Adiós a compartir
He continuado aislado de la vida nocturna debido a mi mudanza.He perdido la cuenta de los viajes que hice durante la semana pasada,Panaderas arriba-Panaderas abajo.La cuenta atrás me obligaba a dejar vacío el piso compartido antes del viernes,por si acaso no me daba tiempo conseguí una prórroga hasta el sábado pero no hizo falta.
Compaginé las idas y venidas con minutos de descanso dedicados al basket y al rugby.Descubrí el ambientazo del "Cañahueca",santuario del rugby coruñés y donde ponen todos los partidos,incluso los de la hora de comer.
La mudanza es un parto doloroso,no solo físico (brazos,piernas y espalda destrozados) si no también emocional,abandonas lo compartido y te llevas los recuerdos y del reparto de cosas comunes te tocan cds y libros que no sabes si quedártelos,tirarlos o venderlos (aprovechando que tengo el Rastro a la vuelta de la esquina)sobre todo porque algunos están repetidos.
El deporte por televisión me dejó momentos imborrables como los diez últimos minutos del partido de rugby entre Fidji-Japón con los nipones haciendo 14 fases de ataque continuado;la remontada de Grecia contra Eslovenia (con la belleza rubia helena entre el público);la caballerosidad del equipo sudafricano con el inglés Jason Robinson al caer lesionado y no ir a por él,el drop portugués ante los Allblacks sin importar que les metieran más de cien (y yo estrenando la camiseta de los kiwis);la pelea infructuosa de Georgia con los irlandeses,el último set de España frente a Rusia en voleibol(Rafa Pascual ese hombre);la final del Eurobasket con el amargo sabor de la derrota en el último segundo ante otra Rusia y por último sentir la emoción de una chica francesa sentada a mi lado cuando su primo consigue un ensayo con la selección gala.
Me quedan más cosas no deportivas que contar como el viaje que no hice con los Inercia hasta Porto al Ikea (me trajeron el wok),la incompatibilidad de horarios entre rugby,baloncesto y la visita al cgai,la inauguración del nuevo Kismet a la que ni fui ni me invitaron (y se supone que lo harían y no por conocer a la que lo entrevistó en cierto periódico con suplemento dominical de bodas,bautizos y comuniones),la sobremesa de domingo con mi padre rebuscando en el armario botellas de licores varios con diversas joyas como un vodka Stonislaya de hace veinte años o un licor 43 cuya etiqueta no reconocería ni meglioilmare,la despedida de mis visitas domingueras resacosas al Marfil (cierran por vacaciones y cuando regresen ya no viviré tan cerca de allí para poder pasarme)y podría seguir,por ejemplo hablando de los defectos y virtudes de mi nueva casa o de que también eché de menos no salir y no poder verla.
Hoy entregué las llaves del piso compartido y me devolvieron la fianza que me gastaré durante la semana en una tele y el welcome pack de la fnac.Ahora subiré a mi casa para seguir limpiando y ordenando hasta hacerla habitable(cuento con conseguirlo esta semana y dejar de nuevo libre la habitación del hogar materno)y como hay jornada de descanso de balón oval, a las ocho volveré al cgai.
Compaginé las idas y venidas con minutos de descanso dedicados al basket y al rugby.Descubrí el ambientazo del "Cañahueca",santuario del rugby coruñés y donde ponen todos los partidos,incluso los de la hora de comer.
La mudanza es un parto doloroso,no solo físico (brazos,piernas y espalda destrozados) si no también emocional,abandonas lo compartido y te llevas los recuerdos y del reparto de cosas comunes te tocan cds y libros que no sabes si quedártelos,tirarlos o venderlos (aprovechando que tengo el Rastro a la vuelta de la esquina)sobre todo porque algunos están repetidos.
El deporte por televisión me dejó momentos imborrables como los diez últimos minutos del partido de rugby entre Fidji-Japón con los nipones haciendo 14 fases de ataque continuado;la remontada de Grecia contra Eslovenia (con la belleza rubia helena entre el público);la caballerosidad del equipo sudafricano con el inglés Jason Robinson al caer lesionado y no ir a por él,el drop portugués ante los Allblacks sin importar que les metieran más de cien (y yo estrenando la camiseta de los kiwis);la pelea infructuosa de Georgia con los irlandeses,el último set de España frente a Rusia en voleibol(Rafa Pascual ese hombre);la final del Eurobasket con el amargo sabor de la derrota en el último segundo ante otra Rusia y por último sentir la emoción de una chica francesa sentada a mi lado cuando su primo consigue un ensayo con la selección gala.
Me quedan más cosas no deportivas que contar como el viaje que no hice con los Inercia hasta Porto al Ikea (me trajeron el wok),la incompatibilidad de horarios entre rugby,baloncesto y la visita al cgai,la inauguración del nuevo Kismet a la que ni fui ni me invitaron (y se supone que lo harían y no por conocer a la que lo entrevistó en cierto periódico con suplemento dominical de bodas,bautizos y comuniones),la sobremesa de domingo con mi padre rebuscando en el armario botellas de licores varios con diversas joyas como un vodka Stonislaya de hace veinte años o un licor 43 cuya etiqueta no reconocería ni meglioilmare,la despedida de mis visitas domingueras resacosas al Marfil (cierran por vacaciones y cuando regresen ya no viviré tan cerca de allí para poder pasarme)y podría seguir,por ejemplo hablando de los defectos y virtudes de mi nueva casa o de que también eché de menos no salir y no poder verla.
Hoy entregué las llaves del piso compartido y me devolvieron la fianza que me gastaré durante la semana en una tele y el welcome pack de la fnac.Ahora subiré a mi casa para seguir limpiando y ordenando hasta hacerla habitable(cuento con conseguirlo esta semana y dejar de nuevo libre la habitación del hogar materno)y como hay jornada de descanso de balón oval, a las ocho volveré al cgai.
