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viernes, julio 29, 2005 

Ataque masivo vs. Comportamiento pasivo

La llegada de Álvaro con las jornadas gastronómicas sucesivas merece una ración de gimnasio mañanero. Vuelta a casa para dejar la bolsa y volver a salir hacia el Gasógeno donde había quedado con mi padre, hermano y diversos primos (los de Alicante y las de Brasil). Tras las presentaciones y diversas puestas al día, nos separamos de la sección alicantina y fuimos a La Masía a comer con Marisa y su hija Sabrina (las de Brasil). Me acordé de coger los Cds para dejárselos a Carol después de comer pero no estaba en casa, comía en el Utopía con unas amigas. De regreso a casa me crucé con un antiguo amigo, Dani que seguía más o menos como siempre pero quedó claro que habíamos perdido toda relación, incluso cambió de móvil pero no me dio el nuevo (daré por perdido el disco que le dejé). Otro encuentro fue con el dúo dinámico Jose Leo-Richard sin nada interesante que destacar. El resto de la tarde la pasé en casa, con llamada a Marta parafelicitarle su santo y sin noticias de Álvaro que no estaba en casa de sus padres. Recibí una llamada de Tóni con cita incluida (a las ocho en La Bottega con Sergio) a la que acudí. Como era el último día de la Feria Medieval decidimos ir. Allí me timaron unos maravedíes a costa de una pizza artesana y de postre opté por un trozo de tarta de chocolate con mermelada de fresa en el interior (que me recordó a épocas de cumpleaños infantiles) y por otro de tarta arroz con leche. El paseo, los empujones y la bola que giraba y no caía nos hicieron sentarnos en el mítico Moreta a tomar unas estrellas. Ya había recibido antes un sms de Juan que estaba con Álvaro, quedamos en vernos a las diez en la última Seoane Session. Fue otra propuesta mía porque pinchaban boogaloo, soul, reggae y funky, una mezcla explosiva en un marco incomparable como la Fundación Luis Seoane. Mis incrédulos amigos pensaban que no iba a haber nadie pero allí estaban (aparte de Juan y Álvaro): asiduos del Bar de Juan (con el propio Juan en la barra) y allegados como Flashback; a los platos Dj Arturo Lezcano Jr con (¿su ex?) Carmela de aquí para allá, Cristina “Qué” con la que hablé un rato y me dijo que se iba a Escocia de vacaciones; también estaban unas antiguas compañeras mías de la universidad Susana y (creo recordar) Sumaia a las que no dirigí ni una palabra aunque llevaba varias cervezas y estaba algo ciego. La interesante sesión acabó demasiado pronto y pasamos por el Bombilla para que comieran algo, momento aprovechado por Juan para marcharse. Después estuvimos en otro local sin nombre de la Barrera y en la terraza de la Taberna del Buda adornada con velas y con improvisado flamenco en su interior. Todo ello nos empujó al Patachím demasiado temprano. Mi intención era tomarme unas cervezas, bailar un poco y ver si aparecía alguien conocido. Sin embargo parecía que nos encontrábamos en una misión secreta cuyo objetivo era el acoso y derribo de Lucía. Por allí apareció ella con Eva e Item (compañía masculina = misión abortada) y comenzó la primera oleada de ataques con Sergio de kamikaze y Álvaro calentando motores mientras Tóni y yo flipábamos desde la supuesta base. Las intenciones de Sergio eran tan claras como propias, en cambio Álvaro estaba en ello con la única intención de ayudarme (sin que yo le hubiera pedido nada). En tal situación me encontraba que me mantuve al margen sin importarme lo que hicieran los dos, incluso dándoles la espalda .Llegaron conocidos, que me sirvieron para evitar observar el campo de batalla; como Miri o Dani (breve charla), el grupo de las Cuba con Reme, Patricia o Sole (simple saludo), o Cristina “Qué” (sin nadie más conocido por lo que pasé de interrumpirla).Tóni decidió que tras el fracaso de Sergio lo mejor era irse y se lo llevó dejándome solo con Álvaro. Seguí con una especie de patético orgullo y prejuicio para acercarme a saludar (si ellas me habían visto y no se acercaban porqué tenía que arrastrarme yo) llegando Álvaro a gritarme que me diera la vuelta (¡¡Pablo date la vuelta!!) tantas veces seguidas y tan fuerte que un tío que estaba al lado me llamó por mi nombre y me pidió por favor que le hiciera caso que le estaba dejando sordo. Decidí aprovechar para ir a la barra y hablar con Eva que me encontró raro, después hubo una especie de aclarado dejándome a Lucía delante, tendría que hablar con ella y hasta disculparme por mis amigos pero en vez de hablar de mí me puse a hablar de Item y se acabo yendo con él porque estaba solo (vale, se lo puse en bandeja pero no hizo nada por evitarlo). Me puse a bailar en la tarima como terapia con Reme y para evitar al pesado de Álvaro. La caja de sorpresas musical de Juanjo puso la pegadiza “Nada Fue Un Error” que me sonó más patética y profética que nunca mientras Lucía y compañía ya se habían ido. Me tenía que haber marchado mucho antes porque mañana me recogen a la una para la comida familiar anual en mi aldea; pero mi amigo me arrastró hacia el Mardi Gras. Ya no aguantaba más, no sé si buscaba resolverme la vida o estaba tan pasado que no se enteraba de nada pero el caso es que llegó al extremo de mendigar una copa con la mano llena de insuficientes monedas sabiendo que me quedaban varios billetes en el bolsillo. Fue la gota que colmó el vaso si quería seguir haciendo el ridículo que lo hiciera él solo, lo deje allí sin ningún tipo de remordimiento y me fui para casa. Eran las cinco y ya debería estar durmiendo hace unas horas.

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