Estoy en el CGAI

Suena rara la excusa de ponerse un miércoles enfermo y no ir a trabajar cuando has estado cuatro días de vacaciones, parece más una disculpa resacosa de los excesos cometidos.
No sólo me levanté fatal y con fiebre si no que además sin luz ni agua caliente porque tenemos la mala costumbre de saltar los plomos un festivo casi a las doce.Cuando ayer llegó el electricista de la otra vez, malhumorado y casi agresivo, ante nuestras preguntas nos mandó a la mierda y se fue dejando todo el cuadro de luces abierto.
Menos mal que hoy por la mañana vino el de la casera y nos solucionó el problema.Contaba con recibirle yo solo pero ella también estaba enferma.Me he pasado todo el día durmiendo salvo una hora dedicada a planchar, otra a leer y éstos minutos a escribir.El malestar me impide poder ir al cumple del T. amante de los cactus y recuerdo que se me pasó el otro cumpleaños de otro amigo común, el pasado lunes el de S. el exiliado lugués.En su lugar podría ir al cgai pero no sería lógico, aunque fuera tan cerca, salir de casa para unas cosas y para otras no.

El exceso de sueño me impide recordar con claridad estos últimos días."Cartas desde Iwo Jima" me pareció muy superior a "Banderas..." y el contrapunto perfecto a ésta.Si me pusiera a hablar ahora del suicidio y del honor japonés entraría en una espiral que acabaría hablando de ilustres suicidas (y no me refiero a ésa con apellido de pan tostado), me quedo con la postura de morir por una bala enemiga en plena lucha que hacerlo por una propia y obligar a los subordinados a acatar esa orden de suicidio colectivo coartando la libertad individual convirtiendo la negativa en traición.

El lunes me vi el AllStar grabado y luego fui a comer a casa de mi madre, regresé cargado de dos bolsas de comida sobrantes de la perdida independencia de mi hermano que llevaban varias semanas en la caja sin trazos de moverse ni comerse.Se supone que las iba a tirar.
Permanecí en casa hasta las nueve que subí con la 4102 a casa de Sopo para disfrazarnos.Más que la variedad de disfraces lo que dificultaba mi elección era la talla de los mismos, demasiado pequeños para mi tamaño estándar.Al final me disfracé de un Obélix casero con cojín a modo de barriga y un bigote naranja que no se llevaba bien con el mío y un muñeco de Astérix, estrella del disfraz .Estuvimos en A Repichoca donde, como no podía ser de otra manera, nuestro amigo A. ,el amante de los cómics, iba de un Robin también casero.Continuamos en A Cova Céltica, donde apareció mi tocayo travestido, una de vampiresa haciendo honor a su nacionalidad transilvánica y la 4102 que volvía de una laconada nocturna.Seguía a base de licor café y ya lo empezaba a notar.Fuimos al Tándem donde casi me atrapan los ojos de una antigua compañera de instituto (de la que nunca supe su nombre) vestida de ratita.Estaba tan lleno que aguantamos poco y entramos en Cotobelos donde los pantalones me caían y comenzaba a notar el cansancio.
Acabamos en el Studio 80 donde me volví a animar pero ya era demasiado tarde.Los mejores disfraces que vi fueron unos Geos con furgoneta de puerta corrediza tipo Equipo A, un grupo de triciclistas que se lanzaban en vertiginoso descenso desde la cuesta de Los Elefantes hasta Grietax, y unos vestidos de Diego Tristán con el nueve en el pelo y oronda barriga.

No pegué ojo en toda la noche por el maldito y sabroso licor café pero me levanté para comer en La Penela con parte de mi familia paterna.El motivo de juntarnos era la presencia de un primo y su novia llegados desde Brasil.Realmente mi parentesco con él no lo conozco, digamos que su madre es la prima de mi padre.Debería haber sido el momento adecuado para enseñarle mi piso a mi padre y mis tíos que me acompañaron hasta la puerta pero me daba vergüenza que vieran mi habitación tras cuatro días de juerga.
Me quedé en casa hasta pasadas las ocho y media que acudí a mi cita con Inercia y compañía en el Bombilla.Llegaba tarde pero ni estaban ni tenían cobertura por lo que subí hasta la calle de la Torre para ver los disfraces de la gente.Finalmente me llamaron y pasé a recogerlos.Fuimos al Baobar, la voz y la sonrisa nos cautivaron y cayeron mojitos para todos.Llegó J.el fliker ciclista y nos hicimos las fotos finales de una rápida despedida por culpa de la incesante lluvia.

Ha sido casi un embarazo la visita de los Inercia, llegados desde Glasgow en verano.El parto ha sido duro y difícil pero finalmente la cigüeña laboral les lleva a un pueblecito en Michigan, la zona de los Grandes Lagos.Nos quedan los momentos y las fotos, así como la esperanza de volver a vernos rompiendo mi principio vital de no visitar ese país (a pesar de NY) aunque también me mantendría fiel a mi mismo si nos vemos en Canadá.

Good luck, couple!!!