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viernes, septiembre 02, 2005 

Adieu Nouvelle Cuisine

Se cumplió lo habitual y tuvimos un viernes tranquilo en el trabajo. Salimos mi primo y yo a comer en casa de su madre, era una especie de previa de la boda de mañana. Fue una sobremesa que se alargó hasta pasadas las seis en la que conocí algunos pasajes oscuros y recientes de parte de mi familia, espero que su conocimiento no afecte a mi comportamiento en la boda. El resto de la tarde me pasé por la librería Colón para comprar el Rock de Lux y la Rolling Stone (esta última para ver los discos elegidos entre los 500 mejores del siglo pasado, el artículo y la foto del concierto a domicilio de La Costa Brava al que fui en julio). También me pasé por Nice Trip a cambiar la camiseta que le regalé a mi primo brasileño y que le quedaba pequeña, nunca pensé que conocería alguien de mi edad que llevara una XXL.
Unas horas en casa conectado y dando los últimos retoques a la habitación esperando la llegada de mi hermano hasta que salí hacia el Velvet con Santos para ver el último concierto de Nouvelle Cuisine. Llegamos supuestamente tarde pero todavía no había empezado el primer grupo Petch Blenda. Ya los había visto una vez pero el paso del tiempo les había venido bien, los temas más trabajados y no destrozaron la versión de los Pixies. Apenas unos segundos de descanso que vinieron bien para hablar un poco con Manuel y Carol, ver a otra gente conocida que llenaba el local y hacerme el avión con la sección ourensana. Llegó el plato fuerte, la despedida de Miri con la que los Nouvelle Cuisine se disuelven cuando les faltaban unos meses para morir de éxito.
El concierto estuvo plagado de sentimiento y canciones de su nueva maqueta (que eran desconocidas incluso para mí). No pudieron evitar tocar aquellos temas que les han colocado en el pedestal musical local y que les han dado reconocimiento en diversos medios nacionales de prestigio. Como buen fan me llevé el track list de Javi (si me lo pides por el valor sentimental de ser el último te lo devuelvo sin dudarlo) para añadir a mi colección de fetiches musicales. Me compré la preciosa maqueta por dos euros y me despedí de Santos que se iba a dormir porque mañana tenía que pasar el día en Vigo visitando a una amiga. Me quedé con Carol, Manuel y más gente del ámbito musical como Richard y su novia o esposa. Richard me dijo que vio mi foto en La Opinión pero, como no me comentó nada de que lo hubiera leído, no le pregunté si le había gustado mi cuento. Íbamos al Bar de Juan pero estaba lleno, entramos en el Tren a tomar unas cañas mientras esperábamos por Anita, Héctor y compañía. Finalmente nos esperaron en el Mardi Gras al que fuimos poco después si bien yo me encontraba cansado y me marché a los cinco minutos.

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