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miércoles, agosto 10, 2005 

Mis cinco segundos de fama

Hoy es el gran día, recibo mi primer premio por escribir, no es el Planeta pero me basta. Con el paso de los años me he dado cuenta de que mi vocación frustrada adolescente no era la de ser periodista si no que en realidad quería ser escritor. Siempre he escrito cosas desde las típicas y horrorosas poesías de amor juveniles hasta relatos, crónicas de viajes y diarios más o menos íntimos. Ya puedo decir que planté un árbol (aunque duró unos días porque me lo arrancaron), escribí un libro (bueno han sido un cuento y dos cartas al director) ahora solo me falta el hijo si el síndrome de Herodes que me entra en verano en la playa me lo permite alguna vez y si la ciencia avanza o alguna chica (de esas de mi edad que piensan que se les pasa el arroz) está por la labor. Esta simbólica entrega de premios me trajo las dudas de los finalistas como: qué me pongo, me afeito o no. Aunque probablemente no se vuelva a repetir pero, por si acaso, recordaré que no me afeité, me puse mi color favorito, estrené calcetines y no me eché colonia. Preferí no decírselo a casi nadie porque en esto de los premios la gente hace una montaña de un grano de arena aunque mandé un correo a parte de mis amigos. Prefiero imaginar la sorpresa de los conocidos cuando vean las fotos en el periódico.
Pasé la mañana durmiendo y asimilando la agenda de la tarde. Me leí el cuento por primera vez desde que lo envié por si me preguntaban algo concreto. Por la tarde estuve viendo cosas atrasadas en el video para distraerme hasta que salí hacia la feria del libro. Llegué justo a tiempo y no veía a nadie conocido, menos mal porque no quería que me hicieran los coros o la ola. Me senté esperando el momento. Una señora me preguntó si estaba libre el asiento de al lado, le dije que sí sonriendo, era mi madre. Después llegó Cristina P. yo pensaba que estaría en Escocia. Hablamos, me cuenta que todavía no se ha ido y que ha participado como jurado, no me queda más remedio que decirle que mi participación ha sido distinta. Me presento a Pedro Ramos y me informa como será el acto. Hace una breve introducción acompañado de Lino Braxe, agradecen a todos su presencia y presentan al jurado, aparte de Cris conozco a la de la Librería Colón (creo que se llama Begoña). Comienzan a nombrar a los finalistas y ganadores pasando a entregar el lote de libros y leer el relato. Pocos se atreven a leerlo dejando el honor a Lino Braxe o parte del jurado. Llega mi momento, consigo no tropezar y les doy la mano, débil y sudorosa, mientras declino leerlo por los nervios y la incapacidad para entonar como es debido. Mientras una señora del jurado lo lee, la observo y escucho para no sentir que me están haciendo fotos. Por fin me siento, observo los tres libros de antología de cuentos (qué original) y me sumerjo en el resto de relatos. Me parecen mucho mejores que los míos, más elaborados y correctos, no comprendo como me pudieron dar un premio. Me consuela ver que la mayoría es gente mayor que yo. Hay un ganador que no aparece pero dan por finalizado el acto y nos hacen varias fotos de grupo en las que aprovechamos para felicitarnos entre todos. Mamá se va y le pido que se lleve los libros. Saludo a Cristina que está con sus padres y Cristóbal. Me proponen quedarme hasta las nueve a una presentación de un libro “Lume” en el que colaboraron Cristóbal y Xaquín. Acepto y vamos juntos a tomar unas cañas. Cris no puede evitar contar la anécdota de sanjuán a sus padres. Le envío un mensaje a Álvaro que me llama y decidimos vernos cuando acabe todo. La variada conversación transcurre entre setas, fanzines y Vips. Volvemos a la feria recordando la común adicción al Sudoku y las ventajas de vivir en ciudades pequeñas. Para la presentación se suponía que iban a organizar una queimada pero al final no pudo ser y todo fue muy breve. Cristóbal nos regala un ejemplar a cada uno que incluye una cerilla (todo muy simbólico).Hora de despedirse con la esperanza de poder vernos en un día “normal”, no a través de diversos acontecimientos (conciertos, fiestas, presentaciones) como hasta ahora.
Llamo a Álvaro que baja para tomar unas tapas. Tras una corta deliberación optamos por probar en A Nova Pataca donde el camarero borde nos recibirá sin una sonrisa. Nos tomamos tres tapas cada uno y decidimos pasear para aligerar el cuerpo. Probamos unas dosis de coruñesismo y postureo al visitar el Centro de Ocio del Puerto, que nos causó una primera impresión de ser demasiado pequeño y vulgar, nada especial que lo distinga de otros. Con el estómago lleno rodeados de locales de comida, caímos en la tentación de probar la recreativa del Time Crisis 3 recordando batallitas virtuales hace años con las ediciones anteriores de este juego. Huimos de allí en cuanto se nos acabaron las monedas porque sería muy peligroso ir a por cambio, estábamos enganchados. Para quitarnos el mono entramos en el Canal St para bebernos la última. Mañana vuelve Raquel y tienen planes para la noche pero no sé si nos veremos. Yo pretendía pasarme por la calle de la Barrera en la “noche de los corazones rotos” y convencer a Tóni o Sergio para que se apuntaran conmigo.

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