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viernes, octubre 21, 2005 

Arrebatos

Semana llena de contrastes: frío y calor, lluvia y sol, síntomas de gripe y salud excelente. La huelga de transportes se extendió al resto del estado aunque todo parece indicar que acabará pronto. Los productos volverán a llenar las estanterías para colmar las ansias consumistas del pueblo llano impulsado por los hilos del mercado manejado por los que son cada vez más ricos. Hoy ha sido un día de trabajo bastante duro porque ha entrado mucha mercancía pendiente y quería dejarlo todo listo antes de coger los días que me quedan.
Comienzo unas vacaciones hasta el día 2, no me moveré de aquí aprovechando el tiempo para la renovación del vestuario invernal, cortar el pelo y ayudar a arreglar el trastero familiar. Puede que haga una escapada cercana y de un día con Tóni y Sergio. Mis planes de hace un mes de ir a Madrid los he cambiado por falta de ganas y por no tener noticias reales o directas (no virtuales) de los amigos residentes allí.
Volviendo a la huelga, también sigue causando estragos en la distribución de películas obligando a cambios en la programación que trastocan las agendas de los más cinéfilos.Sólo he visto esta semana la mítica “Arrebato” de Iván Zulueta, esta tarde en el Cgai. Me chocó la escasa media entrada y la presencia de algunos pre-adolescentes (habituados a los multicines) sorprendidos por el silencio de la sala de una filmoteca e intentando llegar a comprender los entresijos de una obra maestra mitificada por sus hermanos mayores o incluso padres. Llevaba muchos años negándome a verla en otro sitio que no fuera una pantalla de cine a pesar de lo comentado por las revistas o los familiares o amigos que me ofrecían sus copias. Todo lo anterior me influyó a la hora de valorarla en su justa medida, había puesto unas expectativas tan altas que se podría decir que me decepcionó por momentos. Como tantas veces el mito se hace grande no solo por su calidad incuestionable si no por las circunstancias que le rodean como en este caso el contexto social de la época o la trayectoria vital posterior de su director.
Mi vida social continúa estancada, salvada por encuentros fortuitos y algunas visitas al gimnasio. Esta noche de viernes la pasaré viendo el primer capítulo de la serie "Joey" (el de Friends) en la Fox; seguido de otro estreno en Documanía, el primer episodio del documental "El Mundo del Hip-Hop". Teniendo en cuenta que no era mi personaje preferido de Friends (además me quedé en la sexta temporada) y que el rap y todo lo que le rodea es algo que detesto, dan buena muestra de la situación. Mi madre me pregunta porqué no salgo y empieza a estar preocupada por mi vida hogareña, hasta mi vecina Maria José y su amiga (asiduas del Pata y mayores que yo) me dicen que ya no se me ve nada por ahí. Ni otra “noche de los corazones rotos” en la Barrera hace que la cambie de planes.
Como todo no va a ser apatía terminaré con una anécdota curiosa. El otro día pude ganar algo de dinero pero en lugar de actuar fríamente preferí que el espíritu de los jóvenes castores o del buen samaritano se apoderara de mí. Cuando pasaba por delante de un cajero que estaba al aire libre, escuché un pitido continuo que venía desde allí y me acerqué para ver la pantalla: ¿Desea realizar algún otro movimiento? Sí/No. Tengo que reconocer que durante algunas milésimas de segundo estuve a punto de contestar afirmativamente pero analicé la situación: una calle muy transitada, quiosco detrás con posible testigo, mis huellas en el teclado o el bochorno del regreso inesperado del dueño que me pillara in fraganti... demasiadas cosas en contra como para arriesgarme sabiendo que la tarjeta tendría limitado su importe a unos 300 euros que no me iban a resolver la vida.

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