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sábado, marzo 25, 2006 

Cartoonmania: cartoons políticamente incorrectos

“Chinatown, My Chinatown” de Max y Dave, 1929.
El primer corto está dirigido por los hermanos Fleischer y hace un retrato irónico y estereotipado de dos chinos que trabajan en una lavandería. Dibujo muy primitivo pero gracioso. Destacar el empleo de una técnica parecida al karaoke para leer las canciones que yo he interpretado como una burla a la forma de hablar de los asiáticos.

“Betty Boop's Penthouse” de Max y Dave Fleischer, 1933.
Uno de los muchos episodios de Betty Boop dirigido por estos hermanos rivals de Disney. En esta época no la censura posterior y puede verse a Betty en una azotea con una escasa minifalda cantando y bailando ante la lujuriosa mirada de Bimbo y Koko, dos de sus habituales compañeros que logra la transformación de un monstruo en un ser dulce y afeminado que nos recuerda a la escena de Frankenstein y la flor.

“Santa's Workshop” de Wilfred Jackson, 1932.Para la Disney.
La típica escena navideña con la fábrica de juguetes de Santa Claus y toda la cadena de montaje de sus ayudantes. Esta vez la ofensa se encuentra en la cadena de muñecas, con las blancas tímidas y calladas frente a una muñeca negra muy dicharachera.

“Clean Pastures” de Friz Freleng, 1937.
Acusado de racista por solo salir negros estereotipados como vagos, juerguistas que se pasan la vida bailando y bebiendo. Una especie de San Pedro manada a sus ángeles, tan negros como él a buscar otros que quieran ir al cielo. Al final no les queda más remedio que utilizar la música para intentar convencerlos. No siendo un experto en jazz, creo que la música que lo acompañaba era muy buena, entre los personajes representados pude reconocer a Louis Amstrong o a Dizzy Gillespie. Seguro que salían otros jazzmen pero no los conozco.

“Out of the Inkwell” de Max y Dave Fleischer, 1938.
Otro episodio de Betty Boop, esta vez mezclando la realidad y la ficción a través de la magia y la hipnosis de la muñeca hacia un limpiador negro sin ganas de trabajar que se transforma en un veloz trabajador.

“Confederate Honey” de Friz Freleng, 1940.
Es una especie de parodia racista de “Lo que el viento se llevó” en la que los negros no salen bien parados y Escarlata tampoco porque su querido Rhett Butler es Elmer.

“Puss n' Toots” de William Hanna y Joseph Barbera, 1942.
Episodio de Tom y Jerry donde hay ciertos estereotipos como la criada negra o ciertas burlas hacia los chinos a través de nuestro ratón y gato preferidos.

“Boogie Woogie Bugle Boy of Company B” de Walter Lantz, 1941.
Música fabulosa de un corto nominado al Oscar. Es la historia de un chico negro que ingresa en el ejército donde intentará cultivar su afición a la trompeta siendo el corneta del batallón. Pero el corneta nunca podrá conseguir agradar a los demás cuando es lo primero que escuchan al depertarse. Por supuesto no podían faltar los tópicos y burlas en un escuadrón plagado de negros.

“ The Blitz Wolf” de Tex Avery, 1942.
No podía faltar el genial Tex Avery. En esta ocasión es una variación propagandística del cuento de los Tres Cerditos ambientado en la Segunda Guerra Mundial siendo el lobo muy parecido a Hitler. Por supuesto que la censura no actuó en este caso, no les importa lo que opinen los alemanes actuales, continúan exhibiéndolo.

“Jungle Drums” de Dan Gordon, 1943.
Pertenece a la serie de Superman. Comienza con la mítica frase "It's A Bird, It's A Plane, It's Superman!". Nueva vuelta de tuerca poniendo a Lois Lane en peligro al ser capturada por unos negros al servicio de los nazis.

“Japoteurs” de Seymour Kneitel, 1942.
El contexto político social de la época obligaba a buscar una nueva víctima de las burlas de los estadounidenses, en este caso les tocaba a los japoneses y con Superman como salvapatrias frente a los japoneses que habitan en su Norteamérica y espían para Japón.
Sobran comentarios.

“Car of Tomorrow” de Tex Avery, 1951.
Una nueva muestra del humor de Avery, recreando las novedades de un futuro salón del automóvil donde los estereotipos se centran en la mujer al volante. Lo curioso del hecho es que las mayores risas de público eran las de las féminas.

Al salir quedé con Marta en el Macondo, nos estamos empezando a convertir en algo que no fuimos nunca, inseparables. Tengo la sensación de vivir una especie de relación de pareja pero sin sexo, por supuesto. Últimamente hablamos casi todos los días cuando hace unos meses podíamos estar semanas sin vernos. Viejos amigos que se apoyan uno al otro en estos malos momentos retomando una amistad hasta cierto punto abandonada.
En una hora escasa nos pusimos al día, ella se marchó a cenar a casa de Óscar y yo a mi casa a seguir trasnochando en busca de los 1001 discos que escuchar antes de morir.

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