporada que cerraba el 2 a 5 (fue de penalty, lo metió Juan Rodriguez pero debería habérselo dejado a Capdevila).Emotiva despedida a Capdevila,Andrade también se despidió y otros como Caparrós se fueron como llegaron, sin hacer ruido.

Cuando terminó el fútbol tocaba cine dominical, algo inaudito en mí pero es que son tantas las películas interesantes que para ver "Diamante de Sangre" de Edward Zwick con el gran Leo Dicaprio y Jennifer Connelly que sigue siendo (y estando)muy buena y ha vuelto a recuperar parte de los kilos que la dejaron echa una piltrafa hace unos años.La película trata un tema que ya conocía el del tráfico de diamantes, una de las muchas mercancías que condenan al continente africano a guerras interminables para que se lucren personas y países sin escrúpulos.Tiene cosas muy positivas desde la propia denuncia social de dicho tráfico hasta detalles técnicos y grandes papeles que la convierten en una película tan buena como necesaria.Los tiros, las explosiones y el heroísmo vestido de sentimentalismo barato llenan las salas pero al menos, esta vez agitan las conciencias.

Me hizo recordar algo que leí o escuché en alguna conferencia sobre los conflictos en África.Era sobre Angola, un país el doble de grande que España y con cuatro veces menos población e inmensamnente rico pero cuya gente sigue luchando y viviendo en la miseria y los que sobreviven a la guerra y a la pobreza mueren por epidemias que se podrían neutralizar si sus recursos no se utilizaran para comprar armas.