Domingo de nostalgia
Es una sensación extraña ver que eres el primero en levantarte de toda la casa, un domingo. Visto que no puedes soportar dormir más de 10 horas, te levantas te duchas y decides salir a la calle a tomar un café, comer algo y leer algún periódico. Eliges ir al Macondo y está cerrado, La Bottega también y acabas en Bonilla tomando un chocolate con churros que te recuerda aquellos sábados que acababan allí desayunando antes de irse a casa a dormir. Después te acercas a los jardines a ver el stand de Intermón y te acuerdas de los otros “Días de La Esperanza”, de la gente que te acompañó y de lo que hiciste. Los años en que tenías tiempo para colaborar y no diste el paso y ahora solo colaboras con dinero porque no tienes tiempo. Entonces se acerca una voluntaria a hablar contigo para conseguir socios y te pasas casi media hora hablando con ella de las organizaciones, la educación, la inmigración, el medio ambiente, la vida que nos espera y te dice que todavía tienes mucho que ofrecer que le has alegrado el día y que le ha encantado hablar conmigo y que me anime a pasar por la sede. Un señor nos interrumpe y la dejo seguir con su labor, me sentía culpable por haber ocupado un tiempo que podría haber utilizado en convencer a otro, nos dimos las gracias sin palabras con la mirada. Seguí mi camino hasta la Fundación Caixa Galicia donde tenía pendiente ver la exposición de las Brigadas Internacionales, me volví a emocionar y sentí nostalgia del futuro perdido de haber ganado la Guerra Civil y los años perdidos de atraso que fue la dictadura. Otro largo paseo hasta casa para grabar la carrera de coches mientras te vas a comer fuera con tu padre y tu hermano. Vuelves, ves la carrera, gritas y te emocionas con la victoria de Alonso y te crees que el partido del Depor también será igual pero dos horas después sabes que no ha sido así, que se acaba un ciclo y echas de menos el espectáculo de otros años y piensas que os diréis Walter y tú en el CGAI la próxima vez que os veáis.
