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sábado, abril 02, 2005 

Run baby run

Me desperté sin resaca con el tiempo justo para ducharme, afeitarme, vestirme e ir a comer a casa de mi tío José Luis. Tras ponerme al día de cuestiones familiares varias y de la moda femenina que viene en las revistas y algún que otro cotilleo, me fui hacia casa aprovechando el camino para llamar a Alex para tomar algo pero no me cogió y se me ocurrió llamar a Carol ya que estaba cerca de su casa. Me contestó que sí, la esperé en su portal y bajamos a tomar algo al Antiguo. Nos pusimos al día, sigue estudiando para las oposiciones con Anita (ayer no quisieron bajar) y no ha vuelto con Manuel. Me bajó mis Cds de Stevie Wonder y Ellos tras muchos meses de espera. Le acompañé de compras, buscaba un regalo para Anita por su apoyo y ayuda. Estuvimos en Pórtico, llegamos a Finisterrae pero estaba cerrado así que entramos en la tienda de zapatos de lujo de Fernando Mosca que era una maravilla y además estaba él. Después quiso ir a Levi´s y de paso a Zara Homme.Disfrutaba sabiendo lo que iba a hacer en cada momento, tiene esa facilidad de entrar en una tienda a por algo y ponerse a ver otras cosas, con lo fácil que es hacerlo como los tíos ir a tiro fijo y nada más. Pasamos por el Pote y de camino vi a Esther con su carrito y recordé que lo de hace unas semanas no era un sueño, tenía un bebé. Aún había que parar en tiendas estilo Cadena 100 y cuando llegamos a Casa no la dejaron pasar porque estaban cerrando (eran las 8). Entonces tomamos un café en el Siboney, salimos de allí casi a las 20:30 con lo cuál la dejé por San Andrés y fui corriendo para llegar al CGAI.
Una vez más, caprichos del destino, hubo un momento mágico. Ante la entrada del CGAI se veía correr desde dos direcciones opuestas a un chico y una chica. Se pararon delante de la puerta, se miraron largamente y sonrieron, se dijeron hola porque el aliento no les dejaba decir nada más y se metieron en el cine. Las luces apagadas y las primeras imágenes le hicieron al chico sentarse en el primer sitio que vio, unos segundos más tarde ella le pedía que le dejara pasar y se sentaba a su lado.La película era Ônibus 174 de José Padilla, director de la generación da Retomada, la última cosecha de cine brasileño. Narra, de forma documental, la reconstrucción de un secuestro de un autobús en Río de Janeiro en 2002 utilizando imágenes en directo. Disfruté mucho porque me recordó mi viaje a Río, tanto por las vistas como por las personas y su manera de hablar, además estaba muy bien hecha con la tensión que proporciona la emisión en directo. También servía para reflexionar sobre la sociedad y la forma en que acabaría el secuestro en otros países.
Al salir, tenía un mensaje de Tóni que no bajaba y llamé a Sergio sin quitarme el acento brasileiro pero ni con esas se animó y me piré para casa. Menos mal que tenía varias cosas grabadas que ver porque cuando encendí la tele, me enteré que el Papa había muerto y supe que habría que tener la tele apagada y olvidarse de leer periódicos durante varias semanas.

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