Bolos corporativos
Hoy era un día especial en el trabajo. Por un lado, podía ser muy duro al tratarse de una víspera de festivo entre semana y por otro, algunos librábamos el viernes y teníamos que adelantar trabajo para ayudar al resto a superar nuestra ausencia hasta el lunes.
Pero lo realmente importante era que teníamos las dos primeras jornadas de nuestra competición de bolos, ese nuevo invento para fomentar el compañerismo. Había cuatro equipos, los premios eran para el mejor y el peor (individual y equipo).Mi equipo era el peor, los formábamos dos novatos (en la empresa y en los bolos) y yo que nunca me he caracterizado por ser tener buena puntería ni ser deportista. Nuestro nombre era muy apropiado “Los increíbles” ya que lo formábamos un miope de brazos delgados, un tío grande de casi dos metros y una chica mezcla de los dos, grande y miope. Panorama desolador a la par que divertido, los demás hacían strikes y nosotros aspirábamos a tirar algún bolo, nuestros strikes los celebrábamos como una hazaña.
En la primera partida casi nos doblaron el marcador, yo conseguí 66 puntos en una remontada espectacular en mis últimas tiradas con mis dos únicos strikes que me llevaron a quitarle el penúltimo puesto individual a mi compañera por un punto.
La segunda partida fue más igualada, conseguimos mantener el tipo hasta más allá de la mitad, llegando a ponerles nerviosos aunque al final nos hundimos, mejoré mi registro anterior consiguiendo 81 puntos.
Analizando lo ocurrido, resultó una buena jornada extra-laboral, pero a título particular creo que la estrategia de mi equipo va a ser luchar por el premio del último clasificado.
Lo importante es participar y divertirse, dicen, pero que te humillen es demasiado.
Pero lo realmente importante era que teníamos las dos primeras jornadas de nuestra competición de bolos, ese nuevo invento para fomentar el compañerismo. Había cuatro equipos, los premios eran para el mejor y el peor (individual y equipo).Mi equipo era el peor, los formábamos dos novatos (en la empresa y en los bolos) y yo que nunca me he caracterizado por ser tener buena puntería ni ser deportista. Nuestro nombre era muy apropiado “Los increíbles” ya que lo formábamos un miope de brazos delgados, un tío grande de casi dos metros y una chica mezcla de los dos, grande y miope. Panorama desolador a la par que divertido, los demás hacían strikes y nosotros aspirábamos a tirar algún bolo, nuestros strikes los celebrábamos como una hazaña.
En la primera partida casi nos doblaron el marcador, yo conseguí 66 puntos en una remontada espectacular en mis últimas tiradas con mis dos únicos strikes que me llevaron a quitarle el penúltimo puesto individual a mi compañera por un punto.
La segunda partida fue más igualada, conseguimos mantener el tipo hasta más allá de la mitad, llegando a ponerles nerviosos aunque al final nos hundimos, mejoré mi registro anterior consiguiendo 81 puntos.
Analizando lo ocurrido, resultó una buena jornada extra-laboral, pero a título particular creo que la estrategia de mi equipo va a ser luchar por el premio del último clasificado.
Lo importante es participar y divertirse, dicen, pero que te humillen es demasiado.
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