Bienvenidas y despedidas
Hoy es un día alegre y triste. Las visitas de los emigrantes hacen que disfrutes de la última noche con más ganas pero también sabes que tardaras unos meses en volver a verlos y revivir esa sensación, con lo cual te queda un poso amargo durante unos días.Además vuelven mi padre y mi hermano de sus vacaciones en Alicante, otra vez la tensión por el largo viaje en coche que les espera.
Para terminar con la semana culinaria, Álvaro y yo decidimos festejarlo con una churrascada en La Casona previo intercambio de los cds previstos. Nunca habíamos estado y se podría decir que fue perfecto, desde los entrantes hasta los postres, incluso el café de pota estaba buenísimo (con o sin gotas).La verdad es que fue un poco caro pero la experiencia mereció la pena. Un pequeño paseo para colocar toda la comida en su sitio y parada en el Macondo. Nos despedimos pronto porque Álvaro tenía que preparar cosas para el viaje y esperar a que llegara Raquel desde Lugo con sus amigas y yo tenía que pasar por el súper para dejar la casa de mi padre en perfecto estado. Estuve todo el día llamando a mi padre o a mi hermano para saber por dónde iban y qué tal, llegaron bien sobre las nueve. No les pude esperar porque unos minutos antes me vinieron a recoger Tonecho y Sergio para ir a una cena en casa de Tóni en Perillo.
Por fin he conocido su piso. Me gustó todo, desde la distribución a la decoración, el único pero fue el mini-espejo-provisional (eso espero) del baño. También llegaron Carlos y Marta. Picamos algo, recordamos viejos tiempos y bebimos unas copas. Fue una velada muy agradable. Como Tonecho y Sergio iban para casa, me fui con Carlos y Marta que me dejaron en el Patachím donde había quedado con Álvaro y Raquel. Había mucha gente con ellos y después de las presentaciones en las que, para variar, no me quedé con ningún nombre, nos sentamos los tres para hablar un poco. Qué bonito verlos otra vez tan felices, me recordó mi viaje a Edimburgo para visitarlos el verano pasado. En uno de los viajes a la barra vi a Iván, Koka y sus amigas. Estuve hablando con él poniéndome al día de su nuevo trabajo y otros proyectos. Koka estaba guapísima, con nuevo cambio de look y de vestido negro pero casi no hablamos. También vi a Richard de Junkfood que me dijo que Manuel estaba en casa con su novia Carol, ya era hora de que volvieran, les llamaré un día de éstos para ver qué tal les va. Volví al grupo y poco a poco nos dejamos llevar por la música y comenzamos a bailar recordando viejos tiempos, incluso le pedí a Juanjo una canción muy especial. Pepi estaba por ahí con más gente pero se unió a nosotros, hacia siglos que no la veía, estaba algo cambiada y más cercana que otras veces. Los amigos de Raquel estaban sentados y aburridos, parecía que no era su lugar. Cuando cerraron, primeras despedidas y nos fuimos al Playa en el coche de Pepi. Estaba abarrotado, y en la Nordic había un Dj malísimo, no se podía estar en ningún lado. Volví a ver a Koka pero todo estaba imposible. Pasé al lado de Olga y Jaime, también vi a Montse compañera del instituto. Raquel estaba muy mal y todo influyó para que nos fuéramos pronto. Tras pasar por la tahona a pillar algo de comer, caminamos bajo la lluvia hasta la pensión de Raquel (primera despedida) y de allí hasta el cruce de caminos que separaba nuestras casas y vidas.
Para terminar con la semana culinaria, Álvaro y yo decidimos festejarlo con una churrascada en La Casona previo intercambio de los cds previstos. Nunca habíamos estado y se podría decir que fue perfecto, desde los entrantes hasta los postres, incluso el café de pota estaba buenísimo (con o sin gotas).La verdad es que fue un poco caro pero la experiencia mereció la pena. Un pequeño paseo para colocar toda la comida en su sitio y parada en el Macondo. Nos despedimos pronto porque Álvaro tenía que preparar cosas para el viaje y esperar a que llegara Raquel desde Lugo con sus amigas y yo tenía que pasar por el súper para dejar la casa de mi padre en perfecto estado. Estuve todo el día llamando a mi padre o a mi hermano para saber por dónde iban y qué tal, llegaron bien sobre las nueve. No les pude esperar porque unos minutos antes me vinieron a recoger Tonecho y Sergio para ir a una cena en casa de Tóni en Perillo.
Por fin he conocido su piso. Me gustó todo, desde la distribución a la decoración, el único pero fue el mini-espejo-provisional (eso espero) del baño. También llegaron Carlos y Marta. Picamos algo, recordamos viejos tiempos y bebimos unas copas. Fue una velada muy agradable. Como Tonecho y Sergio iban para casa, me fui con Carlos y Marta que me dejaron en el Patachím donde había quedado con Álvaro y Raquel. Había mucha gente con ellos y después de las presentaciones en las que, para variar, no me quedé con ningún nombre, nos sentamos los tres para hablar un poco. Qué bonito verlos otra vez tan felices, me recordó mi viaje a Edimburgo para visitarlos el verano pasado. En uno de los viajes a la barra vi a Iván, Koka y sus amigas. Estuve hablando con él poniéndome al día de su nuevo trabajo y otros proyectos. Koka estaba guapísima, con nuevo cambio de look y de vestido negro pero casi no hablamos. También vi a Richard de Junkfood que me dijo que Manuel estaba en casa con su novia Carol, ya era hora de que volvieran, les llamaré un día de éstos para ver qué tal les va. Volví al grupo y poco a poco nos dejamos llevar por la música y comenzamos a bailar recordando viejos tiempos, incluso le pedí a Juanjo una canción muy especial. Pepi estaba por ahí con más gente pero se unió a nosotros, hacia siglos que no la veía, estaba algo cambiada y más cercana que otras veces. Los amigos de Raquel estaban sentados y aburridos, parecía que no era su lugar. Cuando cerraron, primeras despedidas y nos fuimos al Playa en el coche de Pepi. Estaba abarrotado, y en la Nordic había un Dj malísimo, no se podía estar en ningún lado. Volví a ver a Koka pero todo estaba imposible. Pasé al lado de Olga y Jaime, también vi a Montse compañera del instituto. Raquel estaba muy mal y todo influyó para que nos fuéramos pronto. Tras pasar por la tahona a pillar algo de comer, caminamos bajo la lluvia hasta la pensión de Raquel (primera despedida) y de allí hasta el cruce de caminos que separaba nuestras casas y vidas.
