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jueves, febrero 16, 2006 

Funny Games

Hoy ha comenzado la Copa del Rey de baloncesto que junto con el All-Star Weekend de la NBA marcarán el resto de mi semana. Para poder compatibilizarlo con el cine y algún concierto no me quedará otra alternativa que usar el socorrido vídeo y ver unos partidos en diferido. Hoy, por ejemplo, he visto el primer encuentro de cuartos y he salido disparado hacia el Cgai para ver “Funny Games” de Haneke.
La ocasión merecía el esfuerzo, es una de sus obras más reconocidas. Va de una familia burguesa que visita su segunda residencia durante las vacaciones, una lujosa villa en un lugar privilegiado que tiene acceso a un lago. De camino escuchan óperas y juegan a adivinarlas, ironía que nos indica que su nivel económico es parejo al cultural.
Todo parece perfecto, llegan al lugar y saludan de lejos a sus vecinos pero notan un comportamiento extraño pero sin darle importancia. Deshacen las maletas, la madre comienza a preparar la comida mientras el padre y el hijo separan el remolque y llevan el barco al embarcadero para montarlo.
Se acercan los vecinos con compañía, en sus caras notamos que algo no marcha bien. Volvemos a notar algo raro cuando regresan solos los dos chicos que acompañaban a los vecinos, llevan puestos guantes de goma y tienen una actitud extraña. Algo está a punto de suceder, solo hace falta una chispa que desencadene los acontecimientos y ocurre. La familia se ve envuelta en un terrorífico juego del que desconocen las reglas, no escritas y en parte improvisadas. La atmósfera del juego utiliza la música más fuerte de John Zorn como estilete y otros detalles cómicos como que la pareja de anónimos amigos se bauticen como Peter y Paul o Beavis and Butt-Head riéndose de si mismos.
Haneke vuelve a jugar con el tiempo y el espacio, haciendo al público partícipe del juego con interpelaciones directas de los protagonistas, usando el vídeo para modificar la historia jugando con los deseos del público de un desenlace diferente. Hay veces en que piensas que la sala va a quedarse vacía, la gente no soportará esa violencia y dejará el juego pero todos nos quedamos hasta que aparezca el “game over”.

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