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viernes, enero 06, 2006 

Día de Reyes

Pasan los años y en la mañana de Reyes cada vez te levantas más tarde aunque la ilusión persiste, ha sido un proceso paulatino. Sigues, rondando la adolescencia, levantándote temprano pero ya sólo por el placer de abrir los regalos y poder volver a la cama hasta que se despierte la última persona para desayunar roscón todos juntos. Ahora ya todo te da igual, si hay alguna sorpresa no será para tanto, pero sigues manteniendo esa idea de acostarte temprano y no salir de marcha la noche anterior como una forma de respetar esa tradición de la infancia que tanto agradece tu madre.
Efectivamente, no me equivoqué, allí estaban envueltos mis nuevos calzones y un montón de pares de calcetines, y el DVD de Dylan. Como extra una camiseta negra de Pull&Bear. El paquete restante era el regalo de mi hermano, una camisa azul marino que demuestra lo poco que me conoce porque no tengo nada en ese tono.Mi madre alucinó con su combo VHS-DVD y tardé bastante más de lo esperado en conseguir instalarlo.
Cerca de las dos salimos hacia casa de mi abuela cargados de regalos que repartir entre los familiares. El mejor momento fue cuando a mi prima Alicia le regalaron los títulos enmarcados de maestro de nuestra bisabuela y nuestro abuelo, al ser la única profesora de nuestra edad, cuarta generación consecutiva en mi familia materna. Yo conseguí dinero, un archivador y un paraguas.Apareció mi padre, le dimos sus regalos (una impresora multifunción y un paraguas), le sirvieron un vino mientras yo me tomé una tapa de la tradicional fabada y un trozo de empanada. Nos fuimos a comer a casa de mi tío, ya en la rama paterna de la familia, les repartí los regalos a mis primas y primos y nos sentamos a comer, también fabada. En la sobremesa descubrí mis dotes nulas de cantante jugando al karaoke en un juego nuevo de la Play2 de mi prima. Batí todos los record de puntuación más baja, dejaré de cantar cuando baje por la noche pero seguiré bailando.

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