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lunes, enero 16, 2006 

Ocho y medio

Se hace duro empezar una semana así, tras un finde casi perfecto la vuelta al trabajo supone darte de bruces con la realidad. Sobre todo si te encuentras con que la tortilla ha dado la vuelta tan rápido que no has tenido tiempo de sujetar la sartén. En efecto, los días tranquilos en el curro acabaron para dejar paso a una mañana infernal donde la mercancía no paraba de entrar y salir; encima teníamos menos gente disponible porque la gripe sigue causando estragos. Menos mal que sobre la una se calmó la cosa. No está mal para empezar estas cinco horas duras que se repetirán con mucha frecuencia por lo menos hasta el verano.
Como compensación a esa jornada agotadora me “machaqué” en el gimnasio (mierda solo voy dos días a la semana y ya empiezo a usar la jerga culturista). Dejé la bolsa en casa y cené un bocata. Me había dado tiempo a todo, pude salir tranquilo al Cgai para ver “8 y ½” de Fellini.
Deseché leerme algún dossier sobre la película o el autor, apenas ligeras pinceladas sobre su obra para dejar lugar al placer del descubrimiento y la sorpresa. Es difícil sorprenderme porque a estas alturas he visto bastante cine aunque me falten muchos de los clásicos pero cuando topas con un genio o un maestro como éste te das cuenta de lo mucho que te queda por ver. Cada plano estaba perfectamente estructurado, cada nota musical creada por su inseparable Nino Rotta consigue reforzar cada secuencia, encajar perfectamente las ideas surrealistas con el argumento; conseguir hacer una película coral donde cada uno de los intérpretes sabe que su presencia es igual de importante sea cual sea su papel, por no hablar de su capacidad para plasmar la idea del “cine dentro del cine” y rodearse de un equipo capaz de trabajar delante y detrás de las cámaras todo ello se consigue a base de imaginación, talento y muchas horas de trabajo.
El mito de Fellini y las mujeres se muestra en esta película con todo su esplendor, tiene la habilidad para reconocer ese detalle que las hace diferentes de las otras: una mirada, una sonrisa, una voz, un estilo, una actitud o simplemente alguna parte de su cuerpo que hace que su presencia resulte inolvidable.

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