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jueves, octubre 27, 2005 

Acabo de soñar

He tenido uno de esos sueños redondos en los que se mezclan varias situaciones inconexas formando un todo que lo hacen inolvidable.Me acabo de despertar dejándolo a la mitad para poder escribirlo antes de olvidarlo; de hecho me está costando pulsar las teclas a una hora en la que debería estar saliendo de casa para ir a trabajar si no fuera porque estoy de vacaciones.
No sé cómo llegué allí pero me encontraba en un cine grande y de butacas rojas, con pinta de sala comercial y abarrotado,puede que estuviera solo como ocurre en la vida real pero no estoy seguro.De lo visto en la pantalla no puedo decir mucho, eran varios cortos y lo que alteró el silencio fue un grito anónimo que protestaba porque faltaba un corto asiático de siete minutos.
Abandonamos la sala y la puerta nos lleva a la pista vacía de una gran discoteca con estética años setenta con blancos y negros, taburetes y barra de cuero y camareros de pajarita.Me encuentro con dos chicas conocidas, con una hablo mientras la otra va hacia la barra donde mira un vaso usado edición limitada de una marca de refresco de cola pero escrito en árabe. Nos acercamos,dejo mis gafas de pasta empañadas sobre la barra y le enseño lo que dice.
Aparece un camarero delgado y borde que me quita el vaso de las manos y comienza un tira y afloja para intentar convencerle de que me lo dé y ganarme a la chica pero resulta imposible. Ella sonríe, pestañea,se pone mimosa y hace que vuelva a intentarlo con otro más accesible, el típico gordo bonachón y sudoroso.Me acerco a él con la excusa de recuperar mis gafas que se funden con la barra y me resulta difícil verlas. Me lleva a un rincón y me muestra una gran pirámide de gafas de todos los tamaños pero todas negras y de pasta.Las encuentro sin comprender cómo han llegado allí tan rápido, le doy las gracias y le pido uno de los vasos de antes tras comprobar que las chicas no se han ido y me esperan.La mirada y sonrisa cómplice me demuestran que él sabe que mi cara delata que es mi oportunidad y me da el vaso que guardo en mi chaqueta de terciopelo negro, previo control visual de la situación del jefe y de sus compañeros.
Vuelvo y ellas me esperan, la sonrisa de ambas y el abrazo de ella casi revientan el vaso cuando todavía me tiemblan las piernas.Es el momento idóneo para despertarse y acudir sonámbulo al ordenador para escribir todo esto, mientras entra por la ventana el sonido de los coches,la ciudad que despierta, mi nariz gotea y mis pies están helados.Vuelvo a la cama para soñar una segunda parte pero sé que dificilmente podré continuar el sueño que maté por querer despertarme para guardarlo.

Muy chulo tu sueño...

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