« Home | Bucle playero gastronómico » | Light my fire » | Domingo rebajado » | Llegada inesperada » | Odeon presenta » | La siesta impredecible » | Dos nombres con el mismo santo » | Esplendor » | Domingo campestre » | A una butaca pegado » 

jueves, julio 07, 2005 

Contrastes

Hoy empieza san Fermín, esa fiesta-jolgorio navarra y universal pero excesiva según mi punto de vista. Tengo que reconocer que odio la “fiesta nacional” pero me encanta ver los encierros porque es el único momento en que hombre y toro están frente a frente sin ayuda externa de por medio. Otro año grabando y viéndolo después de comer con mi madre gritando, viendo a los habituales “ahí va el calvo, mira el de la camiseta de rayas, ese guiri despistado…” y buscando en un alarde de patriotismo la camiseta del Depor o una de Monte Alto (ya sería lo máximo).
Esta mañana me despedí de mis patillas, otra vez me calló alguna lágrima mientras me las afeitaba y volvió esa sensación de tener mejillas. La mañana transcurrió tranquila hasta que la casualidad me hizo escuchar las noticias de las doce por la radio en el almacén: atentado en Londres. Cuando escuché los detalles estaba seguro que por la zona y la hora era imposible que le hubiera pasado algo a mi hermana. Llamé a mi madre para intentar tranquilizarla, me fue difícil pero creo que lo conseguí, aunque ella no había conseguido hablar con mi hermana. Como mi madre estaba todo el rato con el teléfono mi familia empezó a llamarme al móvil para saber algo. Incluso hubo varias veces que hablaba por dos líneas a la vez, llegó un momento en que no sabía si la tecla roja era la de colgar o descolgar. Todo esto intentando seguir con el trabajo. Por fin, mi madre me llamó para decirme que Lucía estaba bien, no había salido de casa y tenía el móvil apagado. Volví a llamar a los que me habían llamado pero hubo un rato de mucho curro, tuve que parar de llamar y se me olvidó avisar a mi padre que me llamó para comer juntos y me echó una merecida bronca.
Después de comer iba hacia la playa porque a las seis tenía cita en Fatall para cortar el pelo, me encontré con Alex y Marta que me liaron aún más y cuando iba a la bajada Santos subía y le convencí para que bajara un rato conmigo. Cambiamos de zona y pudimos ver el paso del tiempo en una zona de vecinos y vecinas.
En la peluquería no estaba Oscar y me lo cortó ella. Mi intención era cortarme bastante por detrás y por los lados dejando por arriba algo de mis rizos pero me dejé llevar por la intuición femenina y cuando salí del trance tenía el pelo tan corto como una vez a los 17 o así. Además le pregunté porque no me cortaba las cejas como Oscar y me dijo que era más partidaria de quitar algunas escogidas con pinzas y allá fue (tanto dolor para tan poco efecto).Descubrir que se puede vivir sin patillas y que el cuello y la nuca existen es un gran paso adelante para incorporarse al mundo de los normales (adiós físico al mundo freak).
Llamé a Santos al salir, había quedado en un cuarto de hora con Tóni que lo venía a buscar en coche y me apunté. Pasé por casa para pasarme un agua y quitarme los pelillos; cambiarme de ropa optando por ponerme mi camiseta con grafía árabe para recordar a los intolerantes que no todos los árabes son musulmanes ni todos los musulmanes son terroristas. Fuimos a la cafetería de la universidad a tomarnos unas colas en la terraza (la mía sin limón por supuesto a pesar del vacile subsiguiente).Más tarde, me acercaron al CGAI para ver Sideways de Alexander Payne. Es más conocida por su traducción “Entre Copas”.Cuenta el viaje de dos amigos, en edad para sentar la cabeza, por los viñedos de California durante una semana para “celebrar” la cercana boda de uno de ellos. Son antagonistas; uno rico, fuerte, guapo, sexy pero sin cerebro (parecido físico con Arnold Swazenegger), y el otro pobre, feo, gordo pero tan culto y experto en vinos que resulta algo cargante pero adorable (físico cercano a Hommer Simpson). Por decirlo claramente uno solo piensa con la polla y el otro solo con el cerebro. La de veces que he intentado dejarme llevar por mis instintos primarios pero siempre aparece el cerebro que tiene algo que decir y me devuelve al mundo de los analizadores compulsivos. La película es muy divertida porque la “química” entre los dos mundos es muy intensa y propicia situaciones tragicómicas cercanas al espectador. Me temo que caeré en la tentación de comprar el DVD. Si todo este amalgama de sensaciones se acompaña con la presencia en la sala de la chica que te sonríe y mira para el suelo (y tú le devuelves la sonrisa) varias veces a la semana en el camino desde la parada del bus hasta casa y que has visto por primera vez fuera de vuestro ámbito y resulta que también se ha cortado el pelo e intenta no verte pero le dice a sus amigas que te miren durante la proyección; hace que te suba el ego y te vuelvas a preguntar si dejaras de ser tan cerebral alguna vez y te dejaras llevar. Sales con una sonrisa buscando un cruce de miradas que no se produce y cuando vas hacia casa te cruzas con Lucía, que no habías visto en el cine pero que también había ido, alaba tu cambio de imagen y os pasáis diez minutos hablando de la peli, las vacaciones o los planes del próximo finde. Le comento que iré a Ons o As Cíes unos días y volver a hacer nudismo y me dice que estuvo sola el año pasado, se lo pasó genial y estuvo en la nudista. Vas para casa con la idea presente de que el carpe diem o el amor tienen que volver a instalarse en tu vida y sueñas con dejarte querer por una loca.

Powered by Blogger
and Blogger Templates