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jueves, diciembre 01, 2005 

Dog's Bollocks Theatre

Hoy era el gran día. Mi amigo Pepe y sus socios inauguraban su nuevo local, a partir de las diez de la noche con rigurosa invitación. Mi presencia ante la jetset coruñesa era una ocasión propicia para ver y oír como se manejaban las altas esferas de la sociedad en un acto social restringido. El local está bien situado, la decoración en tonos rojizos no es muy recargada, una docena de mesas dispuestas a dos alturas permiten intimidad y a la vez sirven para disfrutar de las actuaciones en vivo en el escenario situado al fondo del local que cuenta con telón y timbre.
Para dicha inauguración contaban con la presentación de Isabel Blanco, la actuación de seis monologuistas y la degustación de grandes bandejas de cerezas y fresas bañadas en chocolate y bebidas variadas.
Llegué a las diez y veinte, había gente pero se estaba cómodo. Saludé a Pepe y a varios conocidos. Fui hasta la barra a beber algo y probar las cerezas y fresas. Me costó más alejarme de las bandejas que llegar hasta ellas. El local se empezó a llenar y dieron paso a las actuaciones. Se veía mucha gente conocida de la TVG y la cara de algún político. Breve presentación de la actriz y presentadora Isabel Blanco que dejó su sitio al primer actor, no me acuerdo de su nombre pero estuvo muy bien, se definía como cuenta-movidas y conectó con el variopinto público a base de humor local, improvisación y gesticulación. Me sonaba de verlo alguna vez en algún zapping de Telecoruña, creo que es uno de los clásicos de mi ciudad. El siguiente monologuista era de Carballo y con buenas dosis de humor local, interactuando con el público pero menos dado a moverse, hizo que se le saltaran las lágrimas a más de uno, como le pasó a la gaiteira Susana Seivane que estaba en primera fila en una mesa. El tercero ya tenía un estilo más diferenciado, sentado en una silla y en tono serio iba soltando comentarios irónicos. Ese tipo de humor inteligente le costaba conectar pero al final lo consiguió.
Aproveché el intermedio para echar un vistazo por ahí y al no ver a nadie salí fuera a llamarles por teléfono pero en la puerta estaba mi amigo Pepe, su madre y su novia. Estuvimos charlando un rato, encendí mi móvil, no tenía ninguna llamada perdida y eran más de las once y media, como todavía quedaba otra hora y media decidí marcharme para casa. Se me hacía muy tarde, iba a perder la calabaza.

¡¡¡ Mucha mierda Pepe y compañía !!!

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