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miércoles, abril 13, 2005 

Quiero ser aristócrata

Todos los años por estas fechas me pongo un poco pesado y sentimental en lo político, vuelven los recuerdos de libros leídos en mi primera juventud y otros pendientes. A pesar de que dicen que con los años vas cambiando de opiniones y valores, muchos permanecen inalterables o incluso se refuerzan.Los acontecimientos de éstos días me lo han dejado claro, qué bien viven los ricos. No es que tenga un conflicto de clase y odie a los ricos, no tengo nada contra los que lo han conseguido por su esfuerzo o gracias a la suerte sino a los que lo tienen por su cuna o por explotar a sus trabajadores. Dejando a los explotadores, políticos corruptos y demás gentuza prefiero centrarme en la aristocracia, los duques, marqueses, reyes, condes y demás personalidades que gozan de los mayores placeres gracias a sus orígenes familiares y posesiones. Ahora que están de moda las mansiones de 30 metros cuadrados, me acuerdo de los palacios y chozas similares con personal a su servicio incluido del que disfrutan muchos de los honorables de este país. Aquel chico, ahora casado, que se quiso emancipar como muchos otros a los treinta y tantos pero no tuvo problemas financieros a la hora de buscar una casa asequible. Para reforzar todas estas reflexiones me fui al CGAI a ver una sesión doble. Por un lado, Guernica de Alain Resnais y Robert Hessen que como su nombre indica es un homenaje al cuadro de Picasso y al bombardeo de dicha ciudad. La verdad es que tenía ganas de verlo y no pensaba quedarme a la película pero al final un poco de pereza y de vergüenza de levantarme delante de todo el mundo (pocos lo hicieron yo esperaba más) hizo que me quedara. No me arrepiento, sabía que era buena pero no me esperaba que tuviera tanta categoría. Se titulaba Madame De… de Max Ophuls fue un auténtico placer conocer la vida de los aristócratas con tanto lujo y exquisitez, sus fiestas, sus viejos valores y comportamientos. La cámara se movía como si flotara con una delicadeza sublime y las interpretaciones eran tan majestuosas que llegabas a comprender sus comportamientos. Siempre he tenido ganas de vestirme como ellos en una fiesta de disfraces donde bailar vals y similares, pero no suele haber por aquí ese tipo de fiestas temáticas.

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