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viernes, junio 17, 2005 

Sensibilidad y conciencia

Por fin acabó una semana agotadora en el curro, solo hace falta comparar el panel de operaciones de la semana que viene (casi vacío, se irá llenando poco a poco) con los de las últimas semanas (el lunes ya teníamos toda la semana cubierta llegando incluso a tener que añadir post-its al panel porque no cabía nada más).Echando la vista atrás nos damos cuenta del esfuerzo tan grande que hemos realizado para superar el triple del ritmo de trabajo de una jornada normal. Esperemos que lo que quede de este mes, julio y agosto sean más tranquilos para poder hacer otras cosas atrasadas.
Para descansar nada mejor que tirarse en una cómoda butaca, tocaba tarde cinéfila. La sesión de las seis era para Demonlover de Olivier Assayas, una gran película que sirvió para demostrar que el cine europeo también tiene calidad y vanguardia para realizar películas de espías con alta tecnología y realidad virtual. La atmósfera que envuelve todo el film queda resaltada por la música compuesta por Sonic Youth. En el descanso entre películas me compré una botella grande de agua para hidratarme porque empieza a hacer calor, me pasé un poco porque me bebí litro y medio en menos de una hora. En el pase siguiente echaban Ingen Numsil de Davaa Byambasuren y Luigi Falorni conocida por el título “La historia del camello que llora”.Es una bonita historia que cuenta la vida de una familia de pastores nómadas de Mongolia que ven como una camella rechaza a su hijo recién nacido y no le da de mamar. La impotencia de la cría y sus intentos por conseguir el afecto de su madre emocionan, pero esas pocas lágrimas que caen por mis mejillas se convertirían en un torrente cuando efectúan un ritual musical para conseguir que la madre acepte a su cría. La complicidad entre los espectadores al terminar la película y vernos los ojos llorosos y la sonrisa son momentos inolvidables. Como pude comprobar al salir y hablar un rato con Lucía, tenemos la misma sensibilidad. No nos veremos este finde porque se va a votar a Ourense (que sea sensible y concienciada me demuestra que puede ser una persona interesante para conocer mejor).Me marché para casa a reponerme y descansar, salvo que alguien se apuntara a la fiesta de Iván en el Velvet y me convenciera para aguantar ese infierno musical electrónico con risas y buena conversación.

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