Days Like This
Nos despertamos con el tiempo justo para el desayuno que acababa a las once.Yo desayuné a lo bestia.Tras ducharnos, pagar y todo eso dimos un paseo por el pueblo.Construcciones espantosas alternaban con edificios públicos de uso desconocido y muchos parques y espacios verdes bien conservados.Había feria y pasamos pero solo compramos cerezas.Luego comimos de cañas, tapas y raciones acompañados de dos chicas más que casualmente conocían a otros amigos comunes por separado.En ese momento pude volver a darle las gracias al joveniván que andaba por allí con sus dos acreditados compañeros de festival.
Las cuatro chicas y yo nos fuimos juntos a una de las playas da Illa d'Arousa.Nunca había estado y me encantó.La playa era textil y tuve que acomodarme a una toalla de un metro y decidí quedarme en boxer porque mi pantalón de deportes dejaba más ridícula a la escasa toalla.Fue un placer la siesta y probar el agua cristalina.
Estaba calentita y no me costó meterme.Lo curioso fue que pasaban corrientes heladas que te obligaban a mantenerte en horizontal porque si bajabas de dicha línea de flotación todo se te congelaba.Las primeras brazadas del año fueron inolvidables, cuento con que no haya que esperar dos meses para volver a la playa.Nos fuimos con algo de retraso, comiendo cerezas en el coche, dejamos a las dos chicas en Vilagarcía y pusimos rumbo a Santiago.
Encontramos sitio para aparcar muy cerca pero llegamos cinco minutos tarde al recinto.Nos separamos y busqué mi sitio en la oscuridad.La atmósfera era perfecta y el sonido muy bueno.Me costó muy poco meterme en el concierto pero se me hizo difícil reconocer las primeras canciones.Citaré de memoria algunas "Magic Time",
"Days Like This", " Goin' Down Geneva" y "Precious Time".
La banda era muy buena, destacando el violinista y la de la slide-guitar.El divo ya había dejado claro que venía a saldar deudas ya fuera con su voz, con el saxo o con la harmónica.Trató de mantenerse en un segundo plano dejando lucirse a la banda e intentó que el público no se desmadrara con sus aplausos.
Decidió premiarnos con dos adelantos de su (dicen) futuro disco de duetos con dos versiones del "That's Life" de Kelly Gordon/Dean Kay (¿dueto con Frank Sinatra?) y el "I Can't Stop Loving You" de Don Gibson (¿dueto con Ray Charles?).También versioneaba sus propias canciones, haciendo difícil reconocerlas al primer acorde.Terminó a lo grande con "Bright Side of the Road" y dejó una especie de bis con "Brown Eyed Girl" y "Gloria" fue cuando todos de pie tocamos el cielo.Deuda saldada.Yo sólo lo había visto la vez anterior en el Coliseo me había defraudado su apuesta country con Linda Gail Lewis.
Esta vez fue todo mejor salvo para el de La Voz que debió de verlo diez o veinte veces para ponerlo tan mal.Y después dicen los periodistas que si era divo y ellos qué, se creen los mejores por haberlo visto más veces.Imaginen que solo lo han visto la otra vez en Coruña, esta vez sí que se salió comparado con aquella.
Cuando todo terminó y para culminar un día perfecto, ya sin batería me localizaron mis otras dos amigas para volver a Coruña mientras que las que pasaron conmigo el día de playa se quedaban en Santiago.Tuvimos un "agradable paseo" por varias corredoiras, incluyendo una paralela a la autovía cuyo hallazgo recordaré mucho tiempo, hasta que alcanzamos la carretera general.
Llegué a casa, dejé las cosas y pude ver mi cara roja por el sol en el espejo.
Volvería a bajar pero eso es otra historia no tan perfecta.
Las cuatro chicas y yo nos fuimos juntos a una de las playas da Illa d'Arousa.Nunca había estado y me encantó.La playa era textil y tuve que acomodarme a una toalla de un metro y decidí quedarme en boxer porque mi pantalón de deportes dejaba más ridícula a la escasa toalla.Fue un placer la siesta y probar el agua cristalina.
Estaba calentita y no me costó meterme.Lo curioso fue que pasaban corrientes heladas que te obligaban a mantenerte en horizontal porque si bajabas de dicha línea de flotación todo se te congelaba.Las primeras brazadas del año fueron inolvidables, cuento con que no haya que esperar dos meses para volver a la playa.Nos fuimos con algo de retraso, comiendo cerezas en el coche, dejamos a las dos chicas en Vilagarcía y pusimos rumbo a Santiago.
Encontramos sitio para aparcar muy cerca pero llegamos cinco minutos tarde al recinto.Nos separamos y busqué mi sitio en la oscuridad.La atmósfera era perfecta y el sonido muy bueno.Me costó muy poco meterme en el concierto pero se me hizo difícil reconocer las primeras canciones.Citaré de memoria algunas "Magic Time",
"Days Like This", " Goin' Down Geneva" y "Precious Time".
La banda era muy buena, destacando el violinista y la de la slide-guitar.El divo ya había dejado claro que venía a saldar deudas ya fuera con su voz, con el saxo o con la harmónica.Trató de mantenerse en un segundo plano dejando lucirse a la banda e intentó que el público no se desmadrara con sus aplausos.
Decidió premiarnos con dos adelantos de su (dicen) futuro disco de duetos con dos versiones del "That's Life" de Kelly Gordon/Dean Kay (¿dueto con Frank Sinatra?) y el "I Can't Stop Loving You" de Don Gibson (¿dueto con Ray Charles?).También versioneaba sus propias canciones, haciendo difícil reconocerlas al primer acorde.Terminó a lo grande con "Bright Side of the Road" y dejó una especie de bis con "Brown Eyed Girl" y "Gloria" fue cuando todos de pie tocamos el cielo.Deuda saldada.Yo sólo lo había visto la vez anterior en el Coliseo me había defraudado su apuesta country con Linda Gail Lewis.
Esta vez fue todo mejor salvo para el de La Voz que debió de verlo diez o veinte veces para ponerlo tan mal.Y después dicen los periodistas que si era divo y ellos qué, se creen los mejores por haberlo visto más veces.Imaginen que solo lo han visto la otra vez en Coruña, esta vez sí que se salió comparado con aquella.
Cuando todo terminó y para culminar un día perfecto, ya sin batería me localizaron mis otras dos amigas para volver a Coruña mientras que las que pasaron conmigo el día de playa se quedaban en Santiago.Tuvimos un "agradable paseo" por varias corredoiras, incluyendo una paralela a la autovía cuyo hallazgo recordaré mucho tiempo, hasta que alcanzamos la carretera general.
Llegué a casa, dejé las cosas y pude ver mi cara roja por el sol en el espejo.
Volvería a bajar pero eso es otra historia no tan perfecta.
