« Home | Arreglen la habitación » | Último día de playa » | Empieza la liga » | Cinco hermanas y cinco galos » | Aires nuevos en el Soho » | Tiene que llover » | La boda más cerca » | Coincidencia de aniversarios » | Un serrucho sentimental » | Primeros encargos » 

jueves, septiembre 01, 2005 

Comer solo y un traje de Pertegaz

Se empieza a notar movimiento en el curro, todo parece indicar que la semana que viene empezará con buen ritmo. Hoy me toca comer solo, mis padres se van a recoger a mi hermana que llega a las dos y media a Santiago desde Londres. Como ya tenía el segundo plato listo (eran sobras de ayer) decidí como entrante coger un trozo de empanada en Saqués al salir del trabajo. Era cara pero estaba riquísima. Hacia tiempo que no comía solo y la sensación de prepararlo todo para después recoger y limpiar se convirtió en un momento agradable debido a mi posible emancipación, en unos meses lo tendré que hacer todos los días.
Pasé la sobremesa viendo el último capítulo de la serie “Jack & Jill” (me enganché porque solo serían dos temporadas) mientras esperaba. Los minutos pasaban y me puse frente al ordenador. Un pequeño y rápido saludo, para no robarle tiempo a mi madre de estar con su única hija, y a seguir con el proceso de actualización del blog (permitiré los comentarios de los no registrados pero evitando los spam al exigir una especie de clave).
Me paso por la habitación de mi madre y veo las puertas del armario abiertas con un montón de ropa antigua sobre la cama que mi hermana está eligiendo como posibles trajes para la boda. Hay cosas muy chulas, muy pop (ahora comprendo mejor porque tengo algo de poppie) pero todas de mujer, se ve que mi padre se llevó todo lo suyo cuando se divorciaron. De ropa retro de mi padre tenemos tres cazadoras y un bañador pero de pantalones y camisas nada de nada (una pena). Entre los vestidos de mi madre destacaba uno tan sixtie que nos dijo que era de Pertegaz (es aquel modisto que tiene cara de señora vieja). Se lo había comprado cuando se casó un primo mío después de que mi padre le insistiera porque nunca se compraba nada (entonces era rica aunque no sabía que le duraría tan poco). Me hicieron probarme mi traje con la camisa y la corbata para que mi hermana diera su aprobación y yo me imaginaba cómo le quedaría el vestido a una chica conocida.
Cerca de las ocho he llamado a Santos para quedar, estuvimos paseando y charlando sin rumbo fijo hasta que paramos en La Abadía para tomar sendas cañas y tapas de tortilla rellena. Nuevo paseo visitando las casetas de artesanía de los pueblos del mundo y como fin de trayecto una partida al House of Dead III en la calle de La Estrella. Esta vez si que continuamos cuando nos mataron pero solo un rato, justo para que me viera mi primo con sus hijos y pensara que no tengo otra cosa que hacer por las tardes a mi edad, solo falta que lo suelte en la boda.

Powered by Blogger
and Blogger Templates