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lunes, marzo 10, 2008 

Últimos trenes

El recuento electoral me tuvo despierto hasta las dos de la mañana con lo cual cuando llegué al curro a las ocho tenía cara de lunes y además la jornada electoral supuso un batacazo a mi conciencia política.Total que recibiría la bronca con gesto serio y determinante,estaba seguro que había metido todos los productos en la caja, los extraviaría el cliente.Me lo negó el comercial y sé que no se disculpará si acaban apareciendo donde fueron.Pero me da igual, como tampoco me importó que buena parte de los compañeros se pusieran a preparar casi toda la mañana las sorpresas para el jefe (se casa el sábado) mientras otros trabajábamos.

Una buena sesión de bicicleta y cinta me ayudaron a darle poca importancia al trabajo.Una llamada nada más salir del gimnasio también ayudó.He dejado la bolsa en casa y me iba camino del cine pensando en lo dicho por un lector hace poco sobre dejar mi trabajo y dedicarme a escribir.Sé que no es el único que lo piensa pero salvo que me vaya al paro,no me lo puedo plantear.Cavilaba sobre a quién acudir para decirle que quería ser escritor y cómo hacerlo y pensé en Manolo Rivas al ser casi vecinos (coincidía muchos sábados con él en la Plaza de San Agustín).Levanto la vista cruzando hacia la Plaza del Humor y coincido con él.Me quedé tan estupefacto que no fui capaz de articular palabra.
Pero no queda ahí la cosa porque otra posible candidata (regenta una librería) estaba detrás de mí en la cola del cine de la Fundación Caixa Galicia.Tampoco le dije nada más que un cordial saludo.

La película era "El último tren (Corazón de fuego)" del uruguayo Diego Arsuaga con dos de los grandes actores argentinos Héctor Alterio y el aún más grande Federico Luppi. Cuenta la historia de tres veteranos uruguayos Amigos del Ferrocarril que roban una vieja locomotora para impedir que la vendan a un estudio de cine norteamericano.Emprenden un utópico viaje por Uruguay para recordarnos el despilfarro del patrimonio y las empresas públicas fruto de la era neoliberal.Los actores están sublimes y la historia nos demuestra que la rebeldía no es propiedad exclusiva de la juventud.

Estén atentos porque cuando menos te lo esperas llega el último tren,quién sabe si hoy mismo dejé escapar el tren de la escritura.Nunca se sabe,puede que mañana pierda otro distinto.Estaré atento por si acaso.Al menos tendré varias opciones como subir al tren sin importarme su camino,dejarlo pasar de largo y esperar a otros y sin duda la peor opción,que no me pueda plantear nada porque no haya parado en mi estación aunque lleve meses esperando.

El mismo del otro día (perdona por las faltas de ortografía, pero escribo en el curro).

Hay trenes que pasan siempre en la vida, el de la escritura, por ejemplo, suele tardar en llegar, o pasar varias veces. Piensa en Saramago que tardo mucho en escribir. Te animaría a que hicieras tus pinitos, como este blog. Y tampoco seria un tema que hablaría con M. Rivas, es un tio majo -a veces coincidimos paseando al perro-, pero creo que esta un poco cansado de que todo posible escritor con infulas le de la chapa. Lo de escribir es un rollo muy personal, que solo se puede compartir con la gente muy cercana y que sean ellos los que te aconsejen. A lo mejor es posible compatibilizarlo.

Lo de las faltas de ortografía se te perdona que yo aún no tengo internet en casa y también escribo a hurtadillas desde el curro.
Deduzco que somos vecinos,pero no tengo perro.Tienes razón en lo de escribir.En cuanto tenga portátil e internet podré compatibilizarlo.
Un saludo y gracias por seguir.

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