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domingo, julio 23, 2006 

Treinta y dos

Primera semana de vacaciones, plena de acontecimientos y preparativos para viajes que han dejado algo olvidado este diario virtual.
Lunes y martes algo solitarios y marcados por el cine y las fallidas jornadas de playa (con tormenta de verano incluida en plena siesta). Empecé la semana acercándome a los cines Yelmo de Los Rosales para ver “V de Vendetta”de James McTeigue, adaptación del cómic de Alan Moore que descubrí gracias al antiguo blog del jovenivan, pero que no llegué a leer.
Aunque dicen los entendidos que no es del todo fiel al original, me ha gustado mucho tanto el propio argumento como la interpretación de los actores, esto último causado por el placer de poder escuchar los matices del inglés británico en las voces originales. Pero hubo algunas cosas que no me gustaron como los efectos “made in Wachoski brothers” (o como se diga) y que la película empezara quince minutos tarde. Llevar años para ver en cines comerciales algo en versión original no quiere decir que traguemos con todo.
El martes fui al Cgai a ver “Honor de Cavallería” de Albert Serra que la presentó con “agradecimientos especiales” al garciano Oti y otros críticos conocidos que no han sabido comprender las mutaciones del cine actual. Basta un puñado de personajes, unas localizaciones bastante sencillas y un guión quijotesco de lenguaje evolucionado para mostrarnos que para hacer buen cine, sea catalán o de cualquier otro lugar, no se necesitan grandes presupuestos simplemente dosis de talento bien repartidas.
El miércoles fue una jornada muy especial centrada en dos cumpleaños, dos regalos, una fantástica comida, sobremesa cinéfila seguida por un paso por el “Macondo” que sirvió para que alguien quedara descartado por un sms y culminó incorporándome a un recorrido culinario que me llevó por el “Prada a Tope”, “Casa Rita” y el descubrimiento del nuevo “Anduriña” todo ello regado con copas de mencía. Finalmente los abandoné cuando buscaban el postre perfecto encaminándome al Patachím para celebrar con unas cervezas el segundo cumpleaños y el reencuentro lleno de dibujos, navajas y quesos.
El jueves tocó coloquio en el Cgai acerca del DVD con representantes de cuatro de las pequeñas y nuevas productoras surgidas en los últimos años para desgracia de nuestros maltrechos bolsillos y goce de nuestros sentidos. Nos lo pasamos en grande tanto cuando el debate se ponía serio como cuando tocaba destripar al espectador medio. Se nos echó el tiempo encima sin decidir si eran galgos o podencos, “palomiteros” o “talibanes”. Al salir estaba demasiado cansado para participar en el siguiente debate pero acepté comenzar otra ruta gastronómica nocturna.
El viernes nueva sesión de cine y tapas. Primero “La leyenda del tiempo” de Isaki Lacuesta que será, con “Honor de Cavallería”, uno de los títulos peninsulares del año y me imagino que de la década. Retrata varias historias con personajes entrelazados con el cantaor Camarón como deidad que todos veneran. Por momentos se echa en falta que no tenga subtítulos porque no se entiende nada, algo que vengo reclamando al escuchar a los andaluces en los medios de comunicación. Después tapas en “A Franxa” y subida a la feria medieval donde un encuentro azaroso producido por un malentendido debido a que todos nos llamamos Pablo hizo que perdiera a mi grupo reencontrándolo minutos después cuando fuimos a la sesión video-musical de DJ Flashback en las Seoane Sessions donde llegó nuestro querido Xurxo en una de sus visitas fugaces madrileñas.
Ayer me fui a Lugo para celebrar varios cumpleaños con una pantagruélica comida de ocho horas (y siesta de casi tres) en una fantástica casa rural (www.casadebaixo.com), cuyos dueños eran amigos de parte de la veintena de invitados. Momento emocionante aquel de los regalos, aunque les conocía desde pocas horas atrás y no entendía nada, casi lloro al ver las caras de los presentes. Yo solo conocía a una que intentó darme mi regalo antes de tiempo tras nueve veces y, a falta de media hora para la hora bruja de mi cumple, acabé cediendo para recibir un Cd en directo de Belle & Sebastian que no me quedó más remedio que poner para amenizar la cena a base de sobras hasta la una que bajamos a la ciudad para salir. Pero mi anfitriona y yo estábamos muy cansados y aguantamos hasta las dos que nos fuimos a dormir.
Hoy me levanté pasadas las once y esperé hora y media por ella para poder encender el calentador y ducharme. Mientras intenté escuchar mi mp3 hasta que se quedó sin pilas y encendí mi móvil para responder a las felicitaciones pero también se quedó sin batería. Me fastidió tanto que comencé a sentirme mal, el aire caluroso y seco me ahogaba en una ciudad y una casa que no eran las mías mientras el sol del mediodía me daba en la espalda. Me sentía sucio y viejo y comprendí que tendría que aprender a decir que no alguna vez. Será uno de mis propósitos del año. Luego un poco de poesía de Cavafis encontrada en el salón, un recorrido gastronómico, una película juntos, la vuelta en bus a las siete y finalmente, la tarta y las velas con mi madre me devolvieron el ánimo perdido al ver que pasaban las horas y todos me felicitaban menos mi padre que se ha olvidado.
Para culminar la semana saturada de cumpleaños (descubrí que tres chicas que conozco nacieron el mismo día: Patricia, Sara y Lucía) dedicaré la última hora del día en que cumplo treinta y dos años que coincide con el cumplemes del blog, a ver más dosis de reportajes interesantes de cine y guerra civil que nos ofrece la 2 (también he visto los que han puesto en el Canal de Historia de “Las Ilusiones Perdidas” que sería el título alternativo perfecto para este post).

Felicidades, abuelo!

No solo tu padre se olvidó de felicitarte, tb yo....
Felicidades viejuno!!!

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