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viernes, febrero 09, 2007 

Empaparse de reflexión

Hacía mucho tiempo que no me dejaba empapar de la manera que lo hice la noche del miércoles.
Había quedado con Inercia para una de nuestras últimas sesiones gastronómicas.Primero dimos cuenta de sendas tapas carnívoras en el Moncho y luego subimos al OCM donde cayeron tres rondas (mi primera fue un empalagoso y delicioso chocolate con nata y leche condensada) mientras veíamos el triunfo de Spain contra Inglaterra con golazo de inercia.Decidimos dejarlo allí y me pasé por casa de mi madre para recoger el correo y un tuper.Todo ello sin paraguas ni capucha, con la típica sensación de que no iba a llover bajé de casa con inercia enfundado en mi chupa de cuero.La lluvia caía sin piedad pero solo me mojé un poco en mi camino hacia el hogar materno.Luego el regreso a casa ya fue otra cosa.Son menos de diez minutos pero llegué calado de pies a cabeza.Me caían gotas de la nariz y del estropajo que tengo por pelo, me goteaban las mangas y las botas no tardaron en coger el surco blanco de humedad que no hay manera de sacarlo.

A pesar de todo lo sufrido la noche anterior el jueves me levanté perfectamente, durante la jornada no tuve problemas y seguí tan cómodo que decidí pasar por el gimnasio.De vuelta hacia casa paré en la librería Arenas para comprar dos libros:"Madame Crisantemo" de Pierre Loti (novela en la que se basó la ópera Madame Butterfly) y "Viajes por el Scriptorium", la última de Paul Auster.Me resultó un tanto difícil asimilar el tener que comprar un libro en un sitio que no fuera la Colón, habrá que irse haciendo a la idea pero creo que buscaré otra librería, quizás sea Lume, porque la de Arenas es un tanto impersonal como si fuera un centro comercial.Pretendía ir al cine después pero cambié de planes para ver en la tele la copa del rey de baloncesto.Básicamente no me daba tiempo. El partido no estaba sentenciado,iba tan igualado que pasaba de la desesperación a la euforia.Menos mal que al final tras prórroga mi equipo, la Penya, se metió en la siguiente ronda.

Hoy sí que me afectó el chaparrón de hace dos días y me pasé todo el día con la nariz pingando.Intenté aguantar sin tomar nada porque quería ir a donar sangre la semana que viene pero acabé tomando unos "ilvicos".Al salir de currar lo lógico sería ir a casa y meterme en la cama pero tenía una doble alternativa cinéfila en el Cgai.A las seis proyectaron "Wassap Brothers" de Larry Clark.Narra un viaje de site skaters latinos y "ramonianos" del gueto hasta Beverly Hills con la única intención de patinar.Pero se toparan con los racistas y clasistas de turno y la vuelta será más complicada como si fueran los siete magníficos, van perdiendo compañeros por el camino.Hacen amistades muy curiosas y les ven como si fueran lo más cool.El retrato social de su viaje iniciático a la madurez aporta más luces que sombras, prevalecen otros valores por encima del dinero y además las veloces secuencias en monopatín acompañadas de música punk son dignas de mención.La pausa de media hora entre películas fue aprovechada para tomar el aire y ver las novedades de la biblioteca infantil y juvenil.Luego llegó la siguiente película. Era de "Waking Life" de Richard Linklater, uno de mis directores favoritos.La propuesta era muy interesante.Trata sobre un chico que se despierta y realmente no sabe si todavía sueña o es la realidad.En su recorrido se va encontrando con diversos personajes que van disertando sobre contenidos filosóficos y existenciales o simples anécdotas que ayuden al personaje principal en su camino hacia el final del sueño.Todo ello valiéndose de la animación,filmando primero en formato digital y luego encargando a un grupo de artistas para pintar por encima los fotogramas.Entre las conversaciones que surgen hay una especie de cameo y guiño cinéfilo cuando aparecen Jesse y Céline, los personajes entrañables de "Antes del amanecer" y "Antes del atardecer" interpretados por Ethan Hawke y Julie Delpy que tienen una de esas charlas en la cama, donde nunca les vimos.Da la sensación de que tanto el protagonista como los espectadores asistimos a los variados discursos de cada especialista que resultan un tanto excesivos por demasiado intelectales.Produce una sensación de parecer tonto cuando las citas o las frases no les coges toda la esencia.Además el sorprendente final se convierte en una pieza más del rompecabezas que invita a reflexionar y dejarla reposar para un posterior visionado dentro de unos años, posponiendo la ligera decepción que la deja en un siete raspado.
Lo mejor que podía hacer al salir era cenar algo y meterme en la cama evitando la reflexión en una cabeza que necesitaba descanso para luchar contra una posible gripe.

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