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viernes, diciembre 16, 2005 

Cumpleaños con cena en La Paloma

Me levanté fatal, me dolía la cabeza, parecía seguir algo borracho y llegué media hora tarde a trabajar. Encima había mucho curro que consiguió espabilarme más que el café de media mañana.
Comí con mi padre y hermano que me dieron más detalles sobre la llegada el día veinte de mi hermana Lucía desde Londres y mi hermano Andrés desde Canarias. Esté último viene para quedarse y se trae a su novia alemana, desconocida hasta hace apenas una semana, menuda sorpresa general.
Volví al trabajo y decidí quedarme una hora más porque si no empezaría el lunes muy liado, la alternativa de ir a la sesión de las seis del Cgai la deseché porque seguramente me quedaría dormido entre la oscuridad y el silencio de la sala. Tampoco podría ir a la de las ocho y media porque estaba invitado a cenar en La Paloma porque era el cumple de Marian. Aún así me dió tiempo para dormir una ligera siesta y cargarme el segundo vídeo en dos meses (esta vez el de mi padre), creo que me pasaré al grabador digital en formato DVD aunque me lleve tiempo y dinero pasar mis viejas cintas VHS al DVD.
Llegué a La Paloma, local nuevo y pequeño, con aire encantador en pleno Monte Alto. Estaban Marian, Silvia, Marta y Alex tomando un vino. Más tarde llegarían Luci, Paula, Uxía, Fran (creo), Sonia y Bea. La cena estaba muy rica, a base de raciones, pero resultó escasa y pedimos alguna más. No conocía a la mayoría de la gente pero por segundo día consecutivo resultó genial.
La noche prosiguió en la calle de la Barrera, que celebraba una de sus nuevas fiestas en este caso un fin de año anticipado, tomándonos unos vermouths en El Otro. Me crucé con Tonecho, que iba con Fermín, el otro Sergio y Rodri, quedamos en organizar algo si ganábamos mañana el derby. Me despedí de ellos y continué con la gente hacia otro local, el Cachivache donde el dueño, (el pelirrojo Miguel) nos enseño una foto de su hijo recién nacido. Yo seguía cansado y además la noche no prometía grandes juergas, la cosa se fue apagando con un único momento para recordar, ya en plena despedida, la situación tragicómica provocada por una llamada de Uxía al Teletaxi.

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